Por las quietas aguas donde deambulo, la claridad es el motivo de todos
los engaños. Nada es recordable, salvo si se escribe. El incendio lucha
en el interior de la calma. Los que montamos en autobús soñamos de otra
manera al mirar por la ventana. Soñando un vestido azul en la novela Viento rojo,
de Raymond Chandler mientras las olas no existen al abrigo de nada
explorable. La lucha verdadera, el encontronazo siempre inédito contra
todo lo que perdimos antes de nacer. Respirar porque leo un fragmento de
Luis Mateo Díez: "Al fin es la fotografía el auténtico compromiso
creativo en la vida de Sonia, y a la que dedica el mayor tiempo o, al
menos, el tiempo de más decidida voluntad, un trabajo intenso y la
notable indignación que apoya y justifica ese trabajo". Siendo la
erosión de las piedras blancas antes de desaparecer. Yo seré el eco de
esas pinturas del mundo.
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