Desde que leí la inconmensurable Tenemos que hablar de Kevin, la escritura de Lionel Shriver sigue estando ahí, conmigo, en mi forma de ser y de ver el mundo. Hoy quisiera que estas palabras de su obra El mundo después del cumpleaños formaran parte de las memorias de este blog:
"Sin duda fue un alivio que su arrebato de pasión prohibida no regresara. Debía sentirse agradecida por desearle a Ramsey poco más que vagos buenos deseos por su actuación. El hecho de que fuese un hombre atractivo había sido restituido a un plano abstracto y ya no representaba un peligro. Con todo, aunque aliviada, la atormentaba una misteriosa sensación de pérdida. Por lo general lamentamos que un deseo quede sin gratificación".
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