La serenidad del perdedor, la frustración del intelectual que comprueba que todo desaparece inexorablemente por muchos nombres que le pongas. Nada queda en pie. Ni siquiera el arte de crear, ni siquiera el recuerdo más increíble. Una novela de Trueba, sostenida en el pesimismo y en la nostalgia de madurar en una sociedad mutilada por las convenciones.
Cajas, mudanzas, amores imposibles, letras de canciones, un beso, y dos, y Europa, retazos verosímiles de una juventud que miente más que habla. Blitz, sencillamente. He aquí unas líneas: "Fue Helga quien arrancó la ropa de cama y corrió a meterse bajo las sábanas, con esa timidez que acaso regresa con la edad, al igual que la senilidad trae la deshinbición de los niños". (pág. 65)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu Opinión es Importante, Deja Tu Comentario: