miércoles, 30 de diciembre de 2015

Star Wars: El despertar de la fuerza, vuelta a la épica sin arriesgar demasiado

  El despertar de la fuerza me entusiasmó, porque soy fanático de la saga desde mi infancia. La nueva entrega tiene la virtud de los grandes filmes, esto es, son capaces de imitarse a sí mismos. De la mano de Disney y con J.J. Abrams como maestro de ceremonias, la película rescata a vivos y muertos de anteriores ediciones para rendir un tributo a personajes y a actores que ya son leyenda para aquellos que fuimos niños y jedis.

Fotograma de El despertar de la fuerza/ www.elperiodico.es

  El rito de iniciación, el enfrentamiento entre el bien y el mal, la opresión de la dictadura, las leyes caballerescas y los códigos de honor son esas claves que hicieron que la obra de Lucas se convirtiera en hito. En El despertar de la fuerza, tenemos a Han Solo, a un nuevo Dark Vader, a nuevos aspirantes a jedis y esas secuencias de persecuciones y misiones imposibles que fueron ya una marca allá por los ochenta. Abrams no arriesga nada, va a lo seguro: copia desde argumento hasta los droides y los monstruos de la taberna. La épica de Lucas en cuanto a la verosimilitud de la acción y a algunas partes del guion sigue siendo inmadura y Abrams copia al creador de la saga hasta en los errores. Pero nadie le puede quitar a Lucas el talento de haber hecho unos personajes entrañables para la historia del cine. 

  Sorprende lo dura que ha sido parte de la crítica con la película, como si algunos cinéfilos, no fanáticos de Star Wars, esperaran de El despertar algo parecido a Casablanca o a Ciudadano Kane. Star Wars son películas de aventuras en el espacio, con errores de bulto, porque a veces lo pide la propia naturaleza del género, pero que guardan ese fondo adictivo que tiene toda épica medieval; los héroes no saben que lo son y aparecen cuando la comunidad más los necesita. El mesianismo y una pseudomoral cristiana hacen que Star Wars entre en nuestro imaginario como película de culto y la VII lo hace por la puerta grande, con sus grandes errores. No hay duda de que el western nunca murió y que las leyendas del ciclo artúrico tampoco.
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La Orihuela golosa, un libro de historia y recetas, escrito por Julia Valoria

Julia Valoria junto a una lectora/ M.G.P

  El pasado viernes 18 de diciembre, se presentó en el Casino orcelitano, de Orihuela (Alicante), el nuevo libro de Julia Valoria, La Orihuela golosa, editado por Onda Gráfica y cuyos beneficios están destinados a Cáritas. Como en Orihuela, dulce patrimonio, la autora oriolana ha hecho un compendio de recetas de dulces tradicionales transmitidos de generación en generación que son testimonio de la propia historia gastronómica de La Vega Baja. 

  La repostería conventual sigue siendo una herencia imborrable a la hora de preparar toda clase de dulces y postres que el libro de Julia Valoria nos presenta con un lenguaje claro,preciso, en ocasiones anecdótico. Las ilustraciones de Roberto Ferrández Gil suman a las descripciones de las recetas el valor de lo manual en las artes,enfatizando el carácter de orfebrería que tiene la cocina de nuestros ancestros. Pellas, bizcochos, toñas y toda clase de variaciones de dulces conforman este pequeño tesoro que se suma a la etnografía de una ciudad histórica como Orihuela, donde la burguesía, la nobleza y el clero convivieron durante siglos.
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El reggaetón como género discursivo que incentiva la violencia de género

Cartel anunciando fiesta de Reggaetón/www.datpiff.com
  Nadie discute ya que la música comercial se ha convertido en una clase de discurso homogéneo donde las tendencias y estilos apenas existen, pues lo que existe es una gran BSO de música simplista, con letras simplistas, atemporal, ucrónica. La mayor parte de la música que escuchamos contra nuestra voluntad tiende a fusionar el rap, el tecnho y ritmos latinos en una clase de pensamiento único que se reparte en cadenas de radio, discotecas, tiendas de ropa juvenil o gimnasios.

  El reggaetón forma parte de esa tendencia que recoge lo peor de la música popular americana, lo peor del techno, lo peor de las letras que algunos raperos llaman "poesía" (y se quedan tan panchos). Son muchos los bloggers que intentan proteger el género de su relación con la violencia machista, justificando que el rock, el mejor rock, también fue misógino en su momento. Lo peor de todo es que, sin faltarles razón, no analizan el problema de fondo.

  El rock nace como un síntoma de rebeldía social y como reflejo de las sinrazones que movían a muchos colectivos marginados hasta que se convirtió voluntariamente en mercancía. El reggaetón nació ya como mercancía y con unas carencias intelectuales y estéticas que el peor rock pudo subsanar sencillamente despareciendo.

  Pero el reggaetón no lo hace porque es un producto simple, sin competencia apenas, se imita a sí mismo, se destruye a sí mismo, fácil de intuir, fácil de memorizar, fácil de bailar, fácil de asimilar en la ducha, en el hotel, en el coche, en el retrete. El reggaetón es fácil en general y su violencia machista va acompañada de la peor de las desigualdades, la desigualdad intelectual. 

  Ripios machacones, pseudoraperos de fondo y repeticiones melódicas constituyen una argamasa que obliga a infantilizar a los adultos y a adulterar a los adolescentes a la hora de conformar sus relaciones sociales. El reggaetón da dinero de una forma simple y rápida, y eso encanta a las productoras que creen en los valores morales, seguro que sí, pero la moral no genera riqueza, porque no tiene naturaleza de mercancía. Lo que da dinero es jugar a ser transgresor, a convertir la música en un producto ágil, prefabricado y que sea tan efímero y consumible como los grupos que lo difunden.

  Es triste y la solución no existe, porque el reggaetón es un objeto y no un género musical que podamos analizar,criticar o con el que enriquecernos emocionalmente según pasan los años. El reggaetón se toma y lo escuchas en cualquier lugar, por mucho que no quieras; el reggaetón es otro de los triunfos del capitalismo y, detrás de cada canción, hay mucho adolescente que se le va la pinza, y mucho treintañero que maltrata a la novia y le chasquea que él perrea cuando quiera y con quien quiera. Madre del amor hermoso.
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Eidolon I, Arcadia desolada, de Pedro Juan Gomila Martorell

   Hacía mucho tiempo que no leía un poemario de las características de Arcadia desolada. Publicado por La Lucerna, su autor, Pedro Juan Gomila, nos introduce en un mundo personal, eminentemente hermético, cifrado en metáforas e hipérboles desgarradoras que conducen un sentimiento de rabia y desesperación a referentes bíblicos y mitológicos. Podemos declarar que el poeta busca un sentido a esa existencia que se contempla más allá de la exigencia que supone sobrevivir, pues el acto de escribir es un hecho virulento y tortuoso.

Arcadia desolada,poemario/ juandediosgarcia.lagallaciencia.com

   Su poesía está compuesta por una salmodia que continuamente increpa a los otros, a los garantes del poder, a la providencia, a su injusta manera de administrar los acontecimientos. Su tono elegíaco no está definido por la sutilidad, sino que el autor usa el hermetismo de las imágenes como una forma inteligente de explorar los propios sentimientos de frustración e impotencia ante los embistes del propio devenir. El logro de su escritura es que Gomila Martorell cultiva una poesía que recuerda a Lautréamont, a un malditismo que prefiere la mordacidad, la exageración y el expresionismo con el fin de llegar a esa inefable realidad que representa el misterio de la existencia, su génesis y su abdicación, a veces no elegida y no merecida.

  Un sustrato de referentes clásicos subyace en sus versos, pero sugeridos desde un afán destructivo, como si el dios fuese ese ángel exterminador que predestina al escritor a su propia extinción a través de este lenguaje abigarrado, lleno de contrastes. Solamente lo que se expresa de manera barroquizante parece interesar a Gomila porque la realidad así lo es; la vastedad de lo que se percibe se refleja en la complejidad de unas estructuras lingüísticas y en la severidad del tono que nos recuerdan que el creador es un ser inconformista, que la escritura nace de una insatisfacción y que obras como esta Arcadia se consuman desde un hermoso fracaso: escribir es una violenta forma de ser intransigente ante el destino más previsible. 

  "Sorbo en la escudilla de la podredumbre/ leche de espermatozoides sin flagelo; no quiero que desaten las enervaciones/ las gastadas cuerdas de mi cuerpo tenso,/ rígido al extremo de la extenuación;/ cargo sobre el dorso lamelancolía,/ como de piano de cola deslustrado,/ y,dándole un beso de culebra de agua,me separo de los huesos de mi madre,/ muñeca de cera que pule su espejo;/ pero cuán amargo es el descubrimiento (...)" (pág. 46).
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Gracias a los nuevos lectores de Rostros de tiza

Agradecido al IES. Francisco Cascales por invitarme el pasado viernes 18 de diciembre a hablar sobre mi novela juvenil, Rostros de tiza. Gracias a sus profesores, especialmente, Inma Perán.


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Hundido

  Cuando vayas a la charca, no amenaces al hombre hundido. Sé amigable con los animales del lodo y bendice la grandeza de los espinos donde los pájaros crucifican a los insectos. Que en tu cuerpo resida la marca impura de ese amanecer que abre futuras zanjas.

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martes, 29 de diciembre de 2015

Los mejores destinos arqueológicos en España

Una obra viajera de Pepo Paz


Pepo Paz, en uno de sus destinos arqueológicos
Pepo Paz, editor de Los mejores destinos arqueológicos en España/www.nuevatribuna.es

  La editorial Anaya publica Los mejores destinos arqueológicos en España, una revisión de los espacios míticos de nuestra Península. La belleza del paisaje se fusiona con la historia de un pasado legendario en el que la indagación del fotógrafo y el historiador se convierten en una revelación chamánica. Redactor y editor de este volumen, Pepo Paz, conjuga su visión historiográfica con una sensibilidad emotiva que acerca el espacio a una nueva vertiente de significados: antropológicos y poéticos, sobre todo.


Portada de Los mejores destinos arqueológicos/ Anaya

  El volumen recoge lugares enigmáticos y sagrados que abarcan desde el Paleolítico inferior hasta la Caída del Califato de Córdoba: más de cuarenta destinos que comprenden desde yacimientos arqueológicos hasta arte visigodo, mozárabe y prerrománico asturiano. Emocionan especialmente esa basílica natural que es la confluencia mítico-artística de las cuevas de Altamira, los dólmenes de la Rioja Alavesa y el capítulo dedicado a La Mancha en la Edad del Bronce, la fortaleza de la Motilla del Azuer.

  En el caso de este trabajo de Pepo Paz no estamos ante una obra meramente informativa, sino que su prosa, sin restarle valor a la importancia de la documentación, es intuitiva y clara, marcada por una percepción sensorial que reconoce en el espacio ese halo mistérico que domina aún cada lugar. La importancia de las pinturas rupestres o los párrafos dedicados a la cultura castrense reafirman esa misión, más allá de lo divulgativo, que persigue el editor, ya que este volumen consigue así ese equilibrio entre lo que son destinos turísticos y aquello que los hace significativamente emocionantes y reseñables; su visita nos afecta como si estuviésemos ante un mundo reconocible, pero al mismo tiempo ignoto, intencionadamente desconocido, sin saber muy bien por qué.

  Como me confesó el propio Paz por teléfono, este volumen es una manera de reescribir los temas arqueológicos, puesto que la Arqueología ha cambiado en cuanto a técnicas de investigación desde hace ya varias décadas. Por tanto, los textos de la obra tienen esa voluntad explicativa de conceder al espacio y a su entorno el protagonismo necesario al reconocer en los elementos que ahí yacen una propia etnografía de lo que significa históricamente nuestra Península: un intento cada vez más objetivo de recomponer aspectos culturales de nuestra presencia en el mundo, accidental y maravillosa.


Enhorabuena, Pepo, por este trabajo.


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domingo, 27 de diciembre de 2015

Ella lo cogió de los pelos

 Ella lo cogió de los pelos y le enseñó a rezar. El boxeo guarda la memoria de los antiguos vencedores; la sangre y la violencia son tan importantes en la naturaleza como el celo y la cópula. Sam lo entendió en seguida y ella, después de que sonara la campana, dando por acabada las oraciones, le acarició los pómulos y lentamente, con una suave mordida en la yugular, se nutrió de aquella lánguida linfa.

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miércoles, 23 de diciembre de 2015

Cíngulo y estrella, Cancionero, de Marta Sanz

Un poemario de Bartleby Editores


  El particular universo que caracteriza a la poesía a Marta Sanz en libros como este no dista de aquel otro, Vintage, publicado también por Bartleby editores, que tuve la oportunidad de reseñar meses atrás.


  El lastre de la rutina, el alcance significativo de los objetos y los espacios, fragmentos de películas y viejas litografías construyen cada uno de estos poemas de amor desde una leve consistencia. La brevedad de las composiciones y la elipsis de predicados junto a todo ese material de los recuerdos nos adentran en un cancionero que dista de sentimentalismos pueriles y manidos. Lo que destaca en este poemario es que las relaciones sentimentales se cifran desde la ruptura de la monotonía, buscando en lo cotidiano de las acciones una forma de transcender la propia realidad consumada, el hastío de su existencia, embargada por las convenciones y la repetición.

  Cada verso oculta un peculiar microcosmos que relaciona el estímulo de lo que se percibe con un imaginario personal que Sanz cultiva como otra versión de la existencia. Sus poemas se definen por la amplitud semántica de los detalles, por las reminiscencias que evoca lo común desde su particularidad. El objeto define lo que somos,pero no olvidemos que al final lo material es una falacia de aquello que se caracteriza por sus complejos matices, por un deseo contumaz de pertenecer al otro a través de la simbología de las cosas. El afecto no es consecuencia de un idealismo ingenuo, sino resultado de la resistencia de la pareja ante la erosión de todos los días.

  Se vislumbra en Cíngulo y estrella cierta superación del desengaño que conlleva la idealización de las relaciones, pero que no escapa a cierta nostalgia que la caducidad del tiempo y del cuerpo infunden en ese acompañamiento de los seres a lo largo de los años. Sanz invierte el tópico de que el amor transforma el mundo. Al contrario, el mundo transforma los afectos y el pensamiento sobre los mismos.

"Ahora,/ yo me acuesto/ con mi pijama rosa./ Y tú,/ con tu pijama azul./ De la seguridad social." (pág. 37)

"Deberías contarme/ muchísimos más cuentos/ antes de dormir./ Vallar la pradera/ y alicatar la cúpula celeste./Llenar de tabiques/ las habitaciones./ Dejar menos espacio/ para evitar que sea yo/ quien lo imagine todo/. Y me parta de risa./ Y me muerda las uñas./ Y quiera/ y no quiera./ Saber" (pág. 13).
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Cantando en voz baja, un poemario de Héctor Castilla



  Creo que los malditos existen y el poemario de Héctor Castilla es una forma de adentrarse en ese mundo de las márgenes, de la vida que vibra en la periferia, en la noche como un espacio ucrónico para los súcubos.

  Devoré anoche este libro, publicado por Balduque, porque me recordó que hay una realidad paralela que cultiva inexorablemente el placer del dolor y de la autodestrucción. Porque el poeta murciano quiere usar la reivindicación para crear literatura y no al contrario; su poesía no se puede calificar dentro de una literatura social. Castilla es testigo de la injusticia y de los atributos malignos de la soledad; ese testamento es el que utiliza como material literario para construir su propia versión de la realidad y de sí mismo.

  Lo mejor de Héctor Castilla es esa esencia a Vilas que subyace en cada poema, la herencia de letras rockeras y de ese soniquete amargo, pero seductor, de las letras de Dylan. Lo mejor del poeta murciano son esos finales rotundos, unas codas que cierran cada poema como una última extenuación porque lo anterior es una decadente mirada a las calles, a sus espectrales criaturas, a los interiores de bares y pubes como catacumbas de un tiempo perdido donde la supervivencia es la clave de cualquier proyecto de vida.



  Castilla es eficaz con la técnica, porque el autor sabe que lo literario perdura sobre la protesta y su testimonio, a través del recurso, será perdurable, suficiente para lastrar durante mucho tiempo esas excrecencias que acumulan los perdedores dentro de sus pensamientos. Cantando en voz baja ha sido una revelación, una manera de posicionarse ante la poesía, lejos de los tópicos de muchos poetas sociales que renuncian a la literatura porque no saben o porque les puede el sensacionalismo de lo inmediato.

 Castilla ha superado no cae en ese juego y sus poemas en mí han hecho que siga tomando a los ausentes, a los solitarios, a los adictos, a los tahúres como los héroes de unos momentos, los nuestros, que van a la deriva. Enhorabuena, Héctor, y un placer publicar contigo en la antología En legítima defensa, de Bartleby editores.

  "Ella usa las palabras/ como navajas sobre objetos blandos,/ y al volver a esta casa/ alquilada yo recuerdo que finge/ ser respetable en la cola del supermercado;/ y sé que si le fuera posible desearía/ una voz con menos ira que la propia/ ahora que toda la casa es sólo/ un sofá con una manta que nunca/ llega a cubrir los pies. / Ambos sabemos que escribir/ es fracasar como nadie se atreve/ a hacerlo. Me parece/ tan torpe afirmar que ya somos libres;/ sólo nos queda la costumbre:/ ese hábito de no saber vivir". (pág.24).
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martes, 15 de diciembre de 2015

Una novela metacomunicativa de Miguel Ángel Hernández

Portada de El instante de peligro/ Foto de Anagrama

   Ya lo hizo con Intento de escapada y resulta que su nueva novela, El instante de peligro, publicada por Anagrama, vuelve a arriesgar formalmente con lo narrativo. El autor murciano es una de esas voces que aspira a convertir la novela en ese testimonio de lo contemporáneo, lejos de textos históricos y malas versiones melodramátias con las que nos apabullan librerías y centros comerciales. El instante de peligro, Finalista Premio Herralde de Novela, es una reflexión sobre la capacidad del recuerdo y el arte como manera de perdurar en el tiempo, como una purgación de la frustración que supone la muerte de los seres más queridos.

  Si en Intento de escapada encontrábamos, además de la reflexión sobre la frivolidad del arte moderno, un relato social sobre las desigualdades, en esta nueva narración se vislumbra -junto a lo artístico- una narración sobre los efectos destructivos de algunas relaciones humanas cuando el idealismo del amor sigue perviviendo en los protagonistas como una extraña fuerza que los arroja continuamente al abismo. El arte vuelve a ser vórtice de esas energías y reflexionar sobre su capacidad persuasiva y poética, como hacen sus personajes, es un intento de superar las falacias de las convenciones. La frivolidad del arte contemporáneo no es el motivo de crítica en este caso, sino que la imagen, las instalaciones, las performance y el cine son una regeneración de la propia realidad. Su existencia supera la pérdida del otro. Su impresión, su percepción, por ejemplo, mantienen con vida a quienes se fueron para siempre. Lo perdurable es fantástico, entendiendo lo fantástico en su sentido etimológico, una manifestación de lo que alguna vez aconteció.

   Martín descubre en un trabajo de interpretación artística una vía para completar su propia identidad, para cerrar el círculo de una vida fracasada y quien le encarga ese trabajo, Anna Morelli, necesita que esas imágenes por interpretar culminen un particular proceso personal de autodescubrimiento sobre el sentido de vivir y de añorar.

  Miguel Ángel Hernández arriesga porque se atreve a convertir la novela en un texto versátil, de suma complejidad, donde lo ensayístico se mezcla con la secuenciación de los acontecimientos, donde el carácter enciclopédico y científico de algunas reflexiones está perfectamente hilvanado con las acciones y caracteres de los personajes: apariencias que deambulan a lo largo del texto buscando en los misterios de unas imágenes la personalidad del otro que es también la suya, la que no conocen e igualmente sobrecogedora. Si tuviera que poner un pero a la novela, es que a veces hay demasiado sentimentalismo en esas relaciones que deberían ser más turbias y confusas entre los personajes. Pero el balance es extremadamente positivo por novedoso y por buscar la transcendencia en la propuesta de la novela. 

  Un aura a Antonioni rodea muchos pasajes del texto y la impronta de Jonathan Coe en La lluvia antes de caer, pues la fotografía revela que la violencia y la frustración son demasiado evidentes en una imagen que trata de esconder todo sutilmente.
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sábado, 12 de diciembre de 2015

Cavallet de mar, el nuevo poemario de Miquel Català



  El nuevo libro de poemas de Miquel Catalá, editado por Neopàtria, es un libro bicéfalo donde el poeta valenciano muestra, a diferencia de anteriores trabajos, la versatilidad de su lenguaje para denunciar realidades sociales injustas sin dejar que ese mundo autónomo, exquisito por su brevedad y ensoñación, lo abandone. Cavallet de mar es una crítica severa primeramente a la frivolidad política que ha dado la espalda a los excluidos y desahuciados, también una reivindicación de la lengua catalana y de la propia territorialidad como forma de dignificar la pureza de lo ancestral, la necesidad de regresar a Ítaca, porque la coyuntura es aborrecible debido a sus corruptelas y sus desidias: "aguantar és la consigna/ que nasqueres en pecat/ és per sempre la condemna/ no ho havies demanat/ aguantar és la consigna/ de les classes dominants/ que si el pobre no treballa/ veurem ells de què viuran/ aguantar es la consigna (...) " (pág. 35). 

  No estaba acostumbrado a reconocer a Català en esta clase de versos, pero esta poesía es el síntoma de una insumisión que muchos compartimos ante la degradación moral de las instituciones y de quienes nos representan. Lo que hace a este poemario tan atractivo es que esa acción social se fusiona con el Català esteta, con ese meditativo y postromántico escritor que a mí particularmente tanto me seduce. El poemario no renuncia a su poesía breve, llena de matices y estímulos, como un cantar viejo, desposeída de adjetivación, inspirada en la añoranza de los espacios y sus gentes, pero sin caer en el sentimentalismo: "cel mutant ataronjat/ efímer com fugaç estel/ fràgil com el seu esguard" (pág. 65). 

  Ahí se reconoce a Miquel, en ese paisaje idealizado, algunas veces turbio, típicamente mediterráneo, en el que conversa con los ausentes, con la infinidad del mar, con la limpidez del firmamento, con la umbría del Benicadell: un retrato de soledad donde las apariencias y las sombras son más manejables y más verdaderas que la propia realidad a la que asiste como un testigo escéptico: "petita lluna morena/ fes-me llum al camí/ és tan absurd el destí" (pág. 75).  Al leer a Miquel reconozco a Margarit, pero también a ese tardío Romanticismo que repara en el recuerdo como única forma de sobrevivir al presente; un tono machadiano se perfila en esas evocaciones que elabora con meticulosidad, dejando entrever que en el detalle se vislumbra el sobrecogedor existir de todo cuanto nos rodea: "jo tinc un far d´esperança/ un pinet dalt de la serra/ núvols rosa de la prada/ una platja de capvespre/ blava papallona alada/ el meu cavallet de mar/ els poemes a l´amada" (pág. 101).

Enhorabuena a Miquel por su generosidad conmigo y por este trabajo.
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viernes, 11 de diciembre de 2015

Campañas políticas made in El Hormiguero



  Lo de este país es de traca, no es de esperpento, es de hiperesperpento. ¿Qué digo? De ultrahiperesperpento. Con la que está cayendo, con las cifras de paro que tenemos, con los recortes en Educación y Sanidad que estamos sufriendo todos, con las subidas de impuestos, nuestros políticos se han dedicado a hacer campañas made in El Hormiguero. 

   La frivolidad con la que ha sido tratada la política y su acción social por parte del PPPSOE y los emergentes no tiene parangón. Adormilar a la sociedad con la impronta del marketing, el carisma, la cercanía y la falsa bonhomía no sucedía ni con Nerón. Un insulto. Porque lo que debían hacer estos que mandan es proponer seriamente con números cuál va a ser la mejor manera de morir, que es a lo que está abocada mi generación y la de mis nietos. 

   Lo de este país es de traca, porque mientras ellos acceden a jugar a túlallevas con Pablo Motos y Bertín, en España el sistema educativo público se pudre, se pudren los pólipos y los tumores en las listas de espera, se pudren los cincuentañeros en la puerta del INEM, se pudren los periódicos y se pudre la putrición que engendran los mentideros de Ferraz y Génova. Me pudro yo. No importa. Aún los votaremos porque la tele y la política van de la mano y su infantilismo es, por desgracia, un infanticidio en más de una esquina. Amén.
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jueves, 10 de diciembre de 2015

Perdurablemente anfetamínico, de J.M Prado-Antúnez,

Un poemario surrealista


Perdurablemente anfetamínico, de J.M. Prado-Antúnez. / M.G.

  Llega a mis manos el poemario de J.M. Prado-Antúnez, Perdurablemente anfetamínico, publicado por Colección Complugenia de Poesía, y me sobrecoge la rebeldía de su lenguaje. El tributo al surrealismo como forma de expresar dicha rebeldía domina los poemas y, si bien su lenguaje nos resulta complejo, barroquizante en muchos de sus momentos, seduce, sin embargo, por ese enconamiento contra lo racional y contra el orden.
  Hipérbatos y metáforas que conducen a otras metáforas convierten estos textos en una clase de fractales que son una analogía del caos en el que socialmente vivimos. Paradojas, contrastes y versos que cabalgan sobre otros nos muestran esa fiebre de aparente escritura automática donde la forma irreverente es una manera de comunicar microuniversos atrayentes y llenos de matices inspirados en todas las posibilidades de significado que irradian las diferentes palabras escogidas.

  Prado Antúnez se sirve de la sustancia de la palabra para construir y destruir las realidades que sucesivamente van apareciendo en sus versos; los referentes son volátiles y solamente el rescoldo del significado que acaba de desvanecerse sobrevive como una brasa que incendia la palabra y los versos que le siguen. Destrucción, caos, el paisaje como desolación del poeta ante las incertidumbres del existir o el recuerdo como otro mundo paralelo en el que sostener la cordura se entremezclan en los diferentes poemas.

  Perdurablemente anfetamínico no nos deja indiferente, porque cada poema es una reacción en cadena donde el significado o el tema como único sentido del texto se nos escapa. Lo significativo es la constelación, la suma de perplejidades que connota cada sustantivo inmerso en la propia indomabilidad de la sintaxis.
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martes, 1 de diciembre de 2015

Los muertos dejaron de desayunar

 Las hormigas descendían por su pelo y no tardaron en refugiarse en los huecos de la médula. La mirada nos arrastró hasta el silencio herido de los omoplatos. Los pingüinos murieron al atardecer y los ascensores encerraron a los representantes de Lara Croft. Una vez la vi en la tele, sin las hormigas, y todos los muertos dejaron de desayunar a mi alrededor.

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José Antonio Cayuelas charla en Rafal sobre series de televisión



   Ayer por la noche el profesor de Física del IES. Santiago Grisolía de Callosa de Segura, José Antonio Cayuelas Grau, impartió una conferencia en la Sala de Exposiciones del Ayuntamiento de Rafal (Alicante) sobre las series televisivas americanas y su influencia en la sociedad española.

   La revisión del western en clásicos como Bonanza o en series de ciencia ficción como Star Trek revelaron la necesidad del entretenimiento y la evasión en los últimos años del franquismo y a lo largo de la transición. Los Vengadores, Misión Imposible o Superagente 86 dejaban entrever ese recelo hacia el apocalipisis atómico que la Guerra Fría había dejado en la sociedades americana y europea.

  Con motivo del ciclo de conferencias "Encuentro con uno de los nuestros" que ha organizado el Ayuntamiento de Rafal (Alicante) dentro del 375º de la fundación de la localidad, José Antonio Cayuelas apostó por esa atractiva revisión del cine americano hecho para la televisión; una forma de difundir ideas y  reflejo de los procesos sociales que, en Estados Unidos, se estaban generando: la lucha contra el racismo, la mujer como objeto sexual, la justicia americana como ideal único de equidad en series como Ironside.
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