Ella lo cogió de los pelos y le enseñó a rezar. El boxeo guarda la memoria de los antiguos vencedores; la sangre y la violencia son tan importantes en la naturaleza como el celo y la cópula. Sam lo entendió en seguida y ella, después de que sonara la campana, dando por acabada las oraciones, le acarició los pómulos y lentamente, con una suave mordida en la yugular, se nutrió de aquella lánguida linfa.
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