Que los ungidos recogerán los cuerpos,
envidiarán cada muesca, cada nervadura en la piel,
los rastros de una vida. La luz alumbrará
vuestros torsos como sobre los escombros.
A lo lejos, las huellas, la soga,
a oscuras, aquellas nudosas higueras,
el rostro de cuero viejo, de otra vida, que reposará sin la luz
a nuestra vera, con el recuerdo
de los ensartados grillos en los espinos.
Fotografía | Fuente: Luis García Pérez |
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