miércoles, 30 de abril de 2014

Lo que queda

   Lo que queda en las páginas no es otra cosa que el incendio invisible, unas manos, el resto de las aguas de los pozos. El lobo entiende la soledad; no amaina. Somos imperfectos y las dunas son erosionadas por la briza. Lo que queda en las páginas aspira a ser escrito otra vez, en otra vida, con otros nombres.

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viernes, 25 de abril de 2014

Tu rostro

   Te retuerces en el barro. La niebla te ha cegado para siempre y las aves se funden en el hielo que queda en los promontorios. Tu rostro es perturbador, tu rostro es ajeno a tu rostro. Los escarabajos devoran tus manos. Besa la piedra azul que cuelga de tu cuello y sigue retorciéndote, hijo de los perros, ojo de la zarigüeya.

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lunes, 21 de abril de 2014

Jorie Graham

Rompiente y la poesía del universo desde una escritura fractal


Mi reseña en Mundiario sobre la poesía de Jorie Graham.


   La múltiple revelación de significados que puede asumir la realidad observable emerge, sin duda, en la poesía de Rompiente, de Jorie Graham (publicado por Bartleby Editores en edición bilingüe). La complejidad de mundos ínfimos que la autora norteamericana recrea a partir de un pensamiento configura un proceso de evocación donde las percepciones sinestésicas elaboran una estructura fractal, de continua ramificación, que prospera desde ese objeto único, de ese referente-origen como motivación de una serie de estructuras de gran diversidad: “(...) millas de alambre de espino, duplicadas, las de debajo (de agua) temblando, las pequeñas pupilas fijas de los postes dirigidas cada cincuenta pies al cielo, destellando, estremecidas réplicas, espinas de hierba roídas por el enfermo ojo humano, (...)” (pág. 37).

   Lo Universal es consecuencia de lo nimio, de la esencia, de lo primigenio y al contrario, cada acción corriente influye en la causalidad del cosmos, determina su evolución silenciosa en lo inmediato, y así, en la poesía de Graham, no hay posibilidad de cierre; toda palabra es origen de un fenómeno de mayor trascendencia que emociona y nos sumerge en otra realidad, simbólica, acaso la más verdadera, la que posibilita la supervivencia del lenguaje en cuanto que la cosa es nombrada, la que resiste a los cambios y para la que no somos más que meros contempladores: “(...) reverberación, sílabas intranscriptibles, ad-herencias, y cómo es el asombro lo que mana de nosotros cuando, en el bucle, en lo más bajo de la cadena alimenticia, surgido de corrientes submarinas y 1 grado más calientee, el indispensable plancton es empujado al norte, y más al norte todavía, desovando muy tarde para la eclosión de la larva del bacalao, así que la cría no sobrevivirá, (...)” (pág. 21).

   El autor de la traducción y del prólogo de esta edición, Rubén Martín, profundiza en esta tesis: “Asimismo, su visión de la naturaleza, omnipresente en estos textos, evita los lugares comunes, o mejor dicho los erosiona, los fractura. La naturaleza de Graham hereda las concepciones de “lo sublime” romántico pasándolas por los filtros del darwinismo, la teoría del caos o el concepto de rizoma de Deleuze y Guattari. Se trata de dicotómicas del pensamiento; a veces hermosa y multicolor hasta saturar los sentidos, a veces oscura, abigarrada e incontenible: (...)” (pág. 9). No se trata de definir la poesía de Graham desde un culturalismo sólido y explícito. Su poesía no es solamente un síntoma de la modernidad, de su actualidad y afinidad a la proyección de la Ciencia, sino también una forma de indagar en la profunda esencia que se aloja en el objeto, como si la autora fuese ese científico a la búsqueda de otra paradoja sobre la que averiguar, más allá de la cosa, más allá del símbolo, lejos del consenso, inspirándose en la constante destrucción y creación a la que nos somete la naturaleza: “Otoño profundo y se produce el fallo, el ciruelo florece, doce flores en tres ramas distintas, lo que para nosotros, cada uno, implica que no habrá ninguna flor la primavera próxima, o ninguna tal vez en esas mismas ramas, en las que ahora mismo aterriza, de pronto, un ave migratoria gris dorada -¿sigue aquí?-multiplicando, crujiendo el aire erróneo, brincando de rama en rama, luego quieta -detenida- exhalando en este oxígeno que también se apodera de mi ardua mirada, (...)” (pág. 25).

   La rima dentro del verso, el significativo uso de la aliteración y la enumeración para dotar al contenido de esa sensación de fractura y elipsis predominan en la escritura de Jorie Graham y que la traducción de Rubén Martín conserva. Porque lo extraordinario en esta poesía es su continua sensación de caos, pero sobre el que se rige un rigor, un orden dentro de esa deriva, y cuyo enmascaramiento es la propia forma de la realidad que prende en las imágenes. La palabra es una forma en sí misma que arraiga en el poema como un fragmento de lo que existe y que, tras su expresión sintáctica, tenderá a expandirse, a proyectarse como un poderoso flujo de imágenes, cuya consistencia depende de su reversibilidad, de su regreso al lugar de origen, a la nimiedad, a la anécdota, al reducto donde la materia que comprende el Universo ha sido agitada, vibrante, para ser luego inabarcable finalmente: “Calor del verano, su primera madrugada. Cómo baja de tono el grito -humano- articulado como dos palabras del obrero a pie de calle que coloca la gran viga en la cadena mientras llama al que maneja la polea en la séptima planta. Una llamada. ¡Se escuchan! A la perfección. Mientras el calor seco, las hojas ya crecidas, adensan lo inmediato, el asfalto caliente, y ocurre la pausa en el crecimiento, (...)” (pág. 49).
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Buchú

Un dibujo de un gran lector sobre mi próximo cuento infantil, Una semana con Buchú.

Dibujo realizado por Víctor Fuentes Mateo
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domingo, 20 de abril de 2014

Segunda edición de "En legítima defensa: poetas en tiempos de crisis", por Bartleby Editores

   Se acaba de publicar la segunda edición del poemario En legítima defensa. Poetas en tiempos de crisis, por Bartleby Editores. La propuesta de la editorial era reunir un número amplio y significativo de escritores que aportaran a través de sus versos una visión personal sobre los tiempos que atravesamos, marcados por la especulación de los mercados financieros y por una pésima gestión política que está agravando aún más la evolución de la crisis y sus consecuencias sociales.

   El prólogo, elaborado por Antonio Gamoneda, incide en esa necesidad de que los poetas se muestren, que comprometan sus versos con esta realidad que parece invisible, que se va haciendo cada vez menos significativa a causa de la apatía, la manipulación de los medios y el conformismo: “Los poetas pueden dar señal de unas convicciones que descalifican moral y socialmente el capitalismo con solo reunirse precisamente para significar su acusación, su protesta y su identificación con los despojados” (pág. 10). La antología está teniendo una enorme repercusión social por esa diversidad de voces unidas en una denuncia común que subraya Gamoneda. En legítima defensa está formada por diversas generaciones históricas de poetas con una trayectoria significativa (Manuel Rico, Miguel Veyrat, Caballero Bonald, Olvido García Valdés, Francisca Aguirre, Félix Grande) y por nuevas voces que van encontrando su propia estética (Héctor Castilla, José Daniel Espejo, Manuel García).

   Destacaría la calidad formal de los poemas, cuyo contenido trasciende la coyuntura que vivimos. El contenido temático, su tensión y el tono social describen realidades culturales y sociales que son extrapolables a otros lugares, a otros tiempos, del pasado y del futuro, porque la poesía, en este caso, se convierte en una forma de contemplar, de profundizar, de buscar en la conciencia, algunas posibilidades para mirar aquello que ahora parece invisible: la exclusión, la marginación, el derrumbe del compromiso. La nueva edición viene tras dos reimpresiones de la primera que ha habido que hacer casi con el paso cambiado, dada la excelente acogida entre lectores y librerías que tuvo el libro a partir del pasado 20 de marzo (teniendo en cuenta que hablamos de un libro de poesía).


Orgulloso de participar en este libro. Un abrazo a Pepo y a los lectores de esta antología.
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martes, 15 de abril de 2014

Escupid al payaso

   Deja que el payaso se pudra, que reviente, y verás que todo tiene su peso atómico, hasta la ingenuidad, el descalabro, la aprensión; los monos carcajean en los alféizares y mi padre y yo escupimos al payaso, al payaso que tiene como amuleto al Dios-pingüino y a la yerba que cuelga de los tendederos. Mi padre y yo escupimos al payaso; que se joda, grita el vecino de arriba. Las ranas que van a caer del cielo serán el final de esta égloga, este paisaje maldito donde los carricoches y las mascotas avanzan hacia el incendio.

Foto de José Gálvez Pujol
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lunes, 14 de abril de 2014

Los amantes del pozo

  El miedo nos ha entregado al bosque. Somos la certeza de que el depredador estará saciado. Si salimos del pozo, las sombras se hundirán en nuestro plexo solar. Nos exhibirán como mariposas y lo que quede de los despojos se consumirá en los ojos del visitante. Ámame y deja que ese cuadrúpedo me desgarre después en el mar de espigas.

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Aquí yaces

   Aquí yaces. Entre esos que nos arrastraron mientras masticaban tabaco. Aquí te quedas, con tu vientre hinchado, sin ser consciente de que Bacon te poseía desde hace muchos días. No me mires con esa cara de pocos amigos; ahora estás muerto y los caballos de ayer me escupen cada vez que riego las macetas. Fuiste hermoso con aquel flujo de pájaros, con aquel traje de plástico vegetal. Un indecente, también, por amar a Bacon más allá de un recuerdo. Aquí yaces. No te mereces otra cosa. Dejaré que los caballos me escupan en honor a ti.

Damien Hirst junto a uno de sus cuadros de puntos
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domingo, 13 de abril de 2014

Prótesis

   Nadie fue capaz de adiestrar al perro de dos cabezas. Tu padre sabía disparar a las rodillas y tu madre prepara bizcochitos con harina de maíz. Me gustaba ese mundo de espantapájaros y devotos. Los excrementos eran necesarios en aquella superficie. En las maletas, guardábamos lo mejor de cada uno. Y, si hacíamos el amor, intentabas que la prótesis no apretara demasiado tu cintura. Joder, me embelesabas.

Trabajo de Danielle Tunstall
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sábado, 12 de abril de 2014

El asesino se muestra

  El asesino se muestra. La hoja perfila el vacío. Hay forma. El cuerpo de ella se agita tras la luz. El vórtice no apareció en la espesura. Hay un tiempo de descanso. La quietud son sus ojos, los de ella, los del asesino que se evade, que desaparece después de la hoja, después del reguero. Esta ciudad no está hecha para tan buena gente. Las arañas son capaces de trepar por los cristales.

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viernes, 11 de abril de 2014

Miguel Veyrat

   No lo conozco en persona, pero se ha convertido en una persona visible en mi forma de escribir. Atiendo a sus consejos y hace tiempo que algunos de sus versos se solapan con los míos. Veyrat ha alcanzado ese equilibrio ambicioso entre lo hermético y lo profundo, una voluntad de sentido que escapa al propio lenguaje y que se ha convertido en una propia manera de contemplar la vida, especialmente su vencimiento, su poniente. Al cabo de las piedras, pocas cosas me quedan en la vida que leerlo..

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miércoles, 9 de abril de 2014

El quicio

 Tienes miedo y lo necesitas. Porque los perros que ladran tras tu puetra han sido convocados por ti. Hay un rito en ese sufrimiento, en esa decadencia que vibra en tus ojos. La abolición queda tras el fuego y es lo que prima en nuestra existencia. Alas, vertiente y alas. Fuego tras el quicio.

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martes, 8 de abril de 2014

Presentación

El viernes se presenta en Murcia la Antología, En legítima defensa. Poetas en tiempos de crisis de Bartleby Editores. Os esperamos.

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La infancia perdida como poder de evocación

Mi reseña en Mundiario de un poemario de KALANDRAKA; De los álamos el viento, de Ramón García Mateos.

Fuente: Mundiario

   Hay una tendencia marcada en las producciones de Kalandraka a ese rendido tributo a la infancia como un tiempo y un espacio perdidos. Quien escribe, ahora que ya no puede regresar a ese lugar, a ese momento, convierte sus palabras en una elegía de lo que significa "ser niño", pues la fugacidad de la vida impone al creador ese severo anhelo. El poemario De los álamos al viento, de Ramón García Mateos, expresa esa sensación de orfandad que supone el tiempo presente, cuando la necesidad de recordar la época vivida en la niñez se sirve de la añoranza, de pasajes irrepetibles (donde los ausentes regresan) y también de las costumbres ascentrales, y así se busca la inocencia salvaje y desnuda del niño, un niño que mira al universo con capacidad de asombro y de incertidumbre: "A la rueda/ que juegue y que juegue: ya llega la noche/ soñando claveles" (pág. 36).

   La sencillez del verso, enfatizando el poder evocador del ritmo popular, encierra, no obstante, un complejo crisol de experiencias compartidas con el lector que reconoce en el trabajo de Ramón García Mateos esa sobrecogedora presencia de la naturaleza en lo cotidiano, en las rutinas del juego, en la memoria ancestral de quien canta al niño generación tras generación, como si el símbolo, la palabra dicha a partir de la contemplación del paisaje, pudieran invocar la espontaneidad, el sobresalto, la danza en torno al fuego, los dibujos de tiza, la estrofa que sostiene la memoria pese a los años: "Aire que me lleva el aire/ en tu sonrisa volandera/ tu risa de niña blanca/ aire que el aire me lleva" (pág. 15).

  Las rimas se dejan llevar por la cadencia de la propia palabra, sin ambages, sin excesos de adjetivación, sin necesidad de explicar el mundo desde los detalles, sino desde la propia carnalidad, desde su esencia primigenia, recurriendo a símbolos comunes en muchas canciones populares, en muchas rimas de pliegos sueltos: "Eres blanco silencio/ de luz y luna/ como paloma al viento/ su voz te arrulla" (pág. 8). De hecho, las ilustraciones de Fernando Vicente describen ese mundo con un trazo espontáneo, casual, sin pretensiones de adorno o simbólicas. Los niños, las hojas, las manos, los caminos, por ejemplo, se convierten en esas representaciones, más acá de lo simbólico, nada distantes, reconocidas por todos, para que las canciones de García Mateos rescaten, desde su ardua sencillez, el perdido mundo que tanto añoramos según pasan los años, aunque la infancia haya sido una infancia dura y merecedora del olvido: "Dale el aire al laurel/ se le secó la rama/ y no pudo florecer./ Cuentan que hubo una dama/ más hermosa que el sol/ argentada de amores/ desdicha y aflicción" (pág. 23).
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lunes, 7 de abril de 2014

Contagio de Coelho

   Has dejado de susurrarme que quieres destruirme. Me apuntas con el revólver y, ya que no tengo prisa, piensas que lo nuestro es para toda la vida. Aunque me mates y me hundas con la viga en la ciénaga, seguirás pensando que yo fui la alondra del poema. Qué cursilada. Por eso, me aborreces y lo entiendo, pero no puedo evitar esas rimas contagiadas de Coelho.

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jueves, 3 de abril de 2014

Carnívoros

  No has superado la prueba. Los carnívoros te acorralan. Hoy no tienes ninguna cabeza que entregarles. Los bosques terminan en el campo de ceniza. Recoge tus cosas y arrácante los ojos.  

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