viernes, 27 de febrero de 2015

Deja de salpicar

 Deja de salpicarme y entrégame a los gatos que furiosamente recitan las tesis de Chomsky. No matarás a la pubertad que se acicala delante del espejo cada mañana. Qué soy para ti, un imberbe prodigio que besa a las muñecas en la maleza. No quiero alejarme de tu boca, ni de tu sangre, pero no me seduzcas más para dejar que me pudra como si fuese el pescado que tomas antes de subirte a la barra sin otro fin que hundirte en la ciénaga.

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jueves, 19 de febrero de 2015

Fuiste mansa

  No esperes que la realidad te sobrepase. Fuiste mansa con los perros y los conejos. Ahora que sabes cuánto dolor hay detrás de la corteza, súplicame que te abandone. La niebla consume las aguas imaginarias, los cedros maltratados por el viento, las pieles del animal muerto. ¿Qué puedo esperar sin ti? Los niños cruzan las calles desnudos y los hombres lagarto ya no hablan su mismo idioma.

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miércoles, 18 de febrero de 2015

Todo y nada

Cuaderno de bitácora sobre la novela Solaris, de Stanislaw Lem.

Solaris (1972), de Andrei Tarkovsky.

   Todo significa la eclosión de la luz, el flujo de las esporas, la aparición del cuerpo con vida entre los escombros, la decisión de disparar una sola vez. Así te imagino, como un hombre malherido que camina sin consuelo por la superficie del hielo y no halla el amparo, pero que recuerda todas las cosas, aunque luego solo queden el humo y el silencio después del descenso, los años de la dicha.

   Nada es la incertidumbre en la que ha de moverse todo el tiempo ese mismo hombre, evitando que lo observen, no solamente los otros, sino también el silencio, la oquedad, el roce de la luz por muy insignificante que sea y que no puede sopreponerse a la oscuridad.

   Nada es la permanencia, ser un elemento más, lo esencial, lo mínimo, la extinción, el arrastre del viento, lo que escapa siempre y parece que jamás ha existido entre nosotros. Leo Solaris, de Stanislaw Lem, y anoto estas palabras: "Las maravillosas y esbeltas siluetas se ablandan, se tornan flácidas, se descuelgan, surgen errores, formas inacabadas, mosntruosas, inválidas; de las profundidades invisibles, se eleva un bramido creciente y el aire, escupido en una respiración agónica mientras roza contra las grietas cada vez más estrechas, resoplando y, a ratos, tronando, incita a las paredes en derrumbe a proferir un estertor que suena como lanzado por laringes cubiertas por estalactitas de mucosidad, o por cuerdas vocales muertas, y el espectador no tarda en sumirse en la inercia ante el movimiento más violento, el movimiento de la destrucción" ( Madrid, Impedimenta, 2008, pág. 180).
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lunes, 16 de febrero de 2015

El Kraken que traficaba con las cunas durmió el sueño de los justos

Trabajo de Stefan Heilemann.

   Los hombres amputaron los tentáculos hirientes. Un sobresalto atrajo la luz hasta nosotros y los tullidos perdieron la sombra del pelícano blanco. En las calles, se arrastraban los descalzos perros de los arbustos y el incendio en los cuartos cegaba a quien miraba al sexto piso. Todo era trágico y agreste en la mesa de los despachos donde se fumaba el opio nazareno. Los niños consumían la cera después del plato de sopa y, en las panaderías, nadie conocía el color blanco. La morfina era el néctar de los runners que cambiaban de piel a media noche. Alguien que fustigaba a los amantes fue tiroteado en mitad de una partida donde se jugaba el dominio del mundo y todos los ojos de cristal. Todo era trágico y agreste en el sueño del príncipe y el ábol más diminuto fue trasladado al planeta rojo. Las enfermeras se precipitaban desde los acantilados después de digerir el papel donde escribían los suicidas, pero al final los hombres amputaron los tentáculos hirientes y entonces el Kraken que traficaba con las cunas durmió el sueño de los justos.
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Jonathan Demme, Werner Herzog y una referencia a las Geórgicas, de Virgilio

Mi artículo en Mundiario sobre las influencias estéticas que provienen de la literatura.

Iceberg en la Antártida.

   En junio de 2008, el director de El silencio de los corderos, Jonathan Demme, entrevistó a otro gran cineasta como es Werner Herzog. Entre muchos de los aspectos que se trataron en aquella sala del MOMA, llamó mi atención que Herzog asegurara que todas sus influencias estéticas provenían de la literatura.

   Con motivo del estreno de su documental sobre la Antártida, Encuentros en el fin del mundo, el director alemán hizo referencia a las Geórgicas, de Virgilio, como fuente nutricia de esa necesidad de buscar los orígenes del hombre en la vastedad de un territorio como el continente de hielo. Esta anécdota no deja de sobrecogerme pues vincula necesariamente la visión estimulante y poética de un artista como Herzog con esa celebración dichosa que el poeta romano manifiesta en sus versos, donde la labranza, la apicultura, la recolección y la siembra son actividades humanas que nos reconcilian con los dioses.

   El terreno blanco, inhóspito y agreste de la Antártida no deja de ser una metáfora de lo inefable, de lo insignificante que somos en esta superficie terrestre, pese a nuestros progresos. La poesía de Virgilo deja claro que el hombre le debe a la tierra todo, que la domesticación y la agricultura son acciones que nos han permitido subsistir y que milagrosamente la palabra y la imagen existen para agradecer a esa vastedad, a esa inabarcable extensión de lo terrestre y lo marino, la belleza de todo cuanto contemplamos, de todo cuanto destruimos.

   Aquí refiero algunos versos de Virgilio a modo de tributo a ese trabajo de Herzog que profundiza en la suntuosidad de las simas, la cual, como la propia escritura, aún nos resulta inaccesible: "También los árboles frutales tan pronto como sienten el vigor de sus troncos y poseen fuerzas propias se estiran rápidamente por su impulso hacia las estrellas y no precisan nuestro concurso. Del mismo modo se cargan de fruto entretanto los bosques y los escondrijos naturales de los pájaros enrojecen con bayas sangrientas" (pág. 115, de Géorgicas, Madrid; Alianza Editorial; 2003).
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Porn addiction, sexuality, ardillas descongeladas y una novela por terminar

Puma Swede.

   Sacaron las ardillas del congelador y la noche profunda trajo los hongos a la ciudad. Las mujeres desnudas se abanicaban con plumas de marabú mientras las farolas martilleaban el asfalto con esa nueva luz de plomo que había alimentado tantos años a uno de los soles celestes.

   Los leopardos lamían las botas de cuero y las prostitutas escribían sobre la sal de la tierra los diversos nombres del demonio. La muchacha rubia se arrancó los ojos sobre el templete y los ciudadanos aplaudieron la ejecución, febriles, masticando la goma "porn". Los pingüinos fueron arrastrados hasta los congeladores vacíos que algunas tribus habían acumulado junto a las escaleras del metro. Los perros no existían, salvo alrededor de la horca.

   Una vez que las ardillas fueron descongeladas, volvieron a la vida y saltaron sobre los pechos siliconados de las figurantes. Tres mujeres o tres diosas reían sobre una cama y esperaban que la noche pálida les anunciara la llegada del Gran Falo. Era pordiosero el mundo y, en las calles, los taxistas fumaban la pipa de la paz para que se mantuviera el tiempo del equilibrio. La muchacha más despierta les servía agua de los pozos porque los tatuadores de vacas y quinceañeras habían impreso sobre su espalda sudorosa "Sexuality".

   Todo era venenoso y las palabras con las que acababa una novela en blanco se parecían al amor despiadado y fugaz. Corrientes de aire acondicionado calmaban la ansiedad desmedida de los pulpos.
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domingo, 15 de febrero de 2015

Leyendo Pasaje de la noche, de Miguel Veyrat



   Leyendo Pasaje de la noche, de Miguel Veyrat, editado por Barataria, descubro estos versos: "¿Cuándo volverás a hablar? No te acuerdas/ de nada y lo que fueron ojos son/ palabras. Pero ya es hora de cerrar el templo" (pág. 64). Nuevamente asisto a esa claridad que el poeta entona dentro de la compleja estrategia que significa la elaboración de un poema. Su naturaleza instintiva y su eficacia técnica a veces son inescrutables, pero los versos de Veyrat justifican ese don maldito de la palabra como don verdadero que queda después y antes de la muerte, rastro del mundo indescifrable que tanto nos sobrecoge y que tanto destruimos. No me queda más que decir a propósito del lenguaje poético cuando la horma del signo me parece constantemente ineficaz para cumplir las expectativas de todo lo que se observa.

   Desde la Antigüedad, la inefabilidad se ha convertido en un cuestionamiento de la propia creación. Las palabras en Pasaje de la noche insisten en esa fragilidad del signo y todo lo que queda tras el silencio no es otra cosa que un intento por superar lo que subyace en el propio significante para adentrarnos en el magma de lo sentido y lo presentido. De nada sirva que prosiga en esta deriva, cuando las palabras traman su propia estrategia de encantamiento: "A veces el peldaño era de arena. Se empapaba/ en la sangre de los verbos caídos/ por el esfuerzo. Nunca es fácil descifrar/ el aliento de la muerte, corroído ya el tejido/ interior que lo produce. Íntimo huso/ extranjero que acompaña a las partes de mí/ que no ilumino en el descenso y ya no alcanzan/ a dar forma a la nada." (pág. 40).
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Búscame en la lentitud

   Búscame en la lentitud. Nos aproximamos a los cadáveres de hielo. He renunciado a la vida de los hombres corrientes. El humo envenena el aire. Estamos perdidos en el día de luz. Las sombras no existen sobre mis manos. Jamás hicimos el nudo bajo ese árbol oscuro. Los hombres corrientes caminan sobre el rastro de sangre. La eternidad es blanca.

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sábado, 14 de febrero de 2015

Arde Cosmópolis

   Arde Cosmópolis y, bajo la ceniza que aparece, las mujeres devoran a los jóvenes mancebos. Las viudas se disfrazan de comadrejas y atraviesan el fuego. En los burdeles de piel de pástico, las adictas a la silicona respiran vapores de eucalipto. El amante saca el revólver y apunta a sus piernas. Los coches arrancan desde la escombrera y siguen a la muchedumbre que se arroja lentamente por los acantilados.

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miércoles, 11 de febrero de 2015

Los payasos inundan el patio donde meriendan los niños de cera

Microrrelato en Mundiario.

Fotografía de un payaso asesino.

   Los bacilos engendraron la mucosa y los payasos despertaron de sus habitaciones húmedas. Despertaron para bañarse en sal y escribir, antes de marcharse al circo, esa biografía celeste sobre los batracios. Hoy se celebra un cumpleaños cerca de la jaula de mustélidos y ya están rotando felices las madres sin cabeza mientras los columpios vacíos son empujados por pequeños cadáveres de cigüeña.

   No he visto sonreír al niño de cera que lleva su corona de rey del cumpleaños. Los sapos orinan en las esquinas y, en las murallas de la iglesia, una pintura rupestre anuncia el final de los tiempos metálicos. Cada vez que miro a los ojos de estos payasos, veo el infierno y a la mariposa nocturna.

   A su paso, otros niños de cera dejan breves gotas de leche blanca que beben las luces gatunas. Lo extraño no es que escriba sobre la mentira de este antojo, sino que los efectos del Orfidal producen en mí estas violentas imágenes a las que solamente la palabra protege con su belleza de poeta sin genio. Pero los payasos siguen conmigo, cerca de la cúspide, a punto de lanzarnos al vacío.
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¿Por qué no hay una reforma educativa profunda y comprometida en España?

Mi nuevo artículo en Mundiario sobre educación.

Aula escolar.

   El modelo finlandés que tanto se vocea contempla, además de una reducción horaria considerable, una programación de tareas y asignaturas mucho más flexible y sin tanta optatividad. Entre otras excelencias, destaca que el prestigio social del docente en la propia mentalidad de esta sociedad. En España, nos encontramos con un sistema saturado de optativas, basado en la evaluación memorística, sin apenas itinerarios que puedan ayudar a la formación de alumnos completamente desmotivados.

   El lobby de la privatización, acompañado del de las editoriales y nuevas tecnologías, no se lo están poniendo fácil al progreso de la pública. Parte del sindicalismo está convencido del éxito de algunas corrientes pedagógicas que se han convertido en pseudofilosofías inspiradas en la inteligencia emocional, pero las cifras del fracaso están ahí. La reforma educativa en los centros de Secundaria pasa por una reforma en la Universidad y la Universidad es intocable en este país: temarios y metodología distan de la realidad del aula en Primaria y en la ESO.

   Ningún político que piensa en su gestión en función de los cuatro años de legislatura está dispuesto a llevar a cabo tales reformas. Los docentes no promocionan dentro de su carrera profesional, lo que produce una sensación de apatía y de inmovilismo que, pasados los años, acaba afectando al trabajo del funcionario. Podría enumerar más realidades, pero lo que debe quedar claro es que la burocratización y los intereses partidistas nos alejan cada vez más de una reflexión concreta de lo que sucede en el aula y en nuestros adolescentes. He dicho.
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martes, 10 de febrero de 2015

Arte del color y la incertidumbre

En Mundiario mi entrevista a la joven fotógrafa Pati Gagarin.

Sueños, fotografía de Pati Gagarin.

   Sus fotografías mezclan una atmósfera de evasión con un significativo recelo en la mirada y en la posición de sus maniquíes. Aparentemente, todo fluye con naturalidad en la fotografía de Pati Gagarin. Colores y juventud armonizan unos espacios lisos y asépticos, sin dejar de lado matices de luz que dosifican la intensidad de esos tonos. No obstante, detrás de ese inocente imaginario, existe algo inquietante, siniestro, lleno de incertidumbre, que convierte la espléndida juventud de sus modelos en fragilidad y en una nostálgica visión del paso del tiempo. Ahora Pati Gagarin nos ofrece una entrevista donde sabremos las influencias y la forma de narrar de esta joven artista.

- ¿Qué buscas en tus fotos cuando comienzas una de tus sesiones?

- Busco sobre todo contar pequeñas historias en las que pueda ir hilando yo misma las localizaciones, las personas, los colores que aparecen y lo que cuentan esas personas con sus gestos, con sus expresiones. Generar pequeños mundos que resultan ser efímeros, pues existen ese día de sesión y desaparecen para siempre, pero quedan las fotos para dar cuenta de ello.

- Tienes un lenguaje propio en torno a lo femenino. ¿Qué significados poéticos extraes de tu propio trabajo?

- La posibilidad de entender la feminidad de muchas maneras, sin duda. Cuando empiezo a idear una editorial, parto de la idea de una figura femenina y qué relación puede tener con el medio que decido utilizar. Ahí es cuando juego con el grado de "poesía" en las fotos, que para mí se centra en evocar en el espectador algo (lo que yo elija) en mayor o menor medida, según el tipo de foto. Me gusta evocar sobre todo mundos irreales, soledades, quietud.

- ¿Por qué ha influido tanto en ti Diane Arbus? 

- No diría influir directamente, ya que las fotografías que realizo no tienen nada que ver con la fotografía marginal, directa y sin tapujos que ella llevaba a cabo; si bien es uno de mis iconos y he estudiado su técnica y su manera de trabajar, aunque su estilo es inimitable, era única. Me siento más identificada con el tipo de fotografía que realiza Annie Leibovitz, que trabaja sobre todo con editoriales muy estudiadas y siempre conceptuales, aunque aspiro a realizar algo más documental, como todo el trabajo de Vivian Maier.

- ¿Qué importancia tiene el cromatismo en la selección de espacios y encuadres?

- Muchísima para mí. No hago una foto si los colores no me gustan, por mucho que el espacio sea perfecto. Los colores, como los olores o las texturas, son capaces de generar sensaciones y eso es algo que siempre me gusta tener presente. Los colores contrastados, por ejemplo, una tanda de tonos fríos con tonos cálidos, son mis favoritos. Siempre procuro que la ropa que aparece en las fotos marque muchos los colores que me interesan; suelo huir de los neutros. Procuro utilizar planos centrados, más o menos cortos. y si pueden cumplir una simetría, mejor.

- Hay ternura en tu mundo, pero también un halo inquietante, como si en esas muchachas que fotografiases encontrásemos también tristeza y frustración. ¿Por qué?

- Prefiero darle al espectador una puerta abierta en cuánto a la interpretación de las fotos. Lo que para uno puede suponer un momento de calma, a otro le puede generar inquietud. Además, la tristeza es algo que flota todos los días alrededor, es bueno no tenerle miedo. Hay que representarla para perder ese miedo.

- ¿Crees que la fotografía es una forma de narrar o de escribir poemas?

- ¡Claro! Es un arte más. Sobre todo la fotografía conceptual, abre puertas a mundos imaginarios como puede hacer una obra literaria o un buen poema. Además, es una manera muy directa de contar cosas, porque lo das todo "masticado" ya; los personajes, la escena, las miradas, las luces. Solo hace falta tirar de un poco de imaginación para tejer una historia (o un poema) a partir de las imágenes que se ven.
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El instituto alicantino Tháder, trending topic durante sus jornadas culturales

Alumnos del IES Tháder.

   Como cada año, el IES Tháder de Orihuela ha celebrado sus jornadas culturales que tienen una gran tradición desde sus primeras promociones, allá por los años noventa. Este año, la exitosa participación del alumnado y la implicación de todos los profesores han conseguido que , durante el jueves 5 de febrero, los talleres, actividades y la gymkana fueran trending topic (#GymJuanaThader2015) a nivel nacional en Twitter.

  Talleres de cine, de reciclaje, de videoclips, concursos de cifras y letras, teatro y un sinfín de actuaciones y conciertos convierten a este instituto en un espacio de convivencia enriquecedor a lo largo de dos días, donde destacan la superación personal de los alumnos y la mejora constante de los diferentes proyectos llevados a cabo por este centro como el proyecto de intercambio europeo sobre Ciencias COMENIUS.
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Cuando la actriz Ava Addams vence mis obsesiones con la literatura moderna

Ava Addams.

   Lo tengo que confesar y es que la belleza de la mujer, aunque se haya modelado en quirófano, me atrapa como esa metáfora de cartón piedra que encuentro en algunos poemas de Rubén Darío. Algunos días, cuando la concentración falla y la prosa de Mark Twain me resulta irreconducible, ella se aparece como esa poderosa Afrodita que encarna los siete pecados capitales. No quisiera, en este momento de placentera imaginación, dejar de citar a Virgilio cuando en su Bucólica VI escribe lo siguiente de la musa Talía: "Ella se dignó la primera jugar con el verso siracusano (...), y no se sonrojó de habitar los bosques". Qué delicada forma de encubrir la pasión y el sexo -como hago yo ahora con Ava Addams- para que su rastro pornográfico no sea más que una virtud doliente que tarde o temprano dejará de lado.

   Pero es ese frívolo tratamiento del cuerpo en el porno, en el suyo particularmente, la superficialidad de ese lenguaje violento que expresa su cuerpo desnudo, el que deja de lado mis lecturas profundas. No puedo esperar otra cosa de esta vida impura que me regala algunos momentos donde las diosas griegas se transforman en taberneras voluptuosas o en mujeres insomnes que desfilan sobre la barra en la que se derrama el néctar y la cerveza. Así que, cuando la busco interesadamente, Ava Addams es el antojo saciado que mejor se describe, si abuso de la prosa de Javier Marías: "Es una adicción instantánea si la curiosidad se despierta, un veneno más irresistible y fuerte que el de obrar y participar. (...) si contempla, se lo dan todo resuelto, como en una novela o en una película, sólo aguarda a que le enseñen los hechos o cuenten los hechos que no han sucedido, (...)". Yo soy ese contemplador para ti, Ava Addams. Recuérdame leyendo a Javier Marías mientras clavas tus tacones en el apartamento imaginario que he soñado para ti sola. No me saques de tu infierno de Brazzers.
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Y sé que algún día ya no despertaremos juntas, querida Alice

Microrrelato en Mundiario.

Elena Anaya.

   Que seas mi amor confuso y adictivo por siempre, Alice. Que nada merezca tanto la pena como la ausencia que me provoca esa perturbación que necesito tanto para escribir. Que tus facciones no sean más que el reflejo violento de la vida que emerge para mí, irracional, visiblemente afectada por la luz y las aguas donde nos sumergimos.

   Qué esperas y qué no esperas. Los tiempos se agotan y mi mano roza una sombra de la tuya, porque, hace rato que te levantaste y giró toda la claridad envolvente hacia una oscuridad que alguna vez he soñado. Y mientras preparas el café, presiento que un día, cualquier día, el acero me extraerá de esa realidad sobrecogedora y no despertaré más junto a ti. Y, aunque alrededor sea todo leve, echarás de menos la vestimenta sombría, mis píldoras para dormir, una antología de Sylvia Plath que me regalaste en un viaje a Agde. Todo te será extraño, pero también será tan adictivo como mi amor confuso.
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El discurso político de las campañas recuerda a la música de Miley Cyrus

Mi artículo en Mundiario sobre las campañas políticas.

Miley Cyrus en el vídeo de Wrecking Ball.

  Lo que me demuestran las pre-campañas y las campañas políticas es que la farándula y los bocadillos de jamón serrano siguen dominando el ruedo de algunas intervenciones. Lo que aleja al ciudadano de la política es la creciente falta de sensibilidad entre ideología y problema social. Lo que evidencian mitines y entrevistas, incluidas las de Podemos, es que los políticos, gestores y asesores no tienen en cuenta el problema concreto de los ciudadanos. A los discursos les está faltando especificidad.

   La última entrevista en la Sexta a Alberto Garzón, candidato a la Presidencia por IU, expresa cómo los discursos de la izquierda y la derecha se parecen; tópicos, generalidades, ambigüedad semántica, más de lo mismo. Me cargan como las canciones de Miley Cyrus. Eso sí, mucho asesoramiento en la imagen y en la gestualidad. Lo que echo de menos en la izquierda y en la derecha es que se hable de problemas concretos como: qué reforma educativa está en marcha para solventar los problemas de fracaso escolar, qué se va a hacer con la externalización de algunos servicios sanitarios a cargo de empresas privadas, por qué se están cerrando centros de atención temprana que afectan a miles de usuarios con minusvalías, por qué se ha preferido conservar consejerías y embajadas antes que garantizar plazas de oposición a médicos y profesores, y así un largo etcétera.

   Como manifiesta Hannah Arendt, el problema de nuestro siglo es la burocratización porque oculta a los culpables de las peores decisiones ante los ciudadanos. Y lo que encontramos en televisión y prensa son discursos burocratizados. Seguramente porque la derecha y la izquierda, así se lee en muchos artículos de Roberto Centeno, no van a renunciar al clientelismo de ayuntamientos y diputaciones. Por eso, no se habla de los ciudadanos con nombres y apellidos, de los problemas concretos que cada día nos afectan por interesadas decisiones de gestión política, por eso, es mejor la farándula y el asesoramiento de imagen antes que hablar cara a cara de lo que nos está matando en silencio y lentamente. Por eso, todo me suena a canción triste y balada sentimentaloide de la Cyrus. Ahora bien, todos los suyos le dirán a Alberto Garzón qué bien estuvo en la Sexta mientras muchos niños con autismo están teniendo problemas para recibir tratamiento en condiciones seguras y fiables.
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lunes, 9 de febrero de 2015

Tus manos poderosas

 Deja que el arco huya a la sombra y que tus manos poderosas reposen al fin sobre la hierba. Mueren los pájaros que no abandonaron la luz de estos días prósperos para la tormenta de arena. Dormimos gracias a la mandrágora y la serena lluvia descansa sobre las carretas emigrantes. Tú eres todo lo que me lleva hasta esta encrucijada; elijo el cuchillo antes que la soga.

Jennifer Lawrence en Los Juegos del Hambre.
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sábado, 7 de febrero de 2015

Un instituto alicantino promociona la lectura entre los padres y los alumnos


   Hace cuatro años que el IES Tháder, de Orihuela (Alicante), puso en marcha el Club de Lectura para padres y madres con un gran éxito. El voluntarismo de algunos profesores ha contribuido a que una vez al mes este centro docente se convierta en un espacio de debate sobre libros. Autores como Doris Lessing, J. M. Coetzee o José Saramago han sido analizados por docentes y padres en estos encuentros que intentan promover la lectura dentro de la comunidad escolar.

   El hecho de que los alumnos vean a sus padres y madres leyendo en casa para luego acudir al centro, con el fin de analizar las diferentes obras, produce un efecto imitación que ayuda a la motivación lectora de los más pequeños.

   Por esta razón, cada miércoles, durante los recreos, este instituto promueve, además, talleres de lectura y de creación artística entre alumnos voluntarios que desean formarse como futuros escritores. Estas iniciativas completamente altruistas, no reconocidas por la Administración, son las que demuestran que muchos centros públicos, pese a los graves recortes en Educación, tienen siempre vocación de mejorar e innovar.
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Cuando sueño con muñecas sin cabeza y vientres untados de Nocilla

Microrrelato en Mundiario.

El arte de Zang Peng.

   A veces, en el aseo del sótano, siento la pulsión de sesgar la cabeza a esos roedores disecados que me regalaste por San Valentín. No eran baratos y su piel de armiño me obligaba a acariciarlos una y otra vez. He visto cómo el espino está preñado de insectos suicidas, pero lo que más me seduce es que, tras las cortinas de sarga, tu figura egipcia se unte de toda clase de óleos. Yo fui esa niña en otra vida, descorazonada, que mutilaba sus juguetes de plástico y que trajo, como Pandora, la simiente de la desidia a las polis minoicas. Sí, hay árboles que nacen para ser madera de patíbulo y hermanas siamesas que incendian pequeños taburetes a las afueras de Londres para que no se sienten los ahogados del río inagotable. Cuánta falacia tiene la poesía y cuántas cabezas rutilantes y perfectas llevan esas muñecas de porcelana que avanzan por los pasillos como hijos insomnes que buscan a su nodriza. Como a ti, me gusta la Nocilla sobre los vientres heridos por una bala de plata.
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La épica y la distopía

Mi reseña en Mundiario sobre Estanebrage, el último bastión, de Rodrigo Palacios.

Estanebrage, el último bastión, de Rodrigo Palacios.


   Seguramente no es la mejor novela de aventuras que haya leído, pero hay un valor talentoso en la novela del joven Rodrigo Palacios, Estanebrage, y es el ansia de relato total y operístico que presenta su narración.

  Con notables resonancias medievales y con una influencia significativa de esa tradición épica anglogermana que incluye a Peter Berling o al propio Ken Follet, lo que subyace en el discurso es la relación del rito iniciático que define a todo héroe. En este caso, se trata de la realización personal de Niclai Estenebrage, un zapatero, que, tras la destrucción de su ciudad, debe involucrarse en una hazaña de liberación personal y colectiva para que la paz regrese a Borno. Inteligentemente, Rodrigo Palacios construye un ciclo épico donde la presencia de los secundarios busca analogías con algunos mitos de Tolkien, pero considero que esa aproximación voluntaria no desmerece la obra.

   La construcción de la distopía en Estanebrage, aunque rezume ecos de un pasado medieval, nos adentra todavía más en la intención del relato que no es otra que el entretenimiento y la aventura en un lugar remoto, recóndito y mágico, pues es tentadora siempre esa oferta de construir mundos paralelos y perfiles de forajidos si queremos lograr una novela que sea modelo de aquellas que nos marcaron en algún momento, elaboradas también en momentos de grandes crisis. Recordemos Los tres mosqueteros, por ejemplo. Podría recurrir a un análisis exhaustivo de lugares comunes que encuentro en Estanebrage y otras novelas del género, pero no debo hacerlo cuando la concatenación de acontecimientos está bien hilvanada y los estereotipos corresponden a la tendencia que sigue este género ya en el propio Tolkien.

   Un halo de cristianismo se perpetua en la prosa del autor de El hobbit que inconscientemente también subsiste en Estanebrage: las ideas de bien y de mal perfectamente tramadas, personajes que arriesgan su vida por un ideario de justicia y un mundo poseído por fuerzas oscuras que hay que exorcizar (una analogía del nuestro en el que la oligarquía rige un nuevo orden). Celebro la aparición de esta novela porque, como sucede con otras del mismo género, parecen convertirse en ese pre-texto que confirma los males de nuestra época actual. Si no es así, no encuentro otro sentido a la seducción por estos mundos tan convulsos y marcados por el mesianismo. Que nadie busque en esta novela de Palacios una novela de lenguaje, de innovación estructural o temática. Estamos ante una obra notable de entretenimiento, que calará en el público adolescente que tanto gusta de la narrativa de Laura Gallego, pues la magia y los combates cobran el mayor protagonismo de este trabajo arduo, sin duda, y que merece ser leído como un tributo a lo fantástico, virtud de la que nuestra literatura siempre ha carecido. 

Enhorabuena, Rodrigo.
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Un poemario sobre la experiencia de la infancia

Mi reseña en Mundiario sobre Tríptico, de Mateo Marco Amorós.

Foto de Laura Makabresku.

   Debo agradecer a Mateo Marco su dedicación a mis trabajos literarios para los que siempre ha tenido palabras encomiables. Hace dos años, este autor, nacido en Villena (Alicante), reapareció con un poemario, Tríptico, que me cautivó por unos versos que referían el desasosiego que la infancia como recuerdo produce en nosotros: "Los mañacos se tapan los oídos y juegan con la luz de los sarmientos/ rescatados de la lumbre/ a hacer dibujos de brasa en el aire" (pág. 34).

   Publicado por EPdV en 2013, la obra de Mateo Marco posee esa esencialidad del neorromanticismo en la que las imágenes literarias se conjugan en el proceso creativo para evocar el pasado como un espacio idealizado, lleno de matices sutiles que contribuyen, no a menospreciar el presente, pero sí a comprobar que la actualidad del momento que se vive está sumergido en el problema de la incertidumbre, en la mayor de las insatisfacciones. En ocasiones, es preferible regresar a la infancia para contemplar la vida desde una perspectiva simbólica, descifrando los mensajes ocultos que el propio destino parece dejar en los pequeños acontecimientos.

   Solamente el creador es capaz de ser consciente de ese terrible y asombroso estado de las cosas. Su neorromanticismo se refleja también en la deleitación por el paisaje mediterráneo, por su agreste terreno y por esa serenidad mutable que el mar provoca en la poesía de Mateo Marco. No sería capaz ahora de analizar otras cuestiones formales de mayor calado que la técnica de este creador amigo maneja con madurez en muchos de sus versos finales, porque el recuerdo que tengo de la lectura de Tríptico es el que espero de esos libros escritos con riesgo y hondura: impresiones, esbozos de algún hecho similar que yo viví como este poeta, imágenes borrosas de mi niñez que confluyen en las barriadas donde me crié y un cuestionamiento continuo de por qué debemos continuar explorando lo que vivimos desde la emoción y también desde la pereza. O sea. La rutina como un proceso tan transcendente como inútil.

Enhorabuena, Mateo.

   "Entre coníferas/ surgen gritos./ En la noche/ se estrecha el silencio/ aún más gigante/ a las voces de la Naturaleza./ La luz de la penumbra/ de la luna de sol/ se deshace para las bestias". (pág. 19)

   "La cocina no olía a cocina,/ olía a despensa y a luz. A humedad./ Calcomanías diminutas en los manises ininterrumpidos/ y luego cal hasta el techo./ Una trenza de papel cebolla, blanca y rosada liada al cable,/ hacía de lámpara./ Como un hilo de dentista,/ atado a la puerta, para el niño Vicente./ Enfrente, la navaja de afeitar/ con aceite de hombre y aromas/ descansaba en una leja/ bajo el espejo del cuarto de baño/ descascarillado de frío,/ estrecho./ Todo era casi nada/ al lado de la cocina/ que apenas olía a cocina." (pág. 39).
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Un poemario sobre las vivencias

Mi reseña en Mundiario sobre Hiberna, hibernorum, de Joaquín Juan Penalva.

Hiberna, hibernorum, de Joaquín Juan Penalva.

   Publicado por Frutos del Tiempo en 2013, Hiberna, hibernorum es una reflexión sobre la identificación de nuestros actos con la propia naturaleza de ese universo que se nos revela como un espacio recóndito e incierto. La escritura de Joaquín Juan Penalva tiene una notable intención de desnudez formal, con un madurado sentimentalismo, que refiere minuciosamente el vitalismo de los pequeños acontecimientos que constituyen nuestra vida. Pero el talento de este poeta reside en esa trascendencia que significa lo cotidiano, su esencialidad, su aparente sencillez, su evocación efímera.

  Los mensajes de cada poema desembocan en estímulos reconocibles que todos hemos experimentado alguna vez, pero no somos conscientes de que forman parte de la evolución natural del propio universo, de esa expansión intangible de las galaxias, como si, tras una mínima acción, hubiese otra mayor que se desencadena en algún lugar inhóspito, inalcanzable, más allá de la tangibilidad del propio signo. La emoción de sus poemas reside en su enfrentamiento constante a una evidencia: somos una mera resonancia de alguna colisión que nunca conoceremos.

   "A veces encuentro/ recortes de periódico/ sobre algo que escribí,/ sobre algo que pensaba escribir, sobre algo que me interesó/ y no recuerdo por qué./ Los releo, los recuerdo apenas/ y los destruyo./ Es la vida, me digo,/ nada sobrevive a todo". (pág. 19).

   "Quedarme en casa/ una tarde cualquiera,/ casi siempre de lunes,/ cuando no tengo clase/ y me encargo/ de la merienda/ de mis hijos;/ estar tranquilo,/ leer algún libro/ -hoy, por ejemplo,/ La carretera-, y esperar a que venga Marisa./ No es nada del otro/ mundo,/ ya lo sé,/ es tan solo un paraíso/ modesto,/ pero me basta". (pág. 31).
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Cómo hemos hecho soportable aquella demostración del mal

Mi artículo en Mundiario sobre 70 años de Auschwitz.

Entrada a Auswichtz.

   De nada vale que yo defienda a partir de lo ensayístico un hecho de asesinato que transpasa cualquier concepción antropológica de lo macabro como experiencia personal. Lo que más me ha conmovido sobre el exterminio hasta ahora no han sido los testimonios de los supervivientes, ni la literatura de Primo Levi o Imre Kertész, tampoco el documental de Lanzmann, sino la perpetuidad de los bosques que rodeaban al campo de Auswichtz o al de Treblinka, la belleza ensoñada, idílica, de aquellos parajes, un reflejo incandescente en cualquier cuento de Hoffmann.

   Lo que me produce más pavor ese extatismo que la naturaleza con su verdeante llama representaba cerca de los crímenes en masa, donde se hizo por primera vez evidente que algunos seres humanos son capaces de fabricar cadáveres. Las palabras, los testimonios, las voces, los llantos, los edificios, los hechos en sí son estremecedores, pero me hunde en la mayor de las incertidumbres el silencio del bosque, la evidencia del crepúsculo, la indiferencia de la yerba que pisaban los animales nocturnos alrededor de los pabellones y crematorios. Cómo era posible que, tras el mutismo de esa belleza inmensa y poderosa, tras su sigiloso ritmo de vida, nada inquietara a nada, que todo siguiera igual bajo el asilo de una luz benigna y recóndita.
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Señora de bolso gris que da de comer a los arenques de un burdel

Microrrelato en Mundiario.

Laura Harring y Naomi Watts, en Mulholland Drive.

   Te has limitado a contemplar a la señora de bolso gris que camina por la cuerda. Los perros de caza han sido sustituidos por los coches eléctricos. No hay carne que llevarse a la boca, si no entras a los supermercados a matar a los cerdos que hibernan tras el plástico. Frunces el ceño y sueñas con el oso incendiario que come polillas tras las estanterías de los incunables. Nadie te va a despertar de ese violento sueño donde las ardillas y las muñecas hinchables acaban por suicidarse desde los más altos edificios. La línea de sangre se escribe con una punta de alfiler y las vacas que pacen cerca de los ríos son el avatar de un niño despiadado que acuchilla palomas en las esquinas. Qué más puedo pedirle a la vida, la rubia mujer y la actriz de cuello largo que busca en su bolso las vísceras de cordero para darle de comer a los arenques que hierven en las peceras del burdel más conocido. Adiós, vida. Necesito otras Ray ban.
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Pablo Iglesias ha introducido el verdadero discurso político en la televisión

Mi artículo en Mundiario sobre el discurso político en televisión.

Pablo Iglesias.

   No me considero devoto del discurso político de Podemos, pero he de reconocer que, tras sus últimas entrevistas y después de seguir su trayectoria televisiva estos últimos años, Pablo Iglesias es el único político que maneja un discurso elaborado, complejo, con análisis de conceptos y profundidad en sus conclusiones.

   Por primera vez, a diferencia de líderes del PP y PSOE que llevan bastante tiempo repitiendo un lenguaje lleno de tópicos y edulcorado hasta la médula, los representantes de Podemos introducen un argot marxista, unas deducciones sistemáticas que ponen en evidencia la corrupción del sistema, dando altura a los programas de tertulia política en este país. Podrás o no comulgar con ellos, pero los periodistas son otra cosa cuando ellos aparecen en pantalla. Dejan de ser palmeros del amarillismo del PSOE y el PP para bregar con un nivel intelectual alto, analizando los entresijos de un programa, el de Podemos, con más sombras que luces. Algo que no sucede con el resto de los programas de otros partidos, que ni se les busca, ni se les encuentra.

   No simpatizo con las políticas económicas que propone Podemos, pero me gusta escuchar a Pablo Iglesias porque hay carácter, semántica, propiedad en su discurso, una base filosófica inspirada en el marxismo y en las doctrinas posteriores de Bauman. Maneja las palabras desde el lenguaje de una izquierda con sentido lingüístico, como reivindica Habermas, lejos de espacios comunes y de conceptos vacíos de significado cultural. Podemos sabe que el lenguaje de IU y PSOE está viciado y, para cambiar el mundo, es necesario que las palabras recuperen su sentido literal, su procedencia histórica, el porqué de su surgimiento y de su utilización y, aunque a veces suene a casposo y a desfasado, los prefiero a ellos que al silencio de Rajoy o al discurso enfático, pero sin materia, de Pedro Sánchez.
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Reflexiones en torno al proceso creativo

La escritura y la búsqueda del vacío.

Foto de Jason Eskenezi.

   No va a cambiar nada. A veces, el viento obliga a que el círculo gire en el mismo sentido. He aprendido a permanecer en la soledad de este cuarto durante demasiados años. La oscuridad es la escritura definitiva, el hielo sepultado bajo las capas de broza y sedimentos. La noche se cierne siempre sobre la hoja en blanco y, sin ser consciente de esa plenitud, los glaciares avanzan cuando el signo es trazado una y otra vez.

  ¿Qué queda tras la palabra escrita? Queda la sensación continua de fracaso porque la realidad es inagotable, pero también queda la necesidad de resistir a esa enfermedad. Los pájaros, como otras tantas cosas elementales, son la mera vibración que irrumpe por unos segundos en ese significado escrito,que a su propia muerte conduce. Creo en la rudeza de los caminos que no llevan a ninguna parte y en el vuelo del mirlo, cuyo canto alcanza otros ecos indescifrables por mí. No preguntéis qué razones me mueven a seguir escribiendo, solamente una paradoja: la dicha de estar condenado. Leo unos versos del poeta Miguel Veyrat: "No escaparás ya precedido por tu sombra o por ella perseguido - en procelosa urgencia hasta el ocaso".
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Algunas empresas han hecho del político Pablo Iglesias una marca publicitaria

Mi artículo en Mundiario sobre el político Pablo Iglesias.

Pablo Iglesias.

    Entro en un FNAC y, en la sección de libros, encuentro títulos de los dirigentes de Podemos. No me defrauda el asunto, pero veo que la propuesta electoral de Pablo Iglesias no debe ser demasiado peligrosa si los lobbies editoriales consienten en publicarla. Eso sí, algunos periodistas de la llamada casta están de psiquiatra, pues se han convertido en inquisidores personales de un partido que se presenta legítimamente a las elecciones generales. Nunca había visto tal cosa en la historia mediática de nuestro país.

  Sin embargo, el capitalismo tiene ese virtuosismo homicida de convertir la rebeldía y la marginalidad en la gallina de los huevos de oro y ahora el perfil de Pablo Iglesias aparece en numerosas portadas de libros cerca de la estantería donde se encuentran las recetas de la madre de Jesulín y la nueva novela de Boris Izaguirre. Lo que me preocupa es que al final importa la marca, venga de donde vega, y quizá la debalcle de Podemos no se encuentre en la ineficacia de sus propuestas, sino en dejar que los lobbies del marketing y del escaparatismo conviertan a este líder en una star film que genera mucho dinero, pero que a la larga cansa como los Auryn y los Alboranes. Lo que no sé cuánto tardaré en tener una camiseta de Pablo Iglesias y una aplicación para móviles. Ya se verá con qué se hace esto último. Pero hay informáticos que están dale que dale.
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