Me llenas la boca de aceite y las bicicletas se detienen en el sendero. No mires atrás mientras cae la última gota. Esos salvajes niños quieren comernos vivos. Cuando acabes, arroja la lata al pozo y verás que, con las ondas, esas imágenes se esfumarán y podremos seguir haciendo el amor. Por favor, no me desates.
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