domingo, 31 de enero de 2016

El PSOE aún no se ha enterado de lo que significa la Religión en este país


  Pedro Sánchez hereda de ZP el peor de los males; las ideas no cambian el mundo a estas alturas. De nuevo,la falta de imaginación de los partidos vuelve a centrar el tema educativo en la asignatura de Religión. Mientras el fracaso escolar es escandaloso en este país, mientras el índice de absentismo es uno de los mayores de Europa, mientras los docentes no sabemos qué hacer con los repetidores de Segundo de ESO, al PSOE se le ocurre plantear nuevamente la eliminación de la asignatura de Religión como aspecto reformador de su política educativa.

  Su carencia intelectual está en sintonía con una falta de realismo al no conocer los verdaderos problemas de las aulas,dejándose embaucar por ese recelo marxista de que el catecismo es el origen de todos los males.

  Pedro Sánchez como ZP confunde a Torquemada y a Calvino con el hecho religioso, con el hecho cultural de lo religioso concretamente, y eso le hará perder muchos votos. En España, la sociedad es religiosa en sus costumbres, en sus fiestas, en su idioma, en su gesticulación, hasta en los bares. El agnosticismo o el ateísmo no se libran de los rasgos culturales de una Europa teocéntrica, cuyo concepto del sacrificio, del compromiso y de la austeridad se asientan en el saulismo y en los gremios que crecieron en torno a una catedral. El catolicismo gobierna nuestras leyes, nuestra gastronomía y nuestras convicciones morales.

  El catolicismo es nuestra mayor atracción turística y los alumnos deben conocer la evolución histórica del cristianismo y aprender los mitos que constituyen tantas religiones en el mundo. Por mucha propuesta abolicionista, llevamos a Santa Teresa y a San Francisco en las venas y alumbramos a la Virgen, y nos cagamos en lo más sagrado cuando estamos enfurruñados con el prójimo. La Religión no es una asignatura que termina en la escuela, como pensaba ZP, sino que rige nuestras celebraciones, nuestras fiestas patrimoniales, nuestra literatura, nuestra economía y nuestra visión progresista o conservadora de Occidente.

  Otra cosa es que lo que se enseña en los centros sea lo mejor para los alumnos, otra cosa es que la asignatura de Religión se haya convertido en la prédica de una moralina más cercana al discurso de vendedores de crecepelo que al rigor histórico, artístico y cultural que el cristianismo representa en Europa. Querer negar que la religión está en la propia concepción de las mayores crisis del pensamiento que contribuyeron al progreso es no saber nada.

  Un partido no puede presumir de ateísmo, porque es presumir de analfabeto.

  Un partido no puede declarar que su prioridad en la Educación es eliminar la religión de los centros cuando los problemas sociales que existen en nuestras aulas son irreconducibles.

  Pedro, qué hago con los repetidores de Segundo de ESO. Pedro, qué hago con los alumnos que se fugan. Pedro, qué hago con los chavales que aún no saben escribir correctamente después de sexto de Primaria. Dime, Pedro. Estoy yo, como profesor, para preocuparme de frailes y monjas. Con cuarenta alumnos en Segundo de Bachillerato. Por Dios bendito, Pedro. Que llevas en tu nombre las llaves del Reino.

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