Mahler frente al idolatrado Bruckner

Conversaciones con la actriz Sasha Grey

La actriz y modelo Sasha Grey.

   No te gusta que escriba sobre ese tatuaje que el Joven Cero ejecutó sobre tu espalda. El reloj de arena es un espejismo, uno más, entre otros muchos, que se agitan brevemente dentro de los hielos. No estás desnuda, pero es como si lo estuvieras, Sasha. No soportas la técnica rigurosa de la Quinta Sinfonía de Mahler, preferes la naturaleza espontánea y envolvente de la música de Bruckner y esa sensación adictiva te excita demasiado.

   Te doy la razón y tu rostro ovalado se cubre de sombras y nos miramos con rencor. En los barrios, todo sucede demasiado rápido. De hecho, acaban de cerrar la tienda de productos naturales donde compras las infusiones frías. Y, sin embargo, los asteroides siguen colisionando contra los satélites, pues el té verde no afecta a la expansión del cosmos. Me comentas al salir de la ducha que hace mucho que no observas el movimiento de los fresnos. Pronto haremos un viaje a Las Malvinas y los escenarios serán crudos y distantes como merece esa pupila con la que abarcas cada objeto pendular.

   Volviendo al asunto de la música. Tienes miedo a que la Novena de Bruckner deje de apasionarte y el desencanto colme finalmente tu vida. En ese punto, el suicidio será una oferta demasiado generosa. Yo te acompañaré con la Quinta de Mahler en mi cabeza, si decides probar el cianuro, buscando, más allá del sexo, ese halo trágico que nos reúne en este apartamento todos los martes.

   No quedan buitres leonados al otro lado del espejo. El efecto del Orfidal llega a su fin. Todo lo que admiro se reduce a tu breve boca y, aunque los geranios se han secado, respiro la brisa marina como si respirase en el interior de tu vientre. Soy el alien y la partida de póker por acabar, porque el mundo gira sin nosotros, Sasha, y las pelis porno dejaron de ser caras.