No quieres indagar en la boca del horno. Los peces han sido devorados sobre las mesas. La espuma escapa de estas bocas inservibles. Durante un tiempo hemos amanecido para contar las navajas y luego la misma luz nos ha arrebatado del asfalto. Has querido entrar en la odiosa pubertad de esa muñeca vestida de cuero. Has lamido la punta de sus tacones y alguien finalmente te ha dejado arder.
Fotografía de Philip Lorca DiCorcia |
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