miércoles, 6 de agosto de 2014

Muertos vivientes, canibalismo y sexo

Mi reseña en Mundiario sobre el cómic Night of the living dead.


   Recuperando ese caldo de vísceras y sangre que supuso toda una saga de películas americanas de los ochenta, el director de cine George A. Romero nos presenta una atractiva colección de cómics titulada de Night of Living Dead, editados por Glénat. Esta serie de historias gráficas no solo rinde tributo a sus emblemáticas películas de muertos vivientes, sino también a esa preferencia por el canibalismo y la antropofagia que directores como Tob Hooper o Friz Kiersch convirtieron en una estética genuina que ha marcado a varias generaciones de adolescentes. Lo que es llamativo en estas historias es que la violencia de los conflictos entre los vivos destaca sobre ese escenario de sonámbulos carnívoros que carecen de conciencia a diferencia de campesinos, cazadores y jóvenes hippies que están animados por el rencor, la ira y la venganza.

   Por tanto, los guiones de John Russo y Mike Wolfer se caracterizan por esa dinámica atractiva que hemos comprobado en películas como La matanza de Texas o Desvío hacia el infierno donde encantadores jóvenes, entregados al sexo fácil, eran asesinados por una comunidad endogámica de seres monstruosos, cuya conducta alimenticia se había adaptado a la necrofagia. En este punto, debo citar esa fantástica película de John Boorman, Deliverance. Protagonizada por Burt Reynolds y John Voight, la cinta nos relata la persecución de cuatro ingenuos empresarios que han decidido hacer piragüismo en un remoto río al norte de Georgia. Los nativos locales, una comunidad familiar de asesinos en serie, no cesarán hasta darles caza. Por cierto, esta película de Boorman también ha influido en muchos guiones de Punisher y Nick Furia. Y nada de ese argumentario escapa a estos trabajos de John Russo y Mike Wolfer, pues el componente cinematográfico de estas paranoicos hostigamientos sigue siendo la gallina de los huevos de oro tanto para cómics como para las nuevas road movies de serie B que están saliendo.

   En el caso de estas novelas gráficas, se vuelve a esa disciplina argumentativa sin escatimar en alusiones al porno, a la violencia y a una perturbadora necesidad de exhibir esas conductas homicidas bajo el influjo de espacios desérticos o manglares inaccesibles. El dibujo figurativo de Thomas Aira es minucioso en la descripción de los despiadados crímenes y está dotado de un lenguaje nada sutil, en el que erotismo y lo gore se dan la mano para que el lector no quite ojo. Night of the living dead insiste en ese voyeurismo en el que se han recreado últimamente películas como Hostel, Saw o las nuevas versiones de Las colinas tienen ojos. La tesis es la misma: el asesinato se muestra como un ejercicio feroz, bestial y rotundo, sin dejar de ser terriblemente creativo. La convivencia es un ejercicio de promiscuidad entre amantes espléndidos, pero con un pasado turbador.

   Lo que sigue motivando estas experiencias narrativas es esa reflexión acerca de la condición humana. Detrás de lo anecdótico, del entretenimiento, se exhibe ese innegable sadismo sexual que subyace en algunos perfiles psicológicos, esa inclinación a matar por placer. El psicokiller, mucho más peligroso que el zombi, persiste en nuestro inconsciente colectivo como el lobo de Hobbes. Hombres vendrán que buenos harán a los zombis.

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