La mayor parte de los que nos hemos acercado a autores como Georg Trakl o Paul Celan lo hemos hecho a través de los traductores. Me gustaría destacar brevemente el trabajo ímprobo de José Luis Reina Palazón al enfrentarse a la complejidad poética de Celan.
En 1999, la editorial Trotta publica las obras completas del autor alemán y, de repente, asistimos a una poesía que busca sublimar el dolor y los estragos de la opresión del nazismo a través de un lenguaje impresionista, lleno de juegos de lenguaje, frases y sintagmas truncados, un cromatismo mironiano que tiene su propio código, una simbología identificable por ser genuina e inimitable. La traducción de Reina Palazón mantiene la intención con ese aire semántico de ruptura y transgresión, de violencia intrínseca a una martirizada biografía que acaba en el suicidio de Paul Celan. Me apetecía recuperar estas notas que, hace unos años, escribí en los márgenes de unas traducciones barrocas en las que se aprecia, sin embargo, el amargo trago de resistir cada día en el mundo.
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