Mi reseña en Mundiario sobre el film The Girlfriend Experience.
Sin ser la mejor película de Soderbergh, el lenguaje cinematográfico del director no renuncia a sus propiedades habituales como es esa narración fragmentada que involucra al espectador en la lectura del argumento y en sus diversas interpretaciones. El énfasis del cromatismo en los espacios y la deleitación en la descripción de atmósferas limpias y nítidas se hilvanan perfectamente para introducir a Chelsea, una escort de lujo, cuya vida profesional y sentimental es narrada a través de breves secuencias de una gran intensidad descriptiva, especialmente por esa sobriedad y esa enigmática psicología con las que Sasha Grey dota a su personaje.
Aunque a la película le falta mayor desarrollo narrativo porque el personaje de Chelsea permite muchas más posibilidades, Soderbergh apuesta por esa capacidad de síntesis para mostrarnos los vicios y obsesiones de una élite financiera que persigue sus fantasías sexuales en un contexto de crisis económica apocalíptico. Parece que el dinero justifica todo tanto para Chelsea como para sus clientes. La infelicidad y la amputación de futuros ilusionantes conducen al personaje de Sasha Grey y a sus amantes a un callejón sin salida, pues la frustración personal y la carencia de sentimientos convierten la identidad en rostros difuminados y en mentes zombis, inmunes a la reflexión y a la empatía. Una película de 2009 muy recomendable para este verano.
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