Los recorridos se acaban. Hemos devorado las sombras que nos perseguían. Ahora nos queda tan sólo dormir en el bosque. No dejes que esas manos que recuerdas te devuelvan a la vida. No hay regreso, sino el pálpito de que hubo alguna cosa, el viento, las briznas, la casa, un movimiento que nos hizo felices.
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