Yo leía a Sábato en el tren de cercanías a Alicante y me sobrecogía que la mujer de sombrero rojo me mirase fijamente. Lograba una corriente de aire caliente inundar el interior del vagón y la figura se acercó más de una vez a conversar conmigo. Entre las muchas cosas fugaces que comentaba la señora estaba que una vez merendó con un familiar ciego que coleccionaba cabezas de muñecas en una caja de zapatos.Yo leía a Sábato en un tren de cercanías y la señora, en ocasiones, un informe sobre enfermedades de córneas y deficiencias en la percepción del color.
Ernesto Sábato |
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