Reseña | Fuente: Milinviernos |
El nuevo disco del Gremio DC se adscribe a una corriente del pop que recoge las virtudes sonoras de un estilo sin ambages, sin florituras, sin artificios, sin negar su trasfondo de género auténticamente británico. Es un flujo, una corriente continua de energía con alternancias y contrastes rítmicos característicos del clasicismo, pero con el gran acierto significativo de las incorporaciones electrónicas.
Su último trabajo, Vista Futura, responde a una necesidad de progresar sin renunciar a discos anteriores, pero con un mayor rigor en los arreglos, con mayor unidad en los matices compositivos.Vista Futura no renuncia al pop, porque, es cierto, hay un fluir fresco, quizá más maduro y al mismo tiempo más espontáneo en este trabajo, pero esa espontaneidad, característica del género, se consigue por una apuesta ecléctica del pop al que ahora tiende Gremio DC. Hay mezclas de artistas memorables (Coldplay, Depeche Mode, Buckley, Oasis, por ejemplo), mixturas de los ochenta, del techno, de lo disco, y esa heterogeneidad acaba siendo al final una marca; comienza a intuirse que están cerca de esa impronta personal y eso se consigue finalmente con producciones como Vista Futura.
El halo melancólico, de derrota y de frustración, que desprenden sus letras, acierta con un ritmo fugaz, sin parones, como un flujo eléctrico, donde el estribillo se graba en la cabeza. Y eso es fundamental. Hay resonancias del brit, de psicodélicas transformaciones, pero echo de menos más digresiones en Vista Futura. Eso sí. Hay un clímax, un núcleo gravitatorio, en cada canción que salva al Gremio de ser un grupo más. Atentos a “Al verme”, “Toda la verdad” o “Te invitaré a bailar”. Mucha fuerza en voz, en batería y las guitarras, sin llegar a la estridencia, salpican, se rebelan contra lo uniforme, dirigen la canción sin hacerse notar, sin solapar la voz de Juanma.
En sus canciones, hay una apertura a ser propiamente ellos, pero imitando escuela, buena escuela, especialmente británica. Destaca, además, el equilibrio del conjunto, sin que una canción destaque por encima de otra. El disco está elaborado desde una pulsión inicial que genera una fuerza sintomática que no desciende nunca sino que fluye veloz hacia el “Vértigo” final.
En sus letras, la frustrante incomunicación de las relaciones de pareja y esa derrota punk del futuro aplican un sentido nostálgico en la cadencia final de las melodías, declarando esa evidente pulsión personal de un grupo que agota todas las posibilidades instrumentales para que al pop-rock no le falte su vigor y que no sea condescendiente con letras triviales y azarosas, a las que no tienen acostumbrados tantos grupos en este país.
En Vista futura hay progresión, lustre de los sesenta, recetas de grupos rompedores y una apuesta por la simplicidad aparente que eleva al pop a un estilo ingenuo, fácil, pero complejo por ese enmascaramiento. Enhorabuena, Gremio DC.
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