viernes, 28 de octubre de 2016

"Octubre de luciérnagas". Fragmento






" No hables. No puedes. Eres un cuerpo lento. El espliego, su olor, me recuerda a ti. La oscuridad es un animal, como tu cuerpo, lento, entumecido, venenoso.

La luz blanca nos obliga a protegernos, a besarnos, a ese roce cómplice con el que yo me sumía en ti, esperando temerte. Sí. Era el temor, el temor a que pasar lo que ha pasado, a no tenerte jamás, a que te elevaras sobre mí, y ya nada condujera a nada, a que estas palabras fuesen meramente las palabras de un duelo, una forma de olvidar que ya no puedes hablar.

No. No puedes. El tiempo, mi tiempo sin ti, el olor a espliego. Temo todo esto que escribo".


https://www.amazon.es/Octubre-luci%C3%A9rnagas-Manuel-Garc%C3%ADa-ebook/dp/B01MFCSVPF/ref=sr_1_1?s=books&ie=UTF8&qid=1477601327&sr=1-1&keywords=octubre+de+luci%C3%A9rnagas
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jueves, 27 de octubre de 2016

Mi nueva novela a la venta. Octubre de luciérnagas.


Gracias a Raquel Caselles por ser la editora de este trabajo y de muchos que vendrán en poco tiempo. Gracias a los fotógrafos Jose Luis Gea Arques y a Pedro Díaz Molins por las fotos de las portadas. Gracias a los lectores por confiar en mí.


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lunes, 24 de octubre de 2016

Hundimiento

La mano se hunde en el hielo. Apostamos que muere el resto del cuerpo, que el hielo vivifica otra sombra, otro hombre que lucha lejos de ese hundimiento.

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sábado, 15 de octubre de 2016

Las exploraciones 2

Tu padre era el canalla del primero. Tu padre es la huella. El estigma. Al que rezas. Al que odias y amas al mismo tiempo. Tu padre eres tú, lo que miras, lo que respiras con orgullo.

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Las exploraciones 1

Todo lo que entregas a esta sombra que nos aguarda formaba parte de tu cuerpo. Ves la luz y la odias, porque temes la verdad de los muertos, el silencio de los muertos, los pasos de los muertos, las páginas de los muertos.


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martes, 11 de octubre de 2016

Una espina en la carne, de Lola López Mondéjar: pensamientos sobre la escritura

  
Portada de Una espina en la carne, de Lola López Mondéjar. / Prismática

  Después de los trabajos de Isabel Paraíso, me encuentro con una obra sobresaliente de la escritora Lola López Mondéjar, publicada en Prismática, que reflexiona sobre la creación literaria desde un punto de vista psicoanalítico.
  Seguramente no puedo ser lo suficientemente objetivo por la admiración que siento hacia esta escritora y amiga, pero también es cierto que mi formación en Semiótica me facilita el análisis de un ensayo que la autora de Mi amor desgraciado construye con un rigor significativo, pero sin caer en un árido metalenguaje del que a veces pecan numerosos ensayistas. Destacaría la importancia que tiene el ensayo dentro del panorama de investigaciones que, sobre la creatividad y su inefable raíz, se han realizado hasta ahora, pues es inusual este tipo de trabajos en nuestro país.
  Recuerdo un trabajo excepcional de María Teresa Caro Valverde, La escritura del otro, donde la filóloga analizaba el significado de la escritura desde el punto de vista histórico y antropológico. Muy recomendable. Con este ensayo, Una espina en la carne, Lola López Mondéjar se une a esa tradición europea de Jabès, Blanchot o Broch que, junto a su obra literaria, tienen además un importante muestrario de ensayos, cartas y aforismos que reflexionan sobre los misterios de la creación.
  Una espina en la carne analiza, desde el Psicoanálisis, la escritura como una representación simbólica y emocional de una carencia, de una mutilación afectiva. Esa mutilación es la que la autora utiliza para desentrañar todas las posibilidades creativas que se alojan tras esa carestía de raíz psicológica.
  La escritura como síntoma de un trauma y un déficit afectivo nos permite descubrir mecanismos de defensa como el narcisismo o el exhibicionismo para rebatir esa insatisfacción. La lucha por superar la inefabilidad contribuye a esa continua reinvención del yo, a un intento denodado de desenmascarar la realidad y a encubrir al autor en su juego lingüístico. Y López Mondéjar lo hace de forma amable, sin renunciar a ciertas dosis de lirismo que no devalúan la objetividad de lo expositivo.
  Y lo mejor, sin duda, esa invitación a la lectura de Clarice Lispector y Jean Rhys, autoras extraviadas en su depresión, en la adicción y en una obsesiva mirada melancólica hacia la realidad. Aspectos biográficos confirman la semántica afectada de su literatura y que Lola López Mondéjar analiza con una sensibilidad extraordinaria, cuya razón de ser lo comprueba el lector en ese relato de la autora murciana, a modo de conclusión, en la que razonamientos y creación personal se fusionan.
  Ese relato forma parte ya de esa tradición de El libro de las preguntas, de Edmond Jabès, o de La muerte de Virgilio, de Hermann Broch; la propia autora que analiza qué es escribir, la propia autora-investigadora que busca en los comportamientos psicoconductuales la razón de crear, se convierte en narradora para demostrar que crear y reflexionar sobre lo que se escribe es una forma de estar en el mundo, una forma de supervivencia ante la consciente amenaza de la caducidad y la propia extinción.

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Escribiré de amor en tus entrañas, tributo al amor vivido y sufrido

  Me emociona la sensibilidad del prólogo del poeta José Luis Zerón al escribir sobre esta colección de poemas que Elías Cortés nos revela como un tributo al amor trovadoresco. Zerón condiciona la forma a una sensibilidad sincera, exenta de fingimiento. Podría decir yo, como elautor del prólogo, que este libro de Cortés son unos cantos donde la carnalidad y la euforia del deseo se caracterizan por el acopio de metáforas que introducen al propio creador en una clase de balbuceo; un balbuceo a través de las metáforas para poder comprender los estragos del amor. El Surrealismo y el Barroco son una forma de expresión idónea para ese vehemente deseo.

  No puedo evitar ciertas analogías con El Rayo que no cesa, no tanto en la forma, sino en esa capacidad sintética de referir en pocos versos una compleja cantidad de referentes simbólicos asociados al amor. Lo mejor de este libro, los cierres de cada poema, rotundos, como en los mejores cancioneros. Conmueve esa búsqueda constante de los recursos literarios para romper con una expresión sobria y sencilla del deseo, porque Elías Cortés quiere rebasar los límites convencionales de una poesía inspirada en la contención. La complejidad sintáctica y el ornamento son trasunto de ese amor como sinrazón, como irrefrenable necesidad de adentrarse en el conocimiento del otro, de sentirlo, de amarlo, de traspasarlo.
  Escribiré de amor en tus entrañas es ese tributo al amor vivido y padecido, al amor como experiencia íntima, al que la forma se doblega con rabia, incidiendo en esas comparaciones insólitas entre lo espiritual y los objetos, una forma de conocer la fiebre de la entrega, del sufrimiento ante un amor a a veces correspondido y otras veces, indiferente.


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Los profesores no son los responsables de la agresión ocurrida en Palma

Los profesores no son La Guardia Civil. Desde la implantación de las nuevas leyes, el profesorado ha adquirido cargas, funciones y responsabilidades que van más allá de la tarea de la docencia. Ni los profesores están preparados ni la Administración ha reaccionado a tiempo ante los nuevos cambios sociales que han infantilizado a los adolescentes, embruteciéndolos y malcriándolos desde que son niños de teta.
No voy a disculpar a los profesores encargados de vigilar el patio. La han cagado y bien. Asumirán las consecuencias. Pero ellos no son los culpables de tener en sus aulas a un séquito de futuros skins y delincuentes. Doce niños golpean brutalmente a una niña de ocho años y la alarma en los medios salta por la incompetencia del profesorado. Tienen razón, pero es injusto.
¿Qué clase de padres y madres han criado a estos bisnietos de Al Capone? ¿Qué clase de películas y vídeos han visto? ¿De qué violencia han sido testigos en casa? ¿Cuánto tiempo han pasado delante de una pantalla a solas jugando al Call of Duty o al GTA? ¿Qué normas se han pasado por el forro ante la sonrisa bobalicona de sus progenitores? Doce niños. Doce.
Los profesores están superados. Los profesores de muchos institutos que conozco hacen lo que pueden, pero no es suficiente. El milagro es que no suceda más veces. La relajación de las normas en casa por comodidad y por la proliferación de un falso progresismo, la falta de autoridad en los centros y una sociedad más empeñada en consumir que en educar en valores contribuyen a que suceda esto. Doce niños. Qué madres, esas madres, ... ¿Qué han hecho en sus casas para que sus hijos se conviertan en una manada de lobos?


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