jueves, 9 de enero de 2014

Qué son las piedras

Fotografía de Luis García Pérez


No creo ya en las cosas que provienen de mis ojos.

Pero la luz nos unge, le dije.

Yo no soy la luz. Ni soy luz.
 

Su humeante voz se apagó 

cuando divisamos al enjuto hombre.

Gastadas manos temblaron. Contrajo los nudillos.

Nada que es humano

debería pertenecer a este mundo.

El ahorcado no nos reveló su rostro.



                    II


Vomito sobre los mismos lodos,

escapo a las alimañas que hieren los espinos.

Si volviera a habitar este baldío

sería ese búho untado por la ceniza

cada noche, heridas en los troncos de olivos

que no cauterizan.



                   III


No soy quien veis sobre la piedra.

Ellas, que circundan mi cadáver,

desconocen que acabo de emerger

del hediondo humus.

 

                    IV  


Su repercusión sobre la superficie

todavía persiste en el húmedo espacio:

bosques o lacerantes espinos esconden la quijada.


El hombre voluntarioso asestó el último golpe

y vibró el mamífero como en su primera exhalación

cuando sus ojos escrutaron la negritud de la sima.


No eran las informes materias, ni el efecto clarividente

de los opiáceos, sino excrecencias del recuerdo

que determinaron el sacrificio de quien tuvo por un hijo.



                   V


Eres un vencido,

la pisada es cada vez más profunda.

No quieres salvarte.

Te abriga la luz y meditas:

¿Por qué han muerto estos animales?

No hay nada tras estos signos

que, como un vino salino, viertes a la profundidad.

Las lianas te encuentran y la seca maleza

todavía humea. Eres un vencido que rescata

en sus ojos la rotunda devastación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu Opinión es Importante, Deja Tu Comentario: