Si me matas lentamente, recuerda que la ropa sigue en la cuerda. Una vez que me dejes sobre las losas amarillas reticulares, lava la jaula del periquito y échale de comer al gato. No cocines esa pasta vegetal que compré porque estaba de oferta. Es intragable. Conocí a un hombre que se alimentó solamente de calamares durante tres semanas. Perdió nueve kilos. Conmigo, si me matas, se irán muchos secretos. Como que, en el fondo de esos paquetes de galletas Rimbón, encontré el dedo de un anciano. Besos.
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