No lo conozco en persona, pero se ha convertido en una persona visible en mi forma de escribir. Atiendo a sus consejos y hace tiempo que algunos de sus versos se solapan con los míos. Veyrat ha alcanzado ese equilibrio ambicioso entre lo hermético y lo profundo, una voluntad de sentido que escapa al propio lenguaje y que se ha convertido en una propia manera de contemplar la vida, especialmente su vencimiento, su poniente. Al cabo de las piedras, pocas cosas me quedan en la vida que leerlo..
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