Has devorado el corazón y el resto de las entrañas. Se ha hecho tarde en este despacho de una calle sin medicinas. Lo que la lengua provoca en mí es la analogía y la música. No temas que te acaricie. Soy el piélago y el albatros que analizas en tu diafragma extirpado. No sé qué más decirte para qué vuelvas.
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