viernes, 6 de marzo de 2015

Regresaremos a los que nacerán para que la luz sobreviva a todos nosotros

Microrrelato en Mundiario.

Jeremy Geddes.

Dedicado a Fernanda García y a sus sobrinos.


   No esperes a que la luz sea el soplo de la vida, ni que, sobre esta hierba oscura, tu cuerpo, como el mío, se hundan definitivamente. Espera a que, al final del camino, no tengas conciencia del tiempo, a que todo el desastre sea una ilusión más, evocada por ese lobo que traza el dibujante. No pertenecemos a este mundo de meandros y migajas. Pertenecemos a la luz que reclama más espacio, más ausencia, que insiste en que los reflejos mutilen sombras antiguas. Dame tu mano y deja que la claridad nos arrastre con su flujo de materia invisible. El lobo es un animal demasiado noble para soñar toda una vida. Las olas no existen como tales olas. Alguien apunta con su arma y escapamos como los animales porque la luz así lo desea, porque la luz nos convoca a vivir como si lo hiciésemos de verdad. Abrázame y respira, punzada del frío, estrecho sendero que desaparece en la nada.

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