El mantra de versos que se repiten y de palabras que enfatizan ese sentimiento de apego a la vida no oculta lo que también supone la existencia, de fatalidad y de cruel enfrentamiento a la dura ley que nos iguala a todos. La muerte está presente en esa danza como símbolo de un lenguaje universal, identificable y revelador.
Publicado por Pandora Lobo Estepario Productions (chicago), Mantras para bailar sorprende por esa obsesiva inclinación a buscar en el baile una forma de evadirse de la realidad o de pertenecer a ella con la idea de que no somos más que parte de un todo, de una sinfonía de acciones, de estímulos y percances que se involucran dentro de la evolución hipnótica y sin sentido del propio Universo: "Solo se baila animal./ Solo los animales bailan porque el baile es el previo al lenguaje. / Bailar es bestial, / es volverse ( volver a ser) bestias").
Arraiga en sus textos una necesidad por llegar a la esencia de las cosas, sin apenas retórica u ornamento, como si Hernando buscase en la sustancia, en los referentes del recuerdo y del presente, esa forma de estar en el mundo, reivindicando esa virtud dionisiaca que se aloja en el propio reconocimiento de los instintos. Esto último no significa, sin embargo, olvidar que los malos presagios, la enfermedad y la muerte también nos hacen humanos en su propia mismidad, sin tener que renunciar a la naturaleza en su vastedad, al baile de la tribu: “He rebuscado en mis bolsillos y he encontrado todas las notas de mi padre”.
El poemario persigue esa voluntad chamánica de recuperar la capacidad oral como forma de evocar el mundo y de comunicarse con el otro lado, con la otra orilla, con ese espacio indeterminado, oculto, secreto y revelador, al que la poesía, como la oración, solo conduce.
Enhorabuena, Álvaro.
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