Me has echado de menos estos días. No estabas en la puerta como otras veces para recibirme. Te has sentado en la mesa del padre y has sonreído con intención. Las agujas no se han movido. Todo lo que era violento ha amainado afuera. Los chicos recogen sus sillas y el libro de Verne se cierra para siempre. No mires mis manos; en efecto, alguien más las ha besado en el centro de Milán.
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