Reseña | Fuente: Mundiario |
Intento de escapada (Anagrama, 2013) es un ejercicio literario que, acorde a un modelo lineal de novela, añade una serie de motivos temáticos de significativa trascendencia, aportando a su discurso un grado notable de madurez en su propuesta de crítica hacia lo posmoderno.
A sus treinta y siete años, Miguel Ángel Hernández escribe una obra con connotaciones de novela negra, pero teniendo como trasunto la frivolidad del arte contemporáneo, la exclusión social de los inmigrantes y la ciudad como un poderoso espacio simbólico donde la anomia y la confusión de identidades caracterizan a los protagonistas.
Las reflexiones personales sobre la finalidad del arte como mercancía o denuncia social y el contraste entre la corrupción y la escasez de quienes luchan por sobrevivir confluyen en una novela con más complejidad cultural que complejidad en la estructura. Y esto es un acierto en la voz de Hernández. La personalidad fascinante de un artista contemporáneo como Jacobo Montes arrastra a autor y lector a una revelación personal sobre las miserias humanas y sobre la creatividad como un reclamo comercial inspirado en el fetichismo hacia algunas muestras del arte contemporáneo.
Intento de escapada es una lectura que nos permite conocer un discurso narrativo con temas de actualidad, lejos del exotismo viciado de tantas novelas históricas de calco anglosajón. Enhorabuena, Miguel Ángel.
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