Venta de libros de humor en la calle Mayor de Alcalá de Henares. |
Hoy no compro libros, ni firmo libros, ni quiero que me los regalen, porque los libros envenenan las mentes, porque los libros nos hacen reflexionar y esos libros últimamente escasean. El sistema educativo, compinchado con el sistema político, se ha encargado de que la literatura y otras manifestaciones artísticas desaparezcan de las aulas. Hay demasiados alumnos que no leen a escondidas de sus padres y demasiados profesores que solamente leen a la Dueñas o a Ken Follet, y durante las vacaciones. Triste sombra de un país que ha conseguido burocratizar la lectura para que leamos novela juvenil y melodramas de mujeres con menopausias de recuerdos y amores cubanos.
No me interesan las ferias del libro de este día, ni los mensajes sobre el tema, porque las editoriales han conseguido que los libros dejen de ser peligrosos y reaccionarios, y se conviertan en papel de fumar. Perdón por si no aparezco en ninguna caseta ni en ningún acto. Tampoco soy tan importante.
Mierda de día, si no vais a hacer todo lo posible porque Kafka o Cormac McCarthy cambien vuestra vida para siempre. Y me temo que eso no va a suceder.
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