De alguna manera, los recuerdos no son el mejor de los aprendizajes. La infancia de Coetzee es un camino por entre las piedras que termina en el talud. La infancia de Coetzee es mi infancia, sus palabras sobre los padres que caían rendidos sobre el jergón y el ave que, lejos de la injerencia que cada palabra transmite, era invención sobre el papel, imaginaria, sombra de otra sombra del futuro.
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