miércoles, 6 de agosto de 2014

Calvin Harris ha contaminado todos los géneros

Mi artículo en Mundiario sobre la música electrónica.


   Música para baile de bodas. Música para festival de verano. Música para el aerobic. Música para terraza ibicenca. Las creaciones de Calvin Harris han conseguido el don de la ubicuidad y su distanciamiento del techno más purista ha hecho que sus temas híbridos popularicen cada vez más un tipo de música de baile que no se atiene a ningún genero en concreto.

   El acierto de este creador es que algunos temas de gran talento como Sweet Nothing o Let´s Go responden a una inteligente mezcla de pop-rock con un techno elemental y reiterativo que logra esa melodía pegadiza con la que puedes hacer footing o ponerte a dormir la siesta. No es fácil llegar a esa universalidad de estímulos, pero es cierto que, si bien ha conseguido un récord de ventas y descargas inusitado, su música carece de una personalidad genuina y marginal que identifica a otros autores poco conocidos, pero de un talento prodigioso, tanto en el mundo del dance como en el del hip-hop.

   Quizá, el problema no es Calvin Harris, sino todos aquellos discípulos que imitan el mismo molde de producción. Así, la diversidad de géneros y estilos se transforma en un lenguaje homogéneo donde todo lo que se crea, con tal de venderse, ha de pasar por ese tamiz de techno y dance edulcorado, afín a las dinámicas creativas de la New-Age o del chill-out, dejando atrás propuestas muy interesantes dentro de la música electrónica que se está bailando en Europa desde hace varios años. Sin duda, Shed y los precoces Scots Calum McLeod o Liam Robertson son una muestra.

   Música para el móvil. Música para anuncios. Música para el coche. Reconociendo la maestría de Harris para acercar la música electrónica a un público más diverso, me temo que la idea ha contaminado las diferencias de muchos géneros. Así que la propia Madonna, Lady Gaga o Ellie Goulding parecen cortadas con el mismo patrón en sus últimos trabajos. David Guetta no le va a la zaga. Como dice uno de mis alumnos, esta música vende, además, tópicos inspirados en el machismo y en el postureo, es decir, coches, mujeres y fiesta. Nada nuevo bajo el sol, pero su efectismo y su marketing están solapando otros talentos. Sin duda, aquí la Sony es la que manda.

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