viernes, 20 de marzo de 2015

La bruma será el cadáver que las aves confundirán contigo al final del día

Obra de David Talley.

   A quién visitas al entrar en esta habitación. Reposan las cenizas en el interior del cuenco y te sientes afortunado. Todo lo que rodea esa luz pertenece a las olas. No somos más que la experiencia de nuestros ancestros y, aunque mires para otro lado, los mismos ojos que te acusaron son los que vigilan los eternos segundos antes de morir.

   No hay otro momento en el que se pueda consumar la lectura de esas líneas: "Era una pregunta vana y sin embargo me enfadé. Mi enfado provenía de la conclusión de que, ya que había decidido suicidarme aquella noche, todas las cosas del mundo deberían resultarme aún más indiferentes". No es más que otro fragmento al azar de El sueño de un hombre ridículo. No odias a Dostoyeski porque el dolor es ansia para ti. Los escalones no acaban tras esa puerta roja. Otra mujer recién levantada quiere acariciarte la espalda y coserte los párpados. Remará con tu sombra hasta el centro del lago y la bruma será el cadáver que las aves confundirán contigo. Deja que el muchacho profane tu tumba al final del día.

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