Llegó a mis manos la primera novela de Paz Castelló, con quien he hablado varias veces a través de las redes sociales sobre literatura y la manera de afrontar la composición de un texto. Extraviado entre novelas de amigos y clásicos imborrables, comencé a leer La muerte del 9 y puedo destacar especialmente que su estructura ágil y los motivos temáticos de su trama me entretuvieron durante unas horas, sugiriéndome que algo muy podrido se está cociendo en los clubes de fútbol, un pufo latente que parece ya inexcusable y difícil de ocultar cuando los prestamistas presionan.
La novela de Paz Castelló sigue el modelo tradicional de novela detectivesca, pero ambientada en un club de fútbol, el Real Triunfo, con el fin de revelar la podredumbre y las miserias de los trasfondos que persisten tras el espectáculo del deporte. Con notable sello autobiográfico por la verosimilitud que adquiere en determinados momentos el relato, la novedosa iniciativa de la autora es lo que depara el entretenimiento, pues el marco del fútbol, como motivo para reflejar las complejidades maquiavélicas de los personajes que ocupan cargos directivos, hace que La muerte del 9 se involucre valientemente en el análisis de las corruptelas y de los instintos que priman en esa clase de conductas.
Sobrecoge la actualidad de la narración por los últimos descalabros institucionales y económicos en clubes de Primera para darnos cuenta de que la novela de Paz, aunque no apure en matices literarios o poéticos, declara que estos clubes se han convertido en estructuras de poder y de una influencia envenenada. La narrativa de Paz se encauza en esa doble intención: una denuncia evidente de la decadencia institucional y moral de la Liga así como una novelización del asesinato y sus indagaciones a modo de novela negra.
Destacaría la acción de los personajes femeninos, a través de los cuales se evidencian el machismo y la homofobia que rodea la psiqué del corrupto. En algunos momentos, se descubre en el relato un trabajo de campo pormenorizado donde voz narrativa y autora coinciden, donde no hay posibilidad de distanciamiento porque el trasunto de la corrupción que conlleva el crimen de un jugador de fútbol, rezuma un realismo atroz y preocupante, si parte de lo dicho aquí, en esta novela, es cierto o se acerca a la realidad. Aunque Paz Castelló, en este primer trabajo, no adquiera un uso poético o intenso del lenguaje, creo que la novela se resuelve bien por esa secuenciación fluida, sin digresiones, tratando con madurez y resabio crítico un escenario donde la autodestrucción del ser humano queda patente.
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