Has ligado tus manos con la esencia de la harina. Las tótolas en la jaula reclaman tu atención. No anochece en las orillas de este lago. Los niños juegan felices bajo el tilo que mandó plantar el abuelo de tu abuelo. Los padres enfermos esperan en la mesa a que acabes tu trabajo en la cocina, a que alimentes finalmente su sed de vida con esa impropia mirada de animal sonámbulo.
Obra de Samuel Araya. |
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