Tengo motivos para resistir a diferencia de este ciervo que hunde su cabeza en cenagosas aguas. No he amado a las serpientes ni he visto el crepúsculo sobre las escamas. Quiero que vengas a mí, que me recorras con la lengua y todo lo que alrededor existe deje de avanzar. La superficie es quebradiza y la rompiente de luz nos arrebata otra claridad, el espejismo del alcohol.
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