Estoy trabajando en una novela sobre la Segunda Guerra Mundial. El horror de algunas imágenes, el testimonio de algunos supervivientes, la soledad y la violencia ante nada que perder me hacen reflexionar sobre la inutilidad de la moral, de algunos discursos filosóficos. Perder nada, perder todo y después morir. La existencia queda reducida a intensas vivencias donde el dolor es el don de la supervivencia, y no hay más que escribir.
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