sábado, 10 de octubre de 2015

Cuando escucho el rumor de piedras invisibles, cuando los niños aún duermen



  No he sido nada para ti. Los columpios permanecen inmóviles. Por la puerta de servicio, entra la luz que deshabita los lugares concurridos. En el cajón, guardo la bala de plata. Los niños aún duermen y la noche es demasiado paciente con seres tan incrédulos como yo. No se puede mejorar.

  Las flores se volvieron rojas aquella vez. No temas a otras palabras, ni que mi figura escape al final, después de todo. Los columpios permanecen inmóviles. Las flores se volvieron rojas y los niños duermen. Guardo una bala de plata en el cajón. Hay un círculo de piedras en torno a nuestra casa, un círculo de piedras invisibles. No dejo que la escritura me asombre más. La bala es la única evidencia consistente. Las flores no morirán jamás durante la oscuridad que me puede.

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