Quién ha luchado contra esa sombra de halcón que alcanza tu cuerpo a punto de extinguirse. Las agujas no pertenecen a esas piernas. Pero extrañas el dolor y el líquido ácido, y la prosa azul de Proust, y la serpiente que impedide amamantar a las obreras bajos los umbrales de ceniza. Las higueras soportan los incendios y tu mirada se clava más allá de la pantalla, donde se cruzan las manos manchadas y los efluvios nos idiotizan. Te has tatuado una mantis en la espalda y yo he cobrado miedo.
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