Retienes algo que no es la luz en tus ojos. Acampamos finalmente en esta vera despoblada. Arrulla la hierba. Me has dado una mano en la que no puedo leer: "Si la vida es el cansancio de Dios". En tu vientre hay un nido, lo sé, y otro estigma. Hemos naufragado y la niebla es otra deriva. Las maderas flotan en las aguas. Los hambrientos cachorros se acercan. Me quitas la mano y me tapo los oídos. No quiero escucharlo. No, no quiero.
Fotografía de Daido Moriyama |
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