En las aulas se escucha de todo. Y la música y los vídeo-clips son recursos que, en algunas asignaturas como Lengua, ayudan al alumno a mejorar sus destrezas expresivas. El rap es el pretexto y el pre-texto para leer y escribir. Últimamente, fanáticos del rap me han dado la oportunidad de conocer el trabajo de algunos artistas del género como es el caso del venezolano Canserbero o la pareja de Ajax y Prok.
A mí siempre me encandilaron siempre los Beastie Boys y Tricky porque dignificaron un género que tenía una gran fuerza emocional, pero,desde mi punto de vista, demasiadas limitaciones estructurales. El hecho de escuchar ahora al desaparecido Canserbero o a Ajax y Prok me permite romper con un prejuicio que había asimilado como un dogma: el rap tiene sus límites. Ahora pienso que se puede hacer más sin ser necesariamente JAY-Z.
Estos artistas que escuchan mis alumnos enrarecen la voz, acuñan rimas con fuerzas y, sin renunciar a los manidos tópicos de la corrupción del sistema, desprenden un tono existencialista en sus canciones, un ansia de caer en picado para resurgir de las cenizas. No les faltan referencias culturales en sus letras y esa virtud me permite seguir creyendo en las posibilidades del género. Stromae también está apostando fuerte, pero, para el artista belga, el rap no es la finalidad, sino un recurso más para personalizar su estilo.
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