Los peces mueren tras las cortinas. El incienso no es intravenoso, pero las enfermeras apuestan por la adicción de los juguetes de cuerda. Yo tengo un Playmobil sin cabeza y un retrato en blanco y negro de aquella prima de Monóvar que amaba la sombra de Joyce. Olvido y lamento. Las camillas son minúsculos lupanares donde los cuerpos se vencen. Dad gracias por esta oración. Siempre mueren los peces tras las cortinas.
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