Mis manos descartan la sombra del cuerpo y el barro. No hemos nacido para desaparecer de esta manera. Los ojos que confian demasiado en las apariencias no pertenecen al mundo de los victoriosos. Todo fue hermoso alguna vez, un juego del niño que trastea por el patio. No preguntes por el lugar, ni por ese tiempo de granadas rojas. Mis manos descartan la sombra de cualquier cuerpo que recuerde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu Opinión es Importante, Deja Tu Comentario: