Renacen las magnolias. Ese haz de luz mortecina cae en picado. Los objetos se multiplican en los reflejos. Una incandescencia se aproxima al centro de nuestro equilibrio. Las palabras causan los árboles y las lianas. El aire pútrido inclina los plumajes. No eres otra cosa que esa figuración aparecida en un momento, en la pulsión de todo animal herido, en la estrategia de algunos artrópodos. No busques otro origen. Volverás a él, sin sentido de haber formado parte de este mundo.
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