El desnudo es flamante y los camaleones que odian a Brahms vagan por el descansillo. Ahora que las trompetas han cesado afuera y Jericó sigue en pie, saldré a comprarte ese sostén que me pediste porque alguien lo cosió durante años cuando los pretendientes devoraban a los hijos de Polibia. Herviremos cangrejos y brindaremos con Pepsi, hija de los vientos.
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