No hemos comenzado en esta luz que asoma ahora a los ojos de los hijos. La verde hierba crece por encima de nuestras rodillas. Hemos esperado a la carreta, pero los caminos han sido borrados. Los viñedos son un espejismo y los errantes campesinos han entrado a escena tras los remolinos de polvo. Son estos caballos resignados que avanzan por la empinada planicie los que persisten, los que fracasan en mi afán de olvidar todo.
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