miércoles, 13 de noviembre de 2013

Una entrevista a Teo Palacios

Autor de “La predicción del astrólogo”


Entrevista | Fuente: Milinviernos

    La novela La predicción del astrólogo, editada en Ediciones B, nos sitúa en el género del relato histórico: un género de gran producción y difusión en la actualidad . Solamente basta seguir los trabajos de Ken Follet o la significativa aceptación de Assur, de Francisco Narla.

    La obra de Teo Palacios, no obstante, destaca, frente a otras publicaciones por un ejercicio literario complejo donde la documentación histórica, la caracterización de los personajes, así como la versatilidad de la estructura, fijan un relato con intención literaria, donde predomina lo estético sobre la anécdota histórica. En este caso, la novela se contextualiza en tiempos que acontecieron después de la caída del Califato de Córdoba.

    La siguiente entrevista al autor nos revelará la urdimbre de su creación y la motivación personal que condujeron a Teo Palacios a relatarnos La predicción del astrólogo.

1.- Desde mi punto de vista, tu novela tiene un planteamiento histórico que motiva la narración de aventuras. ¿La documentación, en el caso de La predicción del astrólogo, ha sido auxiliar al relato de iniciación de los personajes o ha sido el eje fundamental sobre el que gira la novela?

    En realidad, en el caso de esta novela, documentación, relato y personajes van cogidos de la mano, pues hay que tener en cuenta que gran parte de la narración se centra en la vida de personas que vivieron realmente. Eso limita en parte la labor del novelista, pone vallas a la imaginación. Aunque, por otro lado, supone un reto maravilloso: el de trenzar historia y ficción y procurar que no se sepa qué es una y qué es otra. No concibo la novela histórica de otro modo, en realidad. Aunque entraríamos en otro tipo de discusión para hablar de novela histórica, ficción histórica, novela de ambientación, etc.

2.- ¿Temes que tu novela sea juzgada dentro del cliché de otra novela histórica de imitación anglosajona? ¿Qué caracteriza a La predicción del astrólogo para no clasificarla dentro de una convención estereotipada y eminentemente comercial?

    No temo nada, la verdad. Cada lector es único y entenderá la novela de acuerdo a su propia concepción del mundo y sus experiencias previas. A algunos les apasionará, a otros les hará pasar un rato agradable y a unos más, espero que sean los menos, no les dirá gran cosa. Esa es la grandeza de la literatura; se convierte en única para cada persona.

    En cuanto a que se pueda entender que es una imitación, los géneros, todos ellos, tienen una serie de elementos comunes que los identifica y diferencian la novela negra de la romántica o la histórica. Y no es imitar ni copiar, sino generar en el lector unas expectativas claras sobre lo que va a encontrar. Diferente es el modo de abordar el tema o la narración, que eso ya es único de cada autor y forma parte de su estilo.

    La predicción del astrólogo narra una época prácticamente inédita, la que siguió a la caída del Califato de Córdoba, un siglo sorprendente en cuanto a cultura y avances en aspectos como la astronomía, las matemáticas, la literatura, etc., al tiempo que tumultuoso. Quien se acerque a la novela descubrirá una época, cuanto menos, fascinante.

3.- Me ha parecido muy interesante la composición de los retratos femeninos. En ocasiones, me han recordado a esas mujeres fatales y etéreas de Poe. ¿Por qué adquiere tanto protagonismo esa mujer idealizada en tu novela?

    Bueno, no es que yo haya pretendido darles protagonismo en la novela, es que realmente lo tuvieron. Wallada, de la que me hubiera gustado hablar mucho más, fue un personaje carismático en su época, que a día de hoy sigue levantando pasiones. Itimad debió ser una mujer de un carácter muy fuerte para enfrentarse a una figura tan poderosa como la de Ibn Ammar de manera abierta.

    ¿Eran mujeres fatales? Pues en cierto modo sí, y eso forma parte de la belleza interior de esos personajes. Como autor no me importa si un personaje es masculino o femenino. Lo que me importa es que ese personaje tenga una personalidad propia y deje huella por sí mismo. Esos son los personajes que me enganchan a una historia.

4.- ¿Crees que la crisis actual condiciona la producción de novela histórica?

    No necesariamente. Las crisis se dice que siempre han fomentado las artes, y entre ellas está la literatura. Hoy se escribe y se publica más que nunca antes en la historia gracias, en parte, a las nuevas tecnologías. De modo que la novela, de cualquier género, ha visto cómo crecía exponencialmente el número de libros publicados. No es necesariamente malo, aunque tampoco tiene por qué ser bueno. El problema con eso es la falta de profesionalidad de muchos escritos, ya sean de autores indies o de editoriales que no hacen bien su trabajo.

    En cuanto a la novela histórica, hay una generación de autores españoles que poco a poco van haciéndose hueco en las estanterías de los lectores. Empieza a considerarse que los autores patrios no son necesariamente peores que los foráneos. Vamos avanzando.

5.- ¿Por qué seleccionas ese momento histórico en concreto para recrear los periplos de tus personajes?

    Hacía tiempo que quería escribir una historia en la que el amor y el desamor tuvieran peso específico en la trama. Descubrí gracias a un encargo la figura de Al-Mutammid, y la época y el resto vinieron por sí solos. Era un periodo increíble en términos narrativos, con mil y un conflictos y personajes, como ya hemos mencionado, extraordinarios. No podía contar su historia fuera de su periodo, una cosa va unida a la otra.

6.- La estructura lineal de la novela se rompe en la Cuarta Parte con la voz en primera persona de Al Muttamid. ¿Cómo justificas ese recurso?

    Fue una decisión totalmente meditada. Quería cambiar el ritmo, sorprender al lector con una voz narrativa diferente. Un narrador en primera persona es mucho más intenso, más apasionado al contar las vivencias a las que ha sobrevivido, que uno en tercera persona, y la intención era que esa parte de la historia, las aventuras y desventuras de Ibn Abdun, llegara con más fuerza al lector, de modo que la decisión era fácil: debía ser él mismo quien las narrara.

7.- Amin Maalouf lo señala en muchos de sus ensayos; el esplendor cultural y artístico de la tradición árabe ha dado paso a una concepción radicalizada y violenta del Islam por parte de Occidente en estos tiempos. ¿Crees que se ha perdido esa concepción del Islam luminoso y creativo que significó el arte de la Alhambra?

    No creo que Occidente tenga una concepción radicalizada del Islam. Creo que algunas facciones del Islam se han radicalizado; en parte, sí, por las actuaciones inmorales de parte de Occidente. Las generalizaciones nunca son buenas…

    En la edad media, el Islam, una parte del Islam, porque el esplendor cultural de los reinos de Taifas se hundió tras la invasión almorávide, por poner un ejemplo, fue uno de los pocos faros que iluminaron la evolución de la sociedad. Pero tampoco podemos idealizar la situación: Al-Mutadid, al tiempo que componía poesía, emparedaba a sus enemigos en los baños o usaba sus cráneos para adornar los jardines del alcázar de Sevilla. Era una época cruel por definición, en la que la ciencia, la medicina, la botánica o la literatura árabe sobresalieron ante la oscuridad de los reinos cristianos.

    Los fanatismos no son buenos, en ningún concepto de la vida. No fueron buenos los fanatismos religiosos de la cristiandad que llevaron a las cruzadas, haciendo una lectura fácil de lo sucedido, y no son ahora una buena opción contra los desmanes del capitalismo.

    En mi opinión, deberíamos pensar más a nivel global, que no a nivel de globalización, ser más tolerantes y abiertos con otras ideas, otras culturas.

Gracias, Teo.

Un placer.

(Entrevista publicada previamente en Mundiario)

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