Te has recogido el pelo y te pareces a todas las madres que abandonan sus carricoches en la explanada. Por Tremens Harbour, los vagabundos son devorados por algunos cormoranes erectos y, en las sienes de algunas jóvenes fumadoras, crece hinojo y cáñamo. Te has recogido el pelo y has quemado tu libro de ciencias delante del televisor. Alguien quería venderte un viaje a una carnicería dos calles más abajo y al vientre del enorme pez que se tragó a Jonás, a Jonás, el cojo. No me mires más así cuando esté comiendo.
Perro vagabundo, de Daido Moriyama |
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