Qué marcas con esa cruz de fuego. Tras las puertas, acampan los hombres que derrotaron a su otro. No queda más tranquilidad que la de los muertos que no se levantan para saciar su sed. El trigo ya no arde en el médano como épocas anteriores, pero los ciegos quiebran insectos todavía para celebrar que la ruina es esperanza todavía.
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