lunes, 30 de marzo de 2015

Albanta y el secreto de los Raramuri

Mi reseña en Mundiario sobre la novela de Álvaro Giménez García.

Albanta y el secreto de los Raramuri, de Álvaro Giménez García.

A Álvaro, a Luisa, a Alba

   Albanta y el secreto de los Raramuri, publicada por la editorial Neopàtria, es la primera novela juvenil de Álvaro Giménez García, quien, siguiendo algunos moldes clásicos del género de aventuras, nos ofrece un trabajo complejo por su variedad de personajes y por un ritmo trepidante in crescendo según avanzamos en la lectura.

   Tomando el recurso del manuscrito encontrado como elemento motivador de su narración, la novela nos relata el proceso iniciático de Albanta, una muchacha que, al quedar huérfana, es adoptada por su tío quien posee una inmensa biblioteca donde libros prohibidos y otros misteriosos asuntos traman uno de los argumentos de la obra al que se añade la doble identidad del tío de la adolescente. Ese afable anfitrión esconde un secreto fatal que determinará la evolución de Albanta como heroína en un oscuro trasfondo asociado a los fanatismos que progresan antes de la II Guerra Mundial.

   Destaco de la obra de Álvaro Giménez dos elementos estructurales consistentes y de notable madurez estilística: se trata de una novela juvenil, es cierto, pero el lenguaje es elaborado y sutil en ocasiones, por lo que un lector adulto disfrutará de una novela de aventuras fiel al género de autores como Verne o Stevenson. Por otro lado, la fluidez del relato es ágil, con precisión en las descripciones y sin redundancias en cuanto a diálogos y documentación historiográfica. Los capítulos finales de la novela son trepidantes, pues desarrollan una sorprendente mezcolanza entre lo fantástico como manifestación del mundo onírico que permanece en los libros y la realidad frenética de unos tiempos amenzadores para toda Europa.

   Detrás de este trabajo, indudablemente hay un tributo personal al libro como epifanía o manifestación de una realidad que existe solamente en la imaginación, pero que es necesaria para construir nuestros miedos e ilusiones, otra manera de supervivencia de la que Albanta se nutre para aliviar la ausencia de sus seres queridos y para enfrentarse a un contexto histórico penoso que cambiará millones de destinos.

   Ecos cinematográficos de Indiana Jones o de clásicos como Sonrisas y lágrimas o El jovencito Frankestein se perciben a lo largo de toda la narración, contribuyendo en pocas páginas a una intensa declaración de acciones donde las fuerzas del bien y del mal colisionan para que el lector finalmente decida sobre la suerte de los personajes. El secreto de la tribu de los Raramuri que se cita en una enigmática carta de Fray Ignacio de Azkárate y Mendieta da paso a un microuniverso donde corredores y estancias dentro de una biblioteca laberíntica nos retorna a esencias de la literatura gótica. Castillos, oscuros ambientes palaciegos, seres espectrales y libros ocultos nos involucran en una novela de estructura lineal, pero que, por su lenguaje literario, por su homenaje a los clásicos decimonónicos, distan de otras que se publican actualmente donde se antepone la moralina al trabajo literario.

   Por cierto, estupendas ilustraciones de Francisco Jorge Mora a lo largo de la novela. Estampas y collages que aportan el encantamiento que la novela persigue dentro de un realismo ceñido al movimiento nazi. Enhorabuena, Álvaro.
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Lubiz era un enfermo, pero una enfermedad mental no justifica el homicidio

Mi artículo en Mundiario sobre el copiloto de Germanwings.

Andreas Lubitz. / Facebook

   Todos queremos saber detalladamente qué sucedió dentro del Airbus para que se produjera ese homicidio en masa. Todos queremos saber minuciosamente qué acontecimientos se produjeron en la biografía de Andreas Lubitz para que tomara esa decisión fatal. Los pormenores que nos están suministrando algunos medios en pequeñas dosis de crueldad revelan que Lubitz estaba obsesionado con volar y que seguramente nunca llegaría a ser comandante. Sabemos que estaba bajo tratamiento psiquiátrico y que destruyó el parte de baja que correspondía al día de la tragedia.

   Sin embargo, yo no puedo ser compasivo con Lubitz. No se puede justificar la voluntad de Lubitz, porque un ser humano con problemas mentales no es verdugo de nadie. Al contrario, nos sorprenderíamos de la cantidad de ansiolíticos y antidepresivos que se despachan diariamente en las farmacias para gente que lucha y trabaja por ser jodidamente feliz dentro de sus posibilidades. En el caso de que se demuestre finalmente, una vez que se cierre la investigación, que Lubitz estrelló intencionadamente el Airbus, no podré mostrar ningún tipo de empatía hacia él como enfermo. Lubitz no es quien para que se satanicen las enfermedades mentales. Lubitz es otra manifestación del mal que se aloja en la conducta humana, esto es, un sujeto que quiso asesinar, tuvo la sed de mal que conduce a todo homicida a su particular glorificación ególatra.

   Es cierto, Lubitz estaba enfermo, pero también fue un cobarde y su premeditada voluntad de morir sesgando la vida de ciento cincuenta personas, que nada le habían importunado en su acomplejada existencia, lo delata como un asesino, no como un enfermo. Los suicidas, aunque no lo parezca, son las personas más generosas que he conocido, aunque su particular ejecución no está exenta de parafernalia y exhibicionismo, pero otra cosa es la intencionalidad de morir matando. Y eso es lo que diferencia al suicida, del asesino, al enfermo incurable, de un homicida.

   Creedme, sé de lo que hablo. La ansiedad, las crisis de pánico, la paranoia y otras manifestaciones patológicas te joden la vida y pueden joder la vida de quienes te rodean, pero hay un abismo entre esa naturaleza y otra que cree en la violencia y en el narcisismo de quien, al matar, cree que pasará a la historia.
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domingo, 29 de marzo de 2015

Palacios: "Es muy importante el encaje de los elementos de fondo de una trama"

Mi entrevista en Mundiario al autor de Estanebrage, el último bastión.


Rodrigo Palacios, autor de Estanebrage, el último bastión.

   Publicada por Marlow, Estanebrage, el útimo bastión es una obra épica con todos los componentes típicos del género donde su autor, Rodrigo Palacios, rinde tributo a muchos autores clásicos que han explorado el mundo del bien y del mal a través de contextos medievales, especialmente relacionados con el ciclo artúrico. Estanebrage se trata de una obra intensa que comprende el rito iniciático de un joven zapatero que, por defender la justicia de toda una comunidad, deberá enfrentarse a innumerables pruebas de superación personal para consagrarse como un verdadero héroe.

- ¿De dónde surge la idea de crear ese mundo alternativo en Estanebrage para llevar a cabo las diferentes acciones de la narración?

- En un principio imaginaba un contexto medieval histórico. Los primeros sucesos del libro podrían haber ocurrido en aquel entorno, pero elementos posteriores de la trama no lo permitían. A medida que el argumento tomaba forma en mi cabeza se hizo patente la necesidad de elevar el ambiente a un plano fantástico.

- Tengo la impresión de que la novela podría haberse publicado en varios volúmenes, sin embargo, se ha optado por uno solo. ¿La extensión de las aventuras fue, en algún momento, un problema en la planificación del texto?

- Sí, lo fue, sobre todo porque no soy un escritor cerrado al plan inicial. Creo que es bueno que surjan dudas durante el proceso; es señal de que la novela está viva. Cuando ocurre, tienes que parar y alejarte del cuadro para estudiar la imagen completa. Estanebrage es un tapiz amplio, así que fueron laboriosos los momentos en los que tuve que reestructurar detalles, y después fue necesario redondearlos también con las revisiones. 

- Al igual que otros escritores como Narla, esta obra parece que te describe ya como un autor de género. ¿Es Estanebrage el inicio de un mundo personal que veremos en otros trabajos?

- No descarto volver al mundo de Estanebrage en un futuro, pero no es el plan inmediato. El libro que publiqué antes que Estanebrage era un thriller con toques de novela negra. El que acabo de terminar después no tiene tampoco nada que ver con la Edad Media. Me gusta cambiar de género, para pelear con problemas nuevos.

- La novela está construida bajo un proceso de iniciación que conduce al héroe a consagrarse como un redentor de sí mismo y de una comunidad. ¿Qué influencias literarias podemos deducir de ese viaje del héroe?

- Siempre hablo de Tolkien como primera influencia porque sus libros fueron los primeros que leí cuando abandoné los de corte infantil, y el viaje del héroe puede tener ahí un primer poso, pero después he leído prácticamente de todo. Además pertenezco a una generación que ha crecido con el cine. Es otra fuente de la que he bebido, sin duda. En todo caso, dentro de Estanebrage me interesaba darle un pequeño giro a esa redención interior a la que te refieres. Lo que de verdad me interesaba no era que un personaje salvara a otros -o a sí mismo-, sino que descubriera que lo podría haber hecho mucho antes, pero no había sido consciente de ello. Era más una cuestión de fe que de preparación. Me parece la mayor enseñanza que uno puede alcanzar en la vida.

- La fantasía es sinónimo de evasión; ¿crees que hay una relación entre lectores que buscan este tipo de obras y la crisis social que estamos viviendo?

- Probablemente sea cierto en parte, porque toda evasión es oportuna en momentos como el actual, aunque también creo que es debido al cambio de imagen que ha vivido el género fantástico en los últimos años. Antes era considerado más sectario, pero ahora el mercado se ha democratizado y ha crecido el número de lectores que salta entre géneros sin tener ningún prejuicio hacia ninguno de ellos.

- ¿Cómo construye un autor una distopía como es tu obra sin que recuerde a un entorno puramente medievalista o donde fracase la verosimilitud? ¿Hay documentación bibliográfica en tu trabajo?

- Considero muy importante el encaje de los elementos de fondo de una trama. No buscaba una imitación arbitraria de la Edad Media, sino una versión paralela en la que desaparecieran pocos elementos concretos y se añadieran otros, para lo cual era necesario otorgarle su propia coherencia. El apoyo bibliográfico ha sido importante para mantener la referencia de la etapa histórica en la que me basaba. He imaginado los alrededores del año 1.000 sin la presencia de la Iglesia -lo que ya es un cambio importante-, y sumando el fenómeno mágico, principalmente.
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Penoso tratamiento mediático de las víctimas en el accidente aéreo del Airbus

Mi artículo en Mundiario sobre el tratamiento morboso del dolor humano.

Avión de Germanwings.

   No es posible que algunos magazines mañaneros se despachen las horas de su programa describiendo el dolor traumático de los familiares, buscando en las biografías de hijos y padres desaparecidos en el accidente del Airbus las ilusiones que cualquier vida humana trama en su futuro para seguir sobreviviendo.

   Algunos periodistas han asaltado a familiares y a acompañantes para que describan sus sentimientos de duelo e incomprensión ante la terrible muerte de los suyos. No es posible que, con tal de consumir imagen, publicidad y prime time, las cadenas televisivas busquen ese regodeo, tan propio de una chabacana prensa rosa, sin otra intención que la de que el espectador empatice con la desgracia a través de la vida íntima de cada fallecido.

   Esto no es información, sino una de esas características que es propia de nuestra cultura mediática, especialmente en España: la anomia. No hay leyes, no hay restricciones, no hay autocrítica ni autocensura desde los propios medios que determine con autoridad dónde están los límites éticos que permiten tratar la información sin caer en la antropofagia.

   Porque, cuando se desnudan las ilusiones truncadas de un cadáver, cuando se repite, con una prosa sensiblera, qué sueños, qué proyectos, qué luces y sombras existían detrás de cada uno de estos muertos, la información se convierte en puro consumismo, en una grotesca versión de Mujeres, hombres y viceversa donde no se respeta el duelo, el silencio que media entre el abismo de la muerte y el dolor de quien sufre todas estas ausencias.
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jueves, 26 de marzo de 2015

El IES Tháder participa en Italia dentro de unas jornadas de Medio Ambiente

Alumnos del IES. Tháder como ponentes dentro del proyecto Comenius.

   Durante la pasada semana, entre el 9 y el 16 de marzo, un equipo formado por dos profesores y nueve alumnos del IES Tháder viajó a Italia para participar en unas jornadas de trabajo organizadas por el centro educativo Istituto Comprensivo «A. Malfatti» de Contigliano, coordinadas por la profesora Ana Bocacci, dentro de un proyecto Comenius financiado por la Comunidad Europea.

   Bajo el título «Cambio climático donde vivo. Modelización para comprender y actuar. Otra vida se inventa aquí», centros de educación secundaria de países tan diversos como Portugal, Rumanía, Grecia, Bulgaria, Francia, República Checa, Eslovaquia y Estonia compartieron las diferentes experiencias y proyectos emprendidos dentro de este marco común.

   Dentro de las actividades organizadas por el mencionado centro educativo italiano, los participantes disfrutaron de una visita a la ciudad de Roma el martes 10 de marzo, para al día siguiente visitar el Parque de los Lagos, la fuente de Santa Susana, la pintoresca villa de Labro y la Cascada de Marmore, magnífica obra de ingeniería que los antiguos romanos realizaron para dotar de agua a la capital del Imperio. El jueves, tras la exposición de trabajos de los alumnos de las diferentes delegaciones, tuvo lugar la visita al pueblo de Greccio y al perfil subterráneo de la localidad de Rieti.

   Finalmente, el viernes aconteció la segunda sesión de exposiciones, así como la visita al monte Terminillo, que lucía una preciosa y abundante nevada. Con ello se dio por finalizada esta quinta movilidad internacional, en la que tanto profesores como alumnos implicados forjaron no solo un acervo de conocimientos comunes sobre el medio ambiente y la sostenibilidad, sino que también se afianzó la realidad política y social de Europa mediante la convivencia y el trabajo común.
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miércoles, 25 de marzo de 2015

Discurso de Rorscharch cuando deambula por las calles de las tiendas oscuras

Rorschach, del cómic Watchmen.

   No puedo esperar nada más de los que se arrastran vendiendo baratijas en las puertas de los prostíbulos. Nadie necesita matarlos como nadie necesita salvarlos. La peor lacra de nuestro siglo: la indiferencia. Algunos fueron amigos en Vietnam, otros, a los que las flechas amputaron todos sus apéndices, viven dentro de una urna y esperan ser embalsamados como Lenin.

   La verdadera imagen del gato no es la que guardamos en la memoria, sino la del animal atropellado que es lengua de sangre sobre la autopista. Otros han muerto antes, desgraciado, para conseguir que no tengamos nada. Yo he visto huidizos pájaros carbonizados en el aire y mujeres adictas a la silicona de sus pechos para flotar en la nada de su frívola existencia. No puedo esperar mucho de esas pupilas inyectadas de brea que miran al fondo de los barrancos y comprueban que las ciudades sumergidas no son más que los esqueletos de sus antepasados.

   Las niñas que saltan a la comba cerca de Walley Street serán portada de revistas de deportes. Anoréxicas y con el pelo recogido, se tatuarán el nombre de un animal mitológico y algunas acabarán muriendo de cáncer en un precioso adosado de las afueras. La belleza también es feroz y se consume a sí misma como el Uroboros. Varados en la nada de algún lugar demasiado extenso, demasiado oscuro, los centros comerciales son la nueva Sodoma y el azufre de Dios se sirve en cafés de plástico y donuts glaseados. Morir lentamente, morir rápido. El final es el mismo, una broma burda que nos incluyó en el Big Bang. No puedo esperar nada más de los que se arrastran vendiendo baratijas en los prostíbulos. Lo que consiguió la democracia se resume a eso y a una película porno de Angeline Valentine.
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¿Tiene sentido que algunos medios califiquen de fracaso el resultado de Podemos?

Mi artículo en Mundiario sobre el fin del bipartidismo en España.

Dirección de Podemos. / Facebook

   El bipartidismo se ha acabado. Que en el feudo socialista de Andalucía la suma de Podemos y Ciudadanos desbanque en votos al PP dice mucho de cómo esta este país. No debemos olvidar los cadáveres que estas elecciones han dejado a su paso como IU y UPyD, partidos de una trayectoria significativa durante esta última década.

   Seguramente Rajoy ha evitado el rescate de España, pero lo ha hecho a fuerza de asfixiar a los empresarios y de severos recortes en Sanidad y Educación. La sociedad entendió que los recortes eran inevitables, pero no que la prioridad fuese el Estado del Bienestar, sino los excesos y duplicidades de administraciones locales y Comunidades Autónomas. No se han fusionado ayuntamientos y la racionalización de personal dentro de consejerías no se parece en nada a la disminución gravosa de profesores o al aumento de la ratio de alumnos dentro de los centros docentes.

   El discurso neomarxista de Podemos y el sentido común que desprenden algunas intervenciones de Albert Rivera dejan claro que la corrupción ha sido incluso un rango de prestigio dentro de la lógica funcional de los partidos clásicos y sus acólitos. De hecho, la sociedad ha entendido que PP y PSOE no van a prescindir de ese clientelismo, ni de su endogámica estructura. Los partidos siguen recibiendo subvenciones al igual que los sindicatos y la patronal.

   Sé que hay mucho jubilado que compra Hacendado en Mercadona y muchos treinteañeros que no pueden casarse. Esto pasa factura. Entiendo que a los periodistas les toque a veces bailar con la más fea, pero que califiquen de fracaso o gatillazo a los resultados de Podemos me parece una frivolidad. Que, sin apenas campaña, con escasas semanas de recorrido oficial por Andalucía, Podemos sea la tercera fuerza más votada, es para atarse los machos. Por no hablar de Ciudadanos que tiene esa impronta del CDS que tanta falta hace en estos momentos de deriva.

   Me da que, en la Moncloa, no van a reformar los dormitorios.
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martes, 24 de marzo de 2015

Cobra

   Permite que el revólver haga su trabajo. Deja que mi mano descanse sobre tu pecho. Sonoro es el viento y violento el aroma que retarda el vuelo. No hechices a mis hermanos, pues la cobra se ausenta del sueño. No soy Elmo.

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sábado, 21 de marzo de 2015

Si Cervantes levantara la cabeza

qué jaleo de huesos ni qué niño muerto


Cervantes.

   Hay una España que alaba las reliquias, una España negra que le gusta mucho desenterrar cadáveres de narradores y de poetas, sobre todo si son del 27, una España que espera mucho del brazo milagrero de Santa Teresa que el dictador Franco tenía en la mesilla de noche.

  Las supersticiones en este país se convierten en literatura y la literatura en superstición. Que encuentren los huesos de Cervantes me la trae al pairo y lo peor es que, por primera vez, en mucho tiempo los telediarios nombran el Siglo de Oro, y lo hacen como una deriva de Cuarto Milenio. Porque España necesita creer en los milagros, en los fetichismos y en esas minucias que, como el prepucio de Cristo, arrastraron a miles de mujeres y niños a Las Cruzadas.

  Qué lujo de país este en el que las librerías se extinguen, pero nos ocupamos de desenterrar a Cervantes. Porque este país es tan adicto a las tumbas como a las tragaperras, porque en las tumbas hay mucho morbo, mucho crimen, mucho CSI y mucho programa de Jiménez del Oso.

   A lo mejor beatifican a Cervantes y lo exponen en una urna junto al brazo incorrupto de Santa Teresa y el paño de la Verónica. No sé, pero aprovecho ahora para comentar que Cervantes no fue solo el autor de El Quijote, que fue el Montoro del Barroco y que fracasó en el teatro. Que tiene, sin embargo, unas novelas cortas, llamadas ejemplares, de una mordacidad estupenda, y que escribió una narración bizantina, mejor que la del Ingenioso Hidalgo, llamada Los trabajos de Persiles y Sigismunda. Exquisita, llena de lirismo y con un virtuosismo retórico superior a la de Don Quijote.

   Lo peor, sin embargo, está por venir. Prepárate para las novelas que se van a publicar con el temita de los huesos y sus misterios. Lo de Dan Brown va a ser una risa al lado de esto.
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La luz que no regresa a nuestro mundo alumbrará los restos del pasado

   No temo la violencia. La realidad es demasiado sobrecogedora para permanecer siempre aquí, en la luz que crepita más allá de las llamas. No quiero conocerte profundamente. No quiero arrepentirme, ni sentir la lástima del animal noble que pierde a su amo y deambula enloquecido por los caminos de herradura. Hemos sido visibles en un tiempo donde todavía el cerco de oscuridad era pleno y los ojos que nos acusaban pertenecían a viejos amigos. La luz que llegó a reconocerme en ti también alumbró a los hombres buenos del pasado. No exclames. Ni pienses. Deja que las cuerdas se tensen y que el animal de fondo recoja las miserias de ese cerco. Anúnciame cuando no exista y, si alguien gira la cabeza, para comprobar mi ausencia, dispara, sencillamente dispara y disfruta del eco. Es mejor escribir desde el odio para no morir en la sombra que erosiona cada palabra que sigue a otra.

Fotografía de Steven Meisel.
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El actor Roco Siffredi deja su carrera porno porque ha encontrado el amor

   Leo en El Mundo que Rocco Siffredi deja el porno por amor. En una entrevista previa a participar en un reality italiano, ha confesado que lo primero es su esposa y que ya no puede pensar en seguir con el fornicio delante de la cámara. Me asusta en la noticia de El Mundo el uso del adjetivo "desmejorado", "un desmejorado Rocco Siffredi". Claro si es que la edad y los oxidantes no perdonan. Una pena.

   Porque Rocco Siffredi fue la fantasía sexual de esos adolescentes que, en los noventa, practicaban el onanismo en la casa del amigo rico que tenía VHS y el vídeo-club a la vuelta de la esquina. Fue también la fantasía sexual de algunas mujeres con hombreras y colonia Chispas que no tenían a la mano un libro como las 50 sombras.

   En efecto, el felipismo también tuvo mucho de censura erótico-festiva para algunos jóvenes que odiábamos la movida madrileña y que el Canal + codificara sus películas X todos los viernes por la noche. Qué tiempos iniciáticos aquellos. Ya no volverán. Rocco Siffredi tuvo la culpa de que muchos adolescentes se criaran relacionando el sexo con el machismo, que lo pornográfico enseñara su peor esencia: la servidumbre de la mujer frente al falo totémico del varón. Mucho cabra loca y mucho maltratador nacieron de esas películas que se escondían bajo el colchón de la cama o dentro de la cisterna, envueltas en plástico, para que ni papá ni mamá las descubriera.

Rocco Siffredi se convirtió durante mucho tiempo en ese actor al que los periodistas preguntaban
por el seguro del instrumental que utilizaba en sus exploraciones. Pero el tiempo pasa y los actores
porno,como los líderes carismáticos y los caramelos Sugus, van pasando de moda. Con su retirada
del cine, desaparece también una forma de mirar el mundo, una forma cutre, torticera, donde importa
más el desenlace que los preámbulos, donde la batuta del sexo la lleva el hombre y donde un mal
actor de drama es necesario para que el porno triunfe. Diablo mundo.
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La gente ve Sálvame y no Salvados porque la gente vive una vida de mierda

Arturo Pérez-Reverte

   Escucho la entrevista a Pérez-Reverte en "La ventana", el programa de La Ser, presentado cada tarde por Carles Francino, y de nuevo el autor de El maestro de esgrima vuelve a repetir el argumento de la incultura como problema atávico para el progreso de nuestro país. No le voy a quitar razones porque está en lo cierto cuando sostiene que: "Cuando miras atrás y ves que todos los problemas de España se han debido a esa incultura, por ese pueblo cerril y analfabeto que todavía se prefiere programas como ‘Sálvame’ a ‘Salvados’, te das cuenta de que nunca salimos de ahí. Cuando miras atrás es inevitable el sentimiento de melancolía".

   Pero, desde mis modestas aportaciones, el problema es más profundo en la actualidad. El desmantelamiento cultural como la subida del IVA en libros, por ejemplo, y la falta de una rigurosa reforma educativa, que debe empezar por la universidad, son generalizaciones indiscutibles, pero también hay una sociedad que vive en el umbral de la pobreza, que trabaja con horarios infinitos y por un salario de esclavo.

   Hay demasiada gente que vive una vida de mierda y que, cuando llega a casa, está derrotada y que solamente tiene tiempo de tomarse los antidepresivos y preparar para el día siguiente los almuerzos del colegio. Hay demasiada gente que vive una vida de mierda y solamente piensa en dormir porque está atado de pies y manos a un trabajo de galeras, porque sabe que cualquier día, por ejemplo, mañana, lo pueden tirar a la calle con una indemnización ridícula que enmierde más el marrón de vida que lleva. Y son esos medios de comunicación, blanditos, subvencionados, que a veces juegan a ser demócratas, los que contribuyen también a esta incultura, manejada desde el esclavismo, desde la indiferencia ante la corrupción en Andalucía y otros ayuntamientos, ya que no se posicionan ferozmente contra lo que estamos viendo todos. Sí, en efecto. Esos medios donde los escritores que aún pueden publicar en este país se permiten el lujo de presentar sus novedades y juzgar con razón, no lo discuto, lo que viene sucediendo en este país desde hace siglos.

   Pero son esos escritores y esos intelectuales los que deberían experimentar por un momento la mierda de vida que llevan algunas familias que, tras la ingesta de hipnóticos, prefieren ver comedias de chichinabo porque es la única forma voluntariosa que tienen de protestar, porque no pensar cuando te oprimen, señor Reverte, quizá sea también respetable. Es cierto. Los culpables son los que deciden qué leer o qué ver en la televisión, pero también esa mano invisible del libre mercado que pega unas hostias como las de mi tío Daniel, que mató a un mulo de un puñetazo. Cosas del campo. Marrón de vida y enhorabuena a los que aún pueden seguir publicando.

   Por cierto, a mis alumnos les encanta El francotirador paciente, pero yo me sigo quedando con El pintor de batallas. Ah, se me olvidaba, mi tío Daniel, después de guerra, se metió a cartujo.
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Zapatos con tacones de aguja o con plataforma, la decadencia de lo que somos

Fotograma del vídeo clip The Bay, del grupo Metronomy.

   Qué se exhibe tras ese insultante exceso de apariencia. Nada. Pero nada en el lenguaje filosófico del existencialismo es algo. Y a mí me parece que, tras esos zapatos increíblemente tuneados de agujas y plataformas, se encuentra la grandeza de lo grotesco y eso puede ser tan maravilloso como apellidarse Agag o Urdangarin. Los zapatos con tacones de aguja y los de plataforma son la decadencia de una belleza no alcanzada, un territorio devastado por el maquillaje y muchos vasos de tubo rotos en más de un párking, la efímera sombra de una actriz porno que viene a menos y necesita del nácar y del esmalte para seguir brillando en ninguna parte.

  El tacón de aguja es un símbolo que a Freud hubiese encandilado por su resonancia fálica y autodestructiva. La aguja como falo y filo del acero hace que algunas jóvenes machacas, que quieren ser Olvido Hormigos o la vecina del sexto que sale con el maromo hormonado del gimnasio, no descansen jamás de negarse a sí mismas qué miserable puede llegar a ser la vida cuando te desnudas ante el espejo. Aunque tengas dieciséis años y alguna vez hayas sido reina del baile en las fiestas del pueblo. Aunque hayas pasado por el quirófano tantas veces que solamente tu hígado recuerde la genética de la que procedes.

   Esas plataformas en los botines de charol son como herraduras fijas en unos pies leves que caminan entre la depresiva incomprensión de la adolescencia, península maravillosa plagada de minas que tatúan para siempre alguna vida de mierda en el futuro. Lo que tienen estos zapatos es que son la punta del iceberg de mujeres que aspiran a nada, de hombres de nada que aspiran a que su mujer sea una hembra cosida a un reflejo de Barbie sin American Express. Triste mundo el de las agujas y las plataformas, el de las uñas de porcelana y el de los trasplantes de pelo. ¿Cuánto tenemos que ocultar para no darnos cuenta de que existimos en la más pura y radiante de las soledades?
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Mucha gente triste camina por twitter citando a Coelho y letras de Alborán

Mensaje de Twitter.

   Reparo en ello continuamente. Mensajes cargados de un romanticismo barato, extraído de la lírica vacía de Alborán y Bustamente. Mensajes citando a Coelho, a Jodorowsky y a la madre que los volcó al mundo. Mensajes con letras de canciones de U2 y Camilo Sesto recordando qué felices éramos cuando un abrazo nos separó de la gente chunga. Mensajes de navajeros que quieren ser raperos y mandan rimas y versos. De estos no diré más que: Infumables y tan virales como la peste bubónica en un mercado de abastos.

   Mensajes de mujeres sexys, adictas a las sombras, de solteronas que van de la parroquia a la COPE, de adolescentes que cavilan entre hacerse el piercing o quitarse las costillas flotantes. Mi twitter está lleno de mensajes de amor y de esperanza, algunos son como un puñetazo de Hulk en el páncreas, otros me recuerdan a Bécquer después de haber asistido a una de esas sesiones de abrazoterabia y posturas varias para sacarte las perras. Hay mucha infelicidad en twitter, y twitter, aunque no lo parezca, es la voz del pueblo. Que se lo digan a Podemos que aquí, en este asunto, se maneja como anguila en ciénaga o cochino en charca.

   A mí me da pena leer tanto mensaje triste y motivacional, y que tengan miles de retweets donde quien hace click parece empatizar con esa frase que justifica el temor al desamparo. Porque no saber que nacemos solos y moriremos solos te engancha a twitter y a Coelho, y a que pienses que un mensaje será leído por un alma gemela que te comprenderá, que nos comprenderá, porque no hay nada más fácil que manipular con las palabras, que ahorrarte el dinero en un viaje al Cañón del Colorado, donde deberían reunirse estos amorosos y necesitados twitteros, sin otro fin que el de lanzarse al fondo de la roja sima que Dios dispuso en el desierto para estos menesteres.
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Ama aquel que vuela, un verso de Miguel Hernández, otra visión de la sombra

Desire, de Martin Stranka.

   No ama aquel que no vuela, pero no hemos evitado hacernos daño. El percance fue el pretexto para que tu boca no dijera lo que tanto deseaba sobre la sombra, sobre el temblor. Nadie quiso que el fuego dejara de consumir lo que tantas cartas habían destruido. A nuestras espaldas quedaron el clamor de las plazas de la amarilla luz y los paseos por entre las columnas. Giraron las ramas con el éxodo de los mirlos. Pero el miedo estaba ahí, como un animal sereno que aguarda su hora entretenida para morir.

   No hemos luchado lo suficiente para que nos alcanzara el rumor de las hojas, el invisible hielo que detiene el trabajo de quien siembra sobre la tierra. Tus abuelos también amaron inútilmente y nuestros padres alzaron las piedras en la mayor de las alturas. Basta que cada uno de nuestros sentidos temiera lo que deseaba para que el último beso nos condujera a la violencia, porque el mundo era violento y demasiado frágil. Yo no podía seguir escribiendo, aunque con cada palabra intentara olvidarte.
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Tantas universidades privadas relajan la exigencia académica en Bachillerato

Mi artículo en Mundiario sobre la privatización de la educación universitaria.

¿El Bachillerato como autoexigencia o como pasaporte a la privada?

   Me comentan colegas de muchos institutos que el rendimiento de algunos alumnos de Bachillerato ha disminuido en comparación con años anteriores. Se filtran algunos rumores en las salas de profesores de padres que confían en que sus hijos simplemente aprueben la PAU para tener una certificación que les permita cursar la carrera que desean en cualquier universidad privada. La inflación de universidades públicas es enorme desde hace años, pero las universidades privadas están creciendo como setas en cada provincia. Hay mercado en la formación de grados y másteres, mucho mercado. Esa realidad educativa no se corresponde con la escasa oferta de trabajo para profesionales universitarios que existe en nuestro país. Tristemente conozco a alumnos brillantes que están ejerciendo como dependientes en grandes almacenes.

   Considero injusto que, por unas décimas, un alumno se quede sin cursar en la universidad pública una ingeniería o una carrera sanitaria. Como padre, seguramente haría todo los esfuerzos posibles por que mis hijos cursasen aquellos estudios que más feliz les van a hacer en el futuro. Pero no olvidemos el coste que estamos empezando a pagar. Encontramos en las aulas alumnos que sencillamente aprueban, que no desean esforzarse, que no compiten entre ellos por obtener la máxima nota, que convierten la motivadora necesidad de superarse en una pasividad manifiesta sobre lo que se enseña en clase.

   No soy un docente que satanice la privatización en una sociedad como la nuestra, pero hay ámbitos como el educativo donde lo privado no siempre se relaciona con competitividad y autoexigencia. Veremos cómo termina la película.
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La frivolización de la cultura contribuye cada vez más al cierre de librerías

Mi artículo en Mundiario sobre debacle en el que se está convirtiendo la venta de libros.

Cita de Vargas Llosa, autor de La Casa Verde.

   En un artículo anterior señalaba posibles causas de la disminución de lectores que, en muchos casos, nada tiene que ver con la aparición de las nuevas tecnologías. Quisiera añadir otros matices contextuales que participan de esta debacle en el que se está convirtiendo la venta de libros.

   La inmediatez y la hiperestimulación de Twitter, Facebook y los grupos de WhatsApp han acabado con los tiempos muertos en los que se leían libros de bolsillo. Personalmente, he leído muchas novelas y libros de poesía en autobuses y trenes durante trayectos que no superaban la media hora. Al igual que yo, lo hacían cientos de estudiantes y trabajadores a primera hora de la mañana. Esa tipología de lector ya ha desaparecido. El dispositivo móvil ha sustituido al libro de bolsillo en esos periodos de tiempo y, por tanto, ha desaparecido un lector pendiente continuamente de novedades y revisiones de clásicos que devoraba libros continuamente.

  Se añade que, ante esta situación, la profesionalización de escritores, agentes, representantes y asesores de marketing ha contaminado involuntariamente la naturaleza azarosa, caótica, trágica y desesperada que tiene el acto de creación en sí. La marginalidad del escritor y su testimonio de exclusión social ya no existe tras la mercantilización del producto y, si existe, es para convertirse también en objeto de consumo. Lo que se produce por tanto es una inversión de roles donde el escritor trabaja para un lector modelo que consume a través de la publicidad y de la promoción. No es el lector el que se interesa por descubrir textos profanos e innovadores yendo a librerías o bibliotecas. 

   Al mismo tiempo, vivimos una época donde la neotelevisión, una televisión focalizada en el reality, ha devaluado la importancia de la cultura como un factor determinante en el prestigio social y formativo del individuo. Películas a un euro en suplementos periodísticos como reclamo de venta o libros por entregas a precios ridículos en tantos y tantos diarios han logrado que la creación se advierta como un trabajo insignificante, rápido y efectista, que carece de valor de esfuerzo y trascendencia.

   Estos hechos están ubicados además en un escenario político y social lleno de patetismo porque se infravalora la formación intelectual como garantía de éxito profesional y social. Porque los condicionantes que promueve la neotelevisión son otros y las editoriales se están acomodando a formatos televisivos con la mejor de las intenciones seguramente, pero cabe preguntarse si ésa es la literatura con la que crecimos muchos: Vargas Llosa, Dostoievsky, Conrad, Lessing, Rosalía de Castro, Panero, Poe.

   Malos tiempos para la lírica donde la lectura en el sistema educativo se está convirtiendo en una prueba de fuego para alumnos y profesores, más que de descubrimiento y de disfrute, porque los informes PISA presionan. Porque todo el mundo, intentando buscar soluciones, lo está jodiendo todo mucho más. Veremos qué pasa. Pero los que escribimos andamos muy desanimados.
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viernes, 20 de marzo de 2015

¿Por qué las porno-dolls contaban conejos blancos en una habitación de París?

Japanese Love Dolls.

   El suicida terminó de leer las últimas líneas de Mefisto: "Todos los personajes de este libro representan tipos, no retratos". Golpeó luego la puerta y, cuando la muñeca rubia abrió, encontró a todas ellas en torno a una estatua de hielo. No estaban desnudas en esta ocasión, pero el mismo aire triste en sus facciones delataba que era el final de los tiempos.

   Sus cuerpos ligeros, tan ebúrneos como el interior de una ostra, se curvaban sobre la superficie de la tarima. La estatua de hielo ya no constaba de un falo gigante. La estatua de hielo se descongelaba lentamente bajo la mirada fúnebre del suicida que amaba a las muñecas. En una habitación de París, Julio Cortázar contaba conejos blancos mientras deducía nuevas estrategias para sus cuentos. Siempre hay una violencia soterrada en el lenguaje de los antiguos, en los amantes del jazz y en estas muñecas que se abanican las unas a las otras mientras ven pasar la vida a través del umbral.

   El suicida conocía el cuento y también las muñecas lo conocían. Bromeaban sobre sus interpretaciones y el hielo de la estatua era un roce sutil sobre las pieles blancas. El suicida dejó la novela de Mefisto sobre la mesa de caoba. Los ceniceros humeaban pacientemente y una de las muñecas, Porn fidelity, adivinó las intenciones del muchacho. Y así sucedió que la bañera estaba lista con todos los utensilios de acero. El suicida recordó a Klaus Mann por última vez y se sumergió en el agua caliente después de coger la cuchilla. Alguien reía en el salón porque los conejos blancos comenzaban a manar de los sombreros de copa.
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Por qué cierran las librerías en España

Mi artículo en Mundiario sobre los posibles culpables de este desastre.

Cita de Jorge Luis Borges, autor de El Aleph.

   La Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL) en su informe Observatorio 2014 afirma que, en este país, se cerraron más de 900 librerías. Para los que creemos en la redención del ser humano a través de la lectura y de la escritura, es una noticia terrible.

   Las causas siempre se focalizan en el sector de las nuevas tecnologías y redes sociales. A la crisis económica ha acompañado una crisis en el sector y, conociendo como conozco a muchos libreros y después de trece años en la enseñanza pública, quiero destacar otras causas a las que no se le están dando la suficiente importancia.

   El coste de libros de texto en este país obliga a que padres y madres no vuelvan a pisar una librería o secciones de grandes almacenes durante meses. Como consecuencia, muchas familias, así me lo comentan, establecen como único presupuesto en libros de papel aquellos que obligatoriamente el alumno debe usar en clase. Por otro lado, la falta de una reforma educativa significativa ha improvisado planes de lectura en los que los alumnos leen obligatoriamente clásicos y novelas juveniles, si no desean suspender la materia. Se crea así una animadversión hacia el libro como encuentro azaroso, vocacional y maldito entre el adolescente y los enfants terribles de la literatura.

  No podemos olvidar, además, que ha desaparecido de los círculos adolescentes y universitarios importantes debates filosóficos y estilísticos donde predominaba la discusión entre autores y corrientes, así como las fobias y las filias por géneros, temas y formas filosóficas de percibir el mundo. Las nuevas tecnologías y un marketing agresivo por parte de multinacionales han obligado a que el lector activo desaparezca y se convierta en un consumidor de cuatro o cinco libros, generalmente anglosajones. No hay diversidad de lectores, sino que el best-seller se ha convertido en la única forma de inversión por parte de algunos grupos editoriales, dejando de lado textos innovadores, arriesgados,políticamente incorrectos. 

  Salvo Anagrama y Seix Barral, de este cultivo de nuevas formas narrativas se encargan editoriales pequeñas con difícil distribución. Como las editoriales son empresas, ante las cifras alarmantes del descenso de la demanda, las de mayor distribución apuestan por lo seguro: un libro que no incomode desde el punto de vista temático, de género perfectamente definido, y cuya estructura no sea demasiado compleja. Un libro consumible. Dudo mucho que en este país ahora mismo pudieran publicar Francisco Ayala o Miguel Delibes, o un Stefan Zweig.

  Reseño decenas de libros cada año en diversos medios y he llegado a la siguiente conclusión. En España hay autores que escriben muy bien, que cuidan el lenguaje, que prometen mucho entretenimiento, pero sus obras no profundizan en la crisis social y política a la que nos enfrentamos en estos tiempos. Escasean los libros de compleja introspección sobre los males que nos aquejan en nuestro presente, males mediáticos y tecnológicos, problemas éticos y psicológicos que lentamente van definiendo las luces y las sombras de nuestra época. Y ahí hemos perdido a lectores del presente y lo que es peor a futuros lectores que no diferencian entre la calidad de un libro como encrucijada vital y una serie televisiva de ficción.

  Posiblemente, la literatura haya muerto de éxito. Se publica más que nunca y se lee cada vez menos. Porque, pendientes de que la piratería y las nuevas tecnologías no sustituyeran al libro, hemos matado al lector comprometido con su mundo y al autor que generosamente buscaba en la escritura el exorcismo de sus preocupaciones sinceras.

  Pero, bueno, habrá que seguir creyendo. Ahí están Jesús Carrasco o Martínez de Pisón.
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GH VIP aburre porque la realidad española es más grotesca que la televisión

Mi artículo en Mundiario sobre la realidad política española.

Belén Esteban, concursante de GH VIP.

   Es cierto que el formato no se agota porque ya se encarga Telencinco de que el reality sea como la plaga de la peste. La sintomatología de su infección se extiende a todos los programas del canal y a cualquier hora. Así que no te escapas de conocer los ingredientes del mejunje. Nada que ver tienen estas ediciones con el primer Gran Hermano donde las clases medias no sabían exactamente los efectos a largo plazo del experimento sociológico. Pero a mí me aburre este último formato porque esperaba más de la Ylenia de Gandía Shore, demasiado fina en esta ocasión, demasiado beata, machista como ella sola, y demasiado pacata al lado del modelo italiano que ni siente ni padece, como esos yogures edulcorados descremados que mandan los dietistas de la escuela Atkins.

   La única que ha salvado los muebles ha sido Belén Esteban, un terremoto de Alcorcón que a veces me recuerda mucho a la hiperactiva Anna Magnani en laBellisima, de Visconti, evacuando hipérboles y gárgolas por la boca con tal de defender a su hija. A mí me aburre esta edición de GH VIP porque la realidad está siendo más ilustrativa, más difamatoria, más entretenida y perra que lo que se pueda esperar de la ex-concejala Olvido Hormigos o Víctor Sandoval. Al contrario, creo que a GH VIP le ha faltado caña, ponerse a la altura de los políticos de este país, de algunos empresarios y banqueros a los que cualquier día Punisher los pone en el punto de mira. Por desgracia, estamos inmunizados y Telecinco cree que el formato sigue triunfando, pero ya no es lo mismo. Porque el país es tan esperpéntico que este programa sabe a poco. Hay tanta inmundicia en los corrales del Imperio que ni la versión más choni de Belén Estebán salva el desenlace del concurso. A lo mejor si vuelve Pocholo...
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Te quiero así, bajo esta sombra

No eres eterna y ese hecho no es terrible


Eva Green y Evan Mc Gregor en el film Perfect Sense.

   Te quiero así, bajo esta sombra. No eres perdurable y ese desasosiego me emociona. Calla conmigo y escucha el lenguaje de las brasas. Tu cuerpo es otra resonancia. Huimos hacia el declive de la luz. Respiras dentro de mi pecho y nos eleva esa sensación de constante pérdida cuando reconocemos que no vamos a vivir para siempre.

   La rojez de los frutos es incandescente y comemos alrededor de la mesa donde comieron nuestros abuelos. No queda más tiempo que esta necesidad de escribir cuanto habito, cuanto presiento después de la tarde en el parque. Callaron también los árboles y cesó el columpio tras el sonido de los mismos pasos. Los años se comprenden en un segundo y el pájaro que no escapó de la niebla resiste en mi sueño. Te quiero así, bajo esta sombra, en el fondo de las aguas que la oscuridad sustenta.
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Qué me queda cuando detrás de la lectura me aguarda el silencio del signo

Obra de David Talley.

A Vanesa, a Berta y a María

   Tras las líneas de Husserl, el darse de modo absoluto y claro, el darse a sí mismo en el sentido absoluto. Somos diseminación de luz que irradia el fuego en cualquier inclemencia. Señales de adhesión que las células emiten para que actúen otras células. Sencillamente el viento estriando las benévolas esporas que fluyen hacia la nada. Al cerrar un libro, se expande la sombra de su recuerdo. Algunas palabras permanecen como claridad de aguas que vivimos. No esperes que tu cuerpo resista como otras fulgentes materias. El roce de una mano sobre el tronco hinchado es un acontecimiento perdido, incapaz de evocar tu otra mano.

   Los seres que se olvidan mueren otra vez cuando sus rostros se borran de la sospecha. Un hombre desciende por la ladera con un bastón. Es firme el suelo. No hay bruma que oculte la extensión. Ese hombre es vuestro padre y ya no mira a los ojos.
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La bruma será el cadáver que las aves confundirán contigo al final del día

Obra de David Talley.

   A quién visitas al entrar en esta habitación. Reposan las cenizas en el interior del cuenco y te sientes afortunado. Todo lo que rodea esa luz pertenece a las olas. No somos más que la experiencia de nuestros ancestros y, aunque mires para otro lado, los mismos ojos que te acusaron son los que vigilan los eternos segundos antes de morir.

   No hay otro momento en el que se pueda consumar la lectura de esas líneas: "Era una pregunta vana y sin embargo me enfadé. Mi enfado provenía de la conclusión de que, ya que había decidido suicidarme aquella noche, todas las cosas del mundo deberían resultarme aún más indiferentes". No es más que otro fragmento al azar de El sueño de un hombre ridículo. No odias a Dostoyeski porque el dolor es ansia para ti. Los escalones no acaban tras esa puerta roja. Otra mujer recién levantada quiere acariciarte la espalda y coserte los párpados. Remará con tu sombra hasta el centro del lago y la bruma será el cadáver que las aves confundirán contigo. Deja que el muchacho profane tu tumba al final del día.
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Leer un verso de Sacerio-Garí porque mueres en la vida para vivir en la lluvia

Foto de Annie Leibovitz.

   Eres la oscuridad que necesito para amar lo que temo y ahora que esta noche se bifurca hacia la estrella blanca, no ceso de escribir los mismos versos de Sacerio-Garí: "Las balas se cruzan, arde el fuego en la frente cruzada de medialuna. Y las mansiones impasibles se llenan de colmillos y de sacos de oro...y nadie sabe qué lado de los dados le toca a la familia". He extirpado de tu corazón el escarabajo plateado y tu delgada figura se ha desvanecido como expansión del humo.

   No construyas más mundos de esas lecturas que dejas a veces a medias. Yo he necesitado acudir a la Meca para conseguir los psicotrópicos que luchan contra la ceguera blanca. La realidad se ha agotado en el lienzo y lo que buscas más allá de la percepción se esconde en las palabras "ruina" y "latencia". Deja que el lenguaje te posea y que la sombra de tu sombra regrese a mi cuerpo como una bendita exhalación. No esperes a otros maestros. El viaducto los ha arrastrado a su mugriento abismo de abandono. Regreso a un poema de Sacerio-Garí: "Niños y niñas, mortajas blancas sobre los hombros vivos, la vida vuelve a las ventanas y las calles recién barridas oyen una elegía funeral". Las serpientes siempre tienen los párpados cerrados, recuérdalo.

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Nota: Versos extraídos del poemario "Para llegar a la Habana", de Enrique Sacerio-Garí, en Bartleby Editores.
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Que no ladre este perro que necesita el miedo para sobrevivir tras la puerta

Microrrelato en Mundiario.

Fotograma de Sin City, dirigida por Robert Rodríguez y Frank Miller.

   Tienes miedo y lo necesitas. Porque los perros que ladran tras tu puerta han sido convocados por ti en ese sueño en el que las cuerdas y el metal también son elementos consustanciales. Hay un rito en ese sufrimiento, en esa decadencia que vibra en tus ojos. La abolición queda tras el fuego y es lo que prima en nuestra existencia. Alas, vertiente y alas. Fuego tras el quicio. E insectos muriendo sobre nuestra espalda sin que la lluvia cese de caer en ese paraíso de burguers y cafeterías vacías.

   Tienes miedo y lo necesitas porque una voz te desafió frente al tablero y tú no hiciste otra cosa que dejar que su sonrisa borrara todos tus recuerdos. Nuestra vida no ha sido una mentira, sino esa película rodada a las afueras de una ciudad sitiada, donde los cadáveres aún tenían la última palabra. Yo no he escrito jamás para hacerte daño, aunque alguna vez copiara estos fragmentos tan adictivos en mi piel: "Y mientras hago esta pregunta no dejo de recordar a Dickie en el aseo, de rodillas frente al tótem de barro. Los pelícanos se habían extinguido a la misma hora de cada lunes y, en el recreo, los últimos niños jugaban a enterrar calaveras de paloma. Diablo mundo en la barra del bar, rostros agotadores que el humo perfila desde la nada. Ámame como a un perro tímido". Fin del espectáculo.
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Isabel Gemio analiza en su programa de radio la enfermedad como realidad social

Mi artículo en Mundiario sobre el tabú de la enfermedad en los medios.

Isabel Gemio.

   Aunque su estilo periodístico se aleja de la concepción crítica que necesitan algunos medios de comunicación en nuestro país, no puedo negar que Te doy mi palabra, de Isabel Gemio, dedica con mucha frecuencia gran parte de su tiempo en antena al conocimiento de diversas enfermedades con el fin de que descubramos el origen y trascendencia del dolor que hay tras quien la padece, sin olvidar además posibles enfoques terapeúticos que podemos adoptar ante el sufrimiento.

   Sé que Isabel Gemio, en este último año, ha sido ese sparring que la prensa rosa ha necesitado cuando la teta deja de dar leche y, aunque podamos discutir sobre su capacidad profesional para afrontar un programa de radio en una emisora como Onda Cero, no dudaré en afirmar que hay un logro inédito en Te doy mi palabra que no encuentro en otros espacios. Isabel Gemio es valiente al romper con el tabú de la muerte y la enfermedad a través de entrevistas a médicos, pacientes y familiares que sufren toda clase de síndromes y patologías.

   Me gusta que temas como el dolor y la enfermedad no se oculten a la opinión pública, pero este mundo de tronistas y chonis, de devotos de la religión más universal en la web, Paris Hilton, y de adictos al bótox y al running, esconde a los enfermos, los arrumba en plantas de hospitales esterilizados, les niega la exposición pública de su testimonio severo y pedagógico. Porque un enfermo no vende jamás, porque la crudeza del deterioro es un mal reclamo para este consumismo de jóvenes que viven entre Zara y Gran Hermano VIP, porque conversar con otro sobre la vida y su destrucción nos estremece. Porque queremos que nuestra existencia sea intensa y eterna. Mujeres Y Hombres Y Viceversa lo consigue para muchos, pero nuestras células tienen su propia biografía y nada detiene su destino fatal por mucho Special K y perlas de ajo que ingieras.

   Al César lo que es del César, y creo que hay virtud y sensibilidad en esos momentos en los que Isabel Gemio se compromete a superar el tabú de la enfermedad, a que los oyentes descubran que la muerte y el dolor son otra razón más para vivir con ilusión lo que cada día se diluye lentamente una vez que cerramos los ojos y apagamos la luz.
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Pensamientos sobre la escritura y la vida

Mi reseña en Mundiario sobre Ars Fragminis, de José María Piñeiro.


   El nuevo libro de José María Piñeiro, Ars Fragminis, editado por Celesta, es una recopilación de aforismos y pensamientos sobre el origen de la literatura como lugar de encuentro entre la ficción y lo filosófico. Su enfoque estético ante la vida también se comprueba en estos mensajes que, como una letanía, el lector va absorbiendo lentamente en busca de nuevas paradojas que Piñeiro traza con un minucioso trabajo de filigrana. Porque el lenguaje de este escritor oriolano es en sí mismo una reflexión abierta sobre los misterios que se ocultan tras nuestra percepción de la realidad y del propio proceso creativo, pues es el lector el que debe completar lo que el mensaje sugiere con sutilidad e ironía.

   No se puede ocultar que hay una especie de ensimismamiento en el que el escritor se sume a veces para profundizar en esos hallazgos que su formación como lector ha consumado como intensas y breves averiguaciones que rondan lo filosófico y la poesía vanguardista que tanto venera. Ars Fragminis no deja de ser el resultado de muchos años de trabajo incansable como escritor e indagador de lecturas proteicas y misceláneas, siendo la propia voz de este autor un eco inédito de ese material literario que persiste en la búsqueda de una revelación o de muchas; el hombre como creación órfica de un universo en constante expansión y la escritura como un testimonio inútil, pero de una belleza intrépida y cautiva, que consigue que el autor juegue a ser niño, a ser ese avatar que impulsa, desde tiempos antiguos, el movimiento de las mareas y la luz cegadora del crepúsculo que asola los caminos.


- "A Jarry sólo le faltaba una bicicleta para ser el más raro de los presurrealistas" (pág. 19).

- "Una frase que no entiendo adquiere una apriencia gráfica, se convierte en un garabato en la mente" (pág. 25).

- "Escribir es no haberse ido, continuar con gallardía en la dilucidación de las cosas, confirmar el tipo de implicación que uno tiene con la vida" (pág. 36).

- "Lo especulativo es espiral, subatómico, fractal, mientras que el sentimiento parece esférico y englobante: nos toma desde todos los puntos y condiciona lo que el pensamiento intenta proyectar para superar la circunstancia" (pág. 69).

- "Lo que la especulación creativa, lo que la imaginación, al penetrar en la filosofía, en el ámbito de las humanidades, ha producido, son auténticos logros del pensamiento: crear conceptos que esclarecen el horizonte de este tiempo disparejo, diverso, pululante" (pág. 78).

- "La montaña lejana se hace leve en la mirada" (pág. 66).
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domingo, 15 de marzo de 2015

Desastre marítimo

  Los hombres se desquician tras las neveras vacías. El zumbido de los motores es la sinfónica despedida del cormorán, el mayor de los suicidas contemporáneos. La abuela dejó de vender la yerba celeste para comerciar con hongos y sogas. No queda nada del virtuoso ritmo de las nubes circulares. Yo no he desayunado con Tim Burton, pero El desastre marítimo salió en todos los periódicos.

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viernes, 6 de marzo de 2015

Regresaremos a los que nacerán para que la luz sobreviva a todos nosotros

Microrrelato en Mundiario.

Jeremy Geddes.

Dedicado a Fernanda García y a sus sobrinos.


   No esperes a que la luz sea el soplo de la vida, ni que, sobre esta hierba oscura, tu cuerpo, como el mío, se hundan definitivamente. Espera a que, al final del camino, no tengas conciencia del tiempo, a que todo el desastre sea una ilusión más, evocada por ese lobo que traza el dibujante. No pertenecemos a este mundo de meandros y migajas. Pertenecemos a la luz que reclama más espacio, más ausencia, que insiste en que los reflejos mutilen sombras antiguas. Dame tu mano y deja que la claridad nos arrastre con su flujo de materia invisible. El lobo es un animal demasiado noble para soñar toda una vida. Las olas no existen como tales olas. Alguien apunta con su arma y escapamos como los animales porque la luz así lo desea, porque la luz nos convoca a vivir como si lo hiciésemos de verdad. Abrázame y respira, punzada del frío, estrecho sendero que desaparece en la nada.
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Deja que una actriz como Lisa Ann caiga entre los durmientes brazos del Orfidal

Microrrelato en Mundiario.

Lisa Ann.

   Deja de salpicar y condúceme hasta el venero de luz, mi Lisa, Lisa Ann. Que las estrellas que una vez trazamos en la arena con nuestros pies desnudos adiestren a las recién nacidas comadrejas. Busca bajo la cama los restos de pollo que amorosamente tu padre te traía hasta el psiquiátrico, nuestro refugio favorito, donde tu piel se rozaba con la del gato gris.

   En la tele, después de enumerar los muertos de cada partida de mus, tu rostro aparecía como un retrato virginal y manso con el fin de promocionar aquellos herbicidas que mataban a los infieles programadores de troyanos. Lisa Ann, eres esa chica que escribe en los aseos frases tan obscenas como las escamas de ese político que vende pieles de roedor antes de disparar al público. No echo de menos tu cuerpo, ni tu bikini nuevo de Desigual posándose sobre la piel ebúrnea que un dios totémico te concedió en un quirófano.

   Me echarás de menos cuando haya muerto sobre el vientre de otra mujer que se llama Angeline y no podrás llorar demasiado porque el escenario, como el psiquiátrico, son espacios muy exigentes. Tienes miedo a verme sonreír, pero es mejor así, que la escritura conserve estos momentos en los que el Orfidal nos amilana y nos deja postrados, esperando la letanía del alba.
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La crisis económica ha generado un aumento de las desigualdades intelectuales

Mi artículo en Mundiario sobre la desmotivación intelectual.

Rico, el hombre zombi.

   Solamente hay que darse una vuelta por los canales televisivos y comprobar que los mayores índices de audiencia los marca el fútbol y la bulla de la prensa rosa. Nada nuevo bajo el sol. Pero las librerías se hunden y los centros comerciales se han convertido en promotores de best-sellers americanos que reducen la variedad de lectores y la diversidad de géneros discursivos. Es más práctico, más cómodo. Las redes sociales y el abaratamiento de aplicaciones y aparatos han contribuido a la desaparición de tiempos muertos dedicados a la lectura en parques y transportes públicos.

   La burocratización de la enseñanza pública y la continua publicidad por radio y televisión de colegios concertados han mutilado la igualdad de oportunidades entre los ciudadanos. La subida del IVA en el sector de la cultura ha vaciado salas y auditorios, sustituyendo esa oferta por un de ocio dedicado a emisiones en diferido de comedias ramplonas que facilitan muchas páginas web. Estadisticas de lo que aquí expongo hay a patadas. La piratería ha contribuido, además, a una descarga masiva de archivos de toda clase que nadie consume porque el capitalismo y la depresión económica han conseguido llenar las consultas de psiquiatras de un prójimo zombi que piensa más en la cantidad que en la intensidad de lo que se vive. La frivolización con la que se regalan películas y libros por algunos suplementos dominicales implica que las obras de arte sean tratadas como un objeto efímero e infravalorado.

   Me preocupa que las políticas de austeridad nos hayan conducido a situaciones alarmantes y nocivas en nuestra sociedad. Solamente hay que asomarse cada noche a los contenedores que se colocan cerca de un Mercadona. Pero la crisis económica ha generado una desmotivación intelectual que, apostando por un consumismo de marcas blancas y contenidos homogéneos, infantiloides, (solamente hace falta leer 50 sombras o Los juegos del hambre), nos ha conducido a una sociedad acrítica, instintiva y cada vez más manipulable. Enhorabuena a los tecnócratas de editoriales y ministerios.
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Egolatría, el capitalismo de la imagen y otras maneras de ser Pablo Iglesias

Mi artículo en Mundiario sobre el capitalismo de la imagen.

Pablo Iglesias.

   No sé si el asunto se le está yendo de las manos a Pablo Iglesias. Presentí la egolatría en el debate paranormal, perdón, perdón, paralelo, que el líder de Podemos entabló con un imaginario Mariano Rajoy. Que están pagados de sí mismos ya lo veo en algunos editoriales de La Tuerka y que, en ocasiones, dicen verdades como puños no voy a negarlo, pero la prudencia como estrategia está siendo sustituida por un merchandising hagiográfico de sus líderes e ideólogos. A mí tanta aparición televisiva, tanto libro y tanto baño de masas me recuerda (y de esto entiendo bastante) a Boris Izaguirre y a la madre de Jesulín.

   La imagen acaba devorando a la imagen. Y que existe un capitalismo capaz de glorificar a un individuo para hundirlo luego en el más rudimentario ostracismo no es una licencia poética. El peligro que corre Podemos es que sus líderes, que salen hasta en la sopa, pueden acabar como esos grandes hermanos, como esos concursantes de OT o del Tú sí que vales, donde la televisión y la Internet convierten a un ser humano en un producto de mercado, tan efímero como el Tamagochi, por mucha filosofía que te avale. O en un llavero de Star Wars. O en esa gorra preciosa con el logo de One Direction. Queda bastante para las elecciones generales y el planteamiento político de Podemos puede morir de éxito con tanto Follow the leader, leader.
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Visión de un glaciar y un rostro para entrenar los límites de la escritura

Alexis Mire.

   Los sentimientos deben tener límites, si queremos que sea poderosa nuestra escritura. Pero todo permanece ahí, como si nada latiera, como si nada sufriera, a merced de la bruma y la oscura tranquilidad. Los glaciares parecen inmóviles, aunque no es cierto. Tememos que la muerte sea un desenlace único y que la escritura sea también esa desaparición lenta.

   No debe apenarte estar muerto, alguien reza en un mundo de tinieblas cuando la Odisea deja también estas palabras desconsoladoras: "Más quisiera ser un labrador en la tierra de otro, de quien bienes no tiene y apenas procura a su vida, que ser rey y mandar sobre todos los que fenecieron". Mi lenguaje es un lenguaje que no busca la lentitud de la luz, la sólida trampa del reflejo sobre las aguas. Mi lenguaje no busca presas celestes. La naturaleza que resiente mi cuerpo basta para enumerar demasiadas cosas que me sobrevivirán.

   Deja que mi mirada soporte el vendaval. Lejos del sacrificio que me toca cuando lo que escribo no merece la pena, debo aprender aquello que no ha sido referido en los libros. Marchemos junto a ese rostro imborrable por su hermosura, que no cese este exilio por el glaciar que ha congelado las aguas y mi sangre invencible.
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