Fotografía de Pati Gagarin |
Los payasos devoran la carroña y cumplen años bajo los saledizos de algunos estuarios. En los prostíbulos, cerdos y mendigos brindan con soma y las escaleras se precipitan al vacío. No soy Dalí, soy el octavo pasajero. La carcoma termina con el bosque sobre el que escribí en tu piel. Los animales de plumas luchan contra la oscuridad y mueren los oficinistas por aburrimiento. Esta ciudad no es tuya. El cetro que nos gobierna pertenece al Rey pingüino. Odias ese cargo, odias a ese hombre. Los hielos se funden y las focas del zoo mueren por el calor que desprende el mármol. No queda tiempo. No tienes tiempo. Luchas y caes, y las señoritas de algunas agencias borran tu nombre de sus listas.
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