Reseña | Fuente: Mundiario |
La memoria del cuervo fue la primera novela juvenil de Manuel García Pérez (1976). El autor es profesor de Instituto, destacado filólogo y pedagogo (ha escrito varios libros sobre temas educativos en la editorial MAD y su tesis doctoral, basada en un estudio semántico y matemático de la información audiovisual fue editada por la Universidad de Murcia. Asimismo ha publicado artículos de filología en numerosas revistas especializadas) y, además, es un excelente creador. Ha publicado una novela de terror en la editorial Brosquil y otras novelas juveniles en la editorial Germanía. Su último libro de poemas, Luz de los escombros, publicado también en la anterior editorial, ha sido destacado en prensa a nivel nacional por importantes voces de la crítica.
He leído de un tirón la novela, que apenas supera las ciento veinte páginas. El autor ya me había advertido que se trata de un producto de encargo, que tuvo que plegarse a las características del relato juvenil para encajar en la recién nacida editorial Códex, y aunque se perciben algunas concesiones, La memoria del cuervo es un libro estimable y además muy bien editado, con ilustraciones del pintor Roberto Ferrández.
El ritmo del relato es intensísimo -no da tregua al lector, con una escritura nerviosa y fragmentada- y los capítulos están muy bien ensamblados hasta conducir a un final cinematográfico inesperado. La narración nos cuenta los padecimientos de cuatro jóvenes secuestrados en un sótano por una expansiva secta neonazi. Pero cada uno de ellos esconde una historia oscura, perversa. La estructura del libro propicia una lectura convencional, con un orden secuencial lógico y un narrador objetivo; pero este orden narrativo alimenta otras perspectivas: los angustiados relatos íntimos de los secuestrados en su estado de estupefacción, aturdidos por las drogas que se les han administrado –lo que nos hace dudar si los historias que cuentan son reales o imaginadas-. Para darle verosimilitud a la trama, el autor utiliza a modo de prólogo, en el primer capítulo, el recurso del manuscrito encontrado. Este artificio técnico, que trata de reforzar el argumento de la pervivencia del nazismo y su lenta pero implacable extensión por el mundo, en mi opinión resulta salgo confuso y poco desarrollado; Por lo demás, hay capítulos excelentes como “¿Por qué odias a los perros?”, “Diario de un joker” “El cancerbero” y “El bosque animado”.
Manuel García ha escrito La memoria del cuervo con un fin: atraer al público juvenil. Para ello se sirve de un argumento apocalíptico, pesadillesco, -afín al comic, el Street art, los videojuegos y el cine fantástico y de terror-, integrado en estos tiempos nuestros de hiperrepresentación (como diría Baudrillard), pero con un alto nivel de exigencia creativa. El autor culto celebrará el lenguaje elaborado, las obsesivas recurrencias, la tendencia a un onirismo denso, abisal, el inmenso caudal de lecturas y conocimientos. Hay un filón de parodias, alusiones y citas literarias, cinematográficas, musicales y del mundo del comic a veces explícitas, pero en la mayoría de los casos insertadas con maestría en el texto, por lo que el lector experto puede entretenerse descifrando la tupida red intertextual (Dante, Perrault, Poe, Lewis Carroll, Lovecraft, W. Fernández Flórez, Max Blecher, Hermann Hesse, Borges, Cortázar, Sabato, Mario Levrero, Salinger, Stephen King, Murakami, Hitchcock, George A. Romero, Tom Holland, Tim Burton, Vicenio Natali, Tarantino., Jhon Bucema, Frank Miller, Johny Cash, Los Ramones) , mientras que el lector convencional disfrutará de la amalgama de elementos impactantes que recibe. Además, el autor demuestra sin pedantería sus conocimientos de antropología, psiquiatría y biología.
Manuel García ha aprovechado con creces el mare mágnum posmoderno (terrorismo, proliferación de sectas satánicas, anomia, avance desenfrenado de la tecnología, culto a la parapsicología, fascinación por la abyección, derivas ideológicas, sincretismo cultural) y las noticias sobre el preocupante ascenso del extremismo neonazi –el reciente atentado en Noruega lo confirma- sin renunciar a realizar incursiones en la literatura clásica y en algunos de los hitos literarios y artísticos de la modernidad. En definitiva, una novela ambiciosa -dentro de las limitaciones del género- que destaca por el lenguaje poderoso y la imaginación desbordante.
Actualmente, la novela, editada en 2011, por Códex Ediciones, agotó su primera edición. La segunda edición está siendo distribuida por Germanía Ediciones.
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